James Ellroy: "Vendo demasiado para ser un autor de culto"
- El novelista charla con RTVE.es por su nueva novela, Perfidia
- Es la primera de una tetralogía que funciona como precuela de Cuarteto de Los Ángeles
- "La vida está hecha de corrupción, crímenes y violencia", afirma
- Dice que no escribe novela negra y que su "prestigio" aumentará con el tiempo
Ataviado con una de sus características camisas hawaianas, pese al lluvioso día en Madrid, James Ellroy (1948) se presenta con una sonrisa y estrecha la mano con la firmeza con la que se espera que lo haría Dudley Smith o cualquiera de los policías duros, violentos y corruptos que pueblan sus novelas. El autor de L.A. Confidencial (1990) visita estos días España para presentar su última novela, Perfidia (Random House, 784 páginas, 24,90€), la primera de tetralogía que compondrá la precuela de su Cuarteto de Los Ángeles (La dalia negra, 1987; El gran desierto, 1988; L.A. Confidential; Jazz blanco, 1992).
La trama transcurre entre el 6 y el 29 de diciembre de 1941 y se centra en el ataque de Pearl Harbor y sus días posteriores y en el trato que se dispensó a los japoneses que vivían entonces en Los Ángeles cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial -el cuarteto abarcará todo el conflicto bélico, hasta agosto de 1945-. El crimen organizado, la corrupción policial, la violencia, el racismo, el sexo, la traición tan característicos del mundo de Ellroy y personajes extraídos del Cuarteto de Los Ángeles -que transcurre entre 1946 y 1958- y su Trilogía Americana -de 1958 a 1972- desbordan las casi 800 páginas de Perfidia, su libro "más alucinante y sorprendente", asegura el autor estadounidense a RTVE.es.
"Es una oportunidad para profundizar en mis siete novelas anteriores y, además, no hay ningún acontecimiento en los anales de la Historia de la humanidad tan importante como la Segunda Guerra Mundial", cuenta el escritor de 67 años sobre los motivos que le han llevado a embarcarse en esta precuela, que abarcará 31 años de la historia estadounidense, e iniciarla en ese época.
La "forma caótica" en que EE.UU. ejecutó los arrestos de japoneses durante el primer mes posterior al ataque de Pearl Harbor para confinarlos en campos de internamiento fue el punto que le permitió extrapolar la historia real a la ficción, explica Ellroy, quien reconoce que el trato que se le dio entonces a la comunidad japonesa fue "injusto", aunque cree que "se puede entender" por qué ocurrió.
"Un trabajo colosal"
Perfidia, explica, toma el título del bolero del mexicano Alberto Domínguez -a cuyos sones bailan Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en Casablanca-, porque es "una canción muy bonita de un corazón roto, que refleja la vida interior de mis cuatro protagonistas, todos enamorados de más de una persona al mismo tiempo y que han sido engañados y a la vez engañan". Además es ese título en español el que se ha impuesto en todos los idiomas a los que se ha traducido la obra.
En opinión del angelino, su última novela será también, una vez concluido el cuarteto, el "mejor punto" por donde empezar este "arco histórico" que quiere recrear, y que reconoce que es su "reto" actual. "Será un trabajo masivo, gigantesco, colosal, continuo, con una gran cantidad de detalles, sin interrupciones... Y en el proceso habré reescrito la historia social de L.A., mi ciudad natal, y de mi país", asegura el autor, que ha empleado dos años y medio en preparar y escribir este volumen, cuyo simple boceto cuenta con 700 páginas.
Junto a sus personajes de ficción, como el sargento Dudley Smith, los agentes Lee Branchard o Scotty Bennet o el japonés Hideo Ahsida, el maestro de la novela noir introduce a personajes reales como Bertolt Brecht, Serguéi Rachmaninoff, J.F. Kennedy, Clark Gable o Bette Davis. El requisito para que formen parte de su ficción: "que encajen en mis intenciones". "A mí Bette Davis no me gusta. Como mujer bella prefiero a Joan Cradwford, pero Joan no es tan grande como artista como Bette Davis, que además es el tipo de mujer desagradable que puede gustarle a Dudley".
De estos personajes reales presentes en sus novelas, el que más le ha "inspirado" es William H. Parker -que se convirtió en jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles en 1950-, revela Ellroy, que lo define como "el policía más grande del siglo XX". De los ficticios, no duda en definir como su "mejor creación literaria" a Kay Lake -narradora en primera persona de parte de la historia en Perfidia a través de su diario-: "Su valor, su capacidad narrativa, su sentido del humor, esa alegría de vivir... roba todas las escenas en las que aparece con gran aplomo", glosa sus atributos.
"La vida está hecha de crímenes y violencia"
Ellroy no contesta a preguntas sobre política actual, y tampoco le gusta demasiado hablar sobre cómo han influido en su literatura el asesinato de su madre cuando él tenía 10 años -un caso sin resolver- o su juventud de alcohol, drogas y delincuencia menor. Escribe de corrupción, crímenes o violencia porque "son las cosas de las que está hecha la vida", pero defiende que sus libros también están repletos de "amor, devoción, fervor patriótico, abnegación y humor".
Asegura que el detalle con el cuenta sus crímenes sale de su "imaginación" y cree que ha ido "mejorando" con el tiempo y la práctica, pues esta le ha permitido "discernir claramente qué es lo que se va a creer el lector y qué no".
Este arte le ha valido el apodo del "el perro demoniaco de la literatura policiaca de EE.UU.", con el que se siente "totalmente identificado". "Me encantan los perros y me gusta divertirme", afirma el escritor con una amplia sonrisa, a la vez que revela que su editor en España le ha contado que un amigo suyo tiene un pit bull "muy agresivo" al que ha llamado "Ellroy", y eso le ha "encantado".
Y, pese a ser considerado un autor de culto, él niega la mayor: "Vendo demasiado para ser un autor de culto". Tampoco cree que exista un "secreto" para convertirse en súperventas: "Hay escritores a los que les ocurre y otros a los que no".
Confiesa sin pudor no haber leído a clásicos como Cervantes, Tolstói o Balzac. Sus lecturas preferidas son también las novelas policiacas, aunque desde hace años solo lee novela histórica, especialmente Thomas Mallon.
Y no le suelen gustar las adaptaciones cinematográficas de sus libros, salvo la de L.A. Confindential, aunque sigue vendiendo los derechos porque "es estupendo que te paguen por no hacer nada". "Cuando salió la pésima película de La dalia negra (2006, dirigida por Brian de Palma), se vendieron más libros en siete semanas que los que se había vendido de L.A. Confidential en 17 años".
"Mi prestigio aumentará con el tiempo"
Su día a día de trabajo empieza muy temprano por la mañana. Se pone a escribir, siempre a mano -no tiene ordenador, ni tampoco teléfono móvil-, y no pasa a la siguiente frase "hasta que la anterior esté perfecta". Y reescribe "en gran medida": "Tengo el texto en grandes bloques y lo leo una y otra vez porque tiene que quedar perfecto".
Pero cuando escribe no piensa "en asbsoluto" en los lectores. Es más, les exige: "Yo escribo para alguien con una gran capacidad de discernimiento, que le guste leer de forma obsesiva y compulsiva y que sea capaz de concentrarse porque para entender mis libros y mis textos voluminosos y complejos hace falta todo eso".
Dice que la vida le ha enseñado "amabilidad, a creer en dios, estar alerta y agudeza". Y ¿cuál cree que es su posición en la literatura?: "No soy escritor de novela negra. La gente me puede llamar lo que quiera, pero yo ni leo entrevistas ni críticas y creo que con el tiempo mi prestigio y mi reputación aumentarán".