La estrategia singular de los pulpos para arrastrarse en cualquier dirección
- La coordinación de los ocho brazos no solo depende del cerebro
- Los brazos son independientes respecto a la orientación del cuerpo
- Influyen propiedades morfológicas y físicas, lo que supone un movimiento único
Los pulpos, cefalópodos de ocho brazos, utilizan estrategias únicas para controlar el movimiento de sus brazos. Así se desprende de un estudio de la Universidad Hebrea de Jerusalén publicado esta semana en la revista Current Biology.
Estos animales, que cuentan con un sofisticado cerebro en un cuerpo blando, tienen ocho brazos simétricos dispuestos radialmente alrededor del cuerpo que son muy flexibles.
Los investigadores han hecho ahora un análisis cinemático detallado de cómo el pulpo coordina sus movimientos a la hora de arrastrarse, explica en una nota Cell Press.
"Los pulpos utilizan estrategias de locomoción únicas que son diferentes de las que se encuentran en otros animales", ha comentado Benjamin Hochner, investigador de la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien apunta a una "extraña" evolución morfológica que ha permitido que el animal tenga un control eficiente de sus movimientos en ausencia de un esqueleto rígido.
En estudios anteriores sobre el comportamiento del pulpo, el mismo equipo analizó diversos movimientos de los brazos del animal, como alcanzar un objetivo directo o el gesto de llevarse comida a la boca, explica Hochner.
La nuevo investigación aborda una cuestión más amplia: cómo logran coordinar los pulpos sus ocho brazos, largos y flexibles, durante la locomoción.
El pulpo en acción
Tras observar vídeos de pulpos en movimiento, los investigadores descubrieron que, a pesar de tener una simetría bilateral, el animal puede arrastrarse en cualquier dirección de forma independiente respecto a la orientación de su cuerpo. El movimiento, además, no tiene -aparentemente- patrones rítmicos en la coordinación de las extremidades.
El equipo demuestra que esta forma de maniobrar tan poco común se deriva de la simetría radial de los brazos que rodean el cuerpo del pulpo y de un mecanismo sencillo por el cual los brazos crean un impulso para arrastrarse.
Estas características crean un mecanismo por el que se elige en cada momento qué brazos se mueven en una dirección de forma instantánea. Este tipo de coordinación del movimiento aúna propiedades físicas y morfológicas, y no responde únicamente al control que ejerce el cerebro.
El siguiente paso para Levy y Hochner es descubrir los circuitos neuronales implicados en el movimiento coordinado de los pulpos.
Así ha evolucionado el pulpo
Los autores del estudio señalan que los pulpos evolucionaron probablemente a partir de animales más parecidos a las almejas, con una concha protectora y sin apenas moverse.
"Durante la evolución, los pulpos perdieron sus pesadas conchas protectoras y se convirtió en un animal con más maniobrabilidad, pero también más vulnerable", afirma el coautor del estudio, Guy Levy.
“El pulpo tiene buena visión, un cerebro desarrollado y capacidad de camuflarse“
"Sus capacidades de locomoción evolucionaron para ser mucho más rápidos que los moluscos típicos, probablemente para compensar la ausencia de concha", ha aclarado. En este sentido, desarrollaron unos brazos tan largos y delgados que obtuvieron una flexibilidad extraordinaria.
Los pulpos se han convertido en cefalópodos con mucho éxito a la hora de cazar debido a que adquirieron una excelente visión, un cerebro altamente desarrollado y una gran capacidad de camuflarse cambiando de color.