El Día de la Tierra culminará con una lluvia de estrellas Líridas
- Los meteoros caerán entre la medianoche y el amanecer del jueves
- Desde España la luna no dificultará la visibilidad, pero se anuncian nubes
- Las Líridas, procedentes del cometa Thatcher, son una lluvia suave de partículas
El final del Día de la Tierra, que se celebra el 22 de abril, va a coincidir con la lluvia de meteoros Líridas. Se trata de una entrada de partículas procedentes del cometa Thatcher que tiene lugar cada año y que alcanzará su máximo en la madrugada de este jueves, justo después de medianoche.
Desde España, la luna, que se encuentra en cuarto creciente (al 12,7%), no dificultará la visibilidad de los brillantes meteoros, aunque la Agencia Estatal de Meteorología anuncia que todo el país estará nublado.
El mejor momento para observar la lluvia será entre las 23.00 horas del 22 de abril y el amanecer del 23, en cualquier huso horario en el hemisferio norte.
Para la observación se aconseja abrigarse y tumbarse en una silla reclinable o sobre una manta en el suelo para poder mirar mejor hacia arriba. Los meteoros pueden aparecer en cualquier parte del cielo, aunque sus rastros tenderán a apuntar hacia la constelación Lira, de la que obtienen su nombre.
Las horas previas al amanecer son las mejores para observar porque es entonces cuando Lira está más alta en el cielo. En todo caso, se recomienda situarse lejos de las luces de la ciudad y ubicarse en el lugar más oscuro posible.
Las Líridas, una lluvia 'suave'
Los meteoros, que son grumos de polvo del cometa, atravesarán la atmósfera terrestre a 49 kilómetros por segundo (aproximadamente 177.028 kilómetros por hora), según ha informado la NASA.
Aunque las Líridas son una lluvia "relativamente suave", son casi tan brillantes como las estrellas de la Osa Mayor. En gran parte de las ocasiones que tienen lugar, hay entre diez y 20 meteoros por hora.
Sin embargo, cuando la Tierra se desliza a través de una masa de partículas inusualmente densa procedente del cometa Thatcher, el número se incrementa, lo cual resulta en un estallido de meteoros.
Así ocurrió, por ejemplo, en 1982, cuando cayeron unas 90 Líridas por hora; o en 1803, cuando un periodista en Richmond (EE. UU.), documentó un impresionante estallido.
“Se observaron estrellas fugaces el miércoles por la mañana en Richmond y sus alrededores, lo cual alarmó a muchos y dejó atónitos a todos los que las observaron. De la una a las tres de la mañana, esos meteoros brillantes parecieron caer desde todas partes del cielo, en cantidades tales que se asemejaron a una lluvia de cohetes en el cielo”.