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La Eurocámara limita el uso de biocombustibles elaborados con cultivos alimentarios

  • No podrán superar el 7% del consumo energético en el transporte en 2020
  • Se busca el fomento de los elaborados a partir de hierba o de residuos

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Vista general de los europarlamentarios mientras votan durante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo
Vista general de los europarlamentarios mientras votan durante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo.

El pleno del Parlamento Europeo (PE) ha dado luz verde a limitar a partir de 2017 el uso de biocombustibles tradicionales procedentes de cultivos como el maíz, el trigo, la remolacha o la colza.

La actual legislación europea exige a los países garantizar que la energía renovable sume al menos un 10% del consumo energético en el transporte en 2020 y las nuevas normas establecen que los biocombustibles tradicionales no puedan suponer más de un 7%, dos puntos por encima de lo propuesto originalmente por Bruselas.

Los Estados miembros tendrán, no obstante, la opción de establecer un umbral más bajo si lo consideran necesario. La idea es impedir que ese 10% se cubra en su práctica totalidad con biocombustibles tradicionales, por el impacto que pueden tener sobre el aumento del precio de los alimentos al competir con estos a la hora de utilizar las tierras para su cultivo.

Respecto a los biocombustibles más avanzados, que no parten de alimentos sino de plantas con celulosa como la hierba o de residuos, las nuevas normas piden a los Estados miembros que asuman objetivos nacionales de promoción de los mismos, aunque no es una exigencia obligatoria.

Podrán optar por marcarse el objetivo voluntario de que un 0,5% de energía renovable usada en el transporte en 2020 proceda de estos biocombustibles y que su uso cuente doble.

Además, la Comisión Europea y los productores de combustible informarán cada año del aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que la producción de biocombustibles causa de manera indirecta.

El Partido Popular Europeo (PPE) ha mostrado su satisfacción con la reforma, ya que marca "un objetivo claro para los biocombustibles de nueva generación, sin restricciones injustificables en los biocombustibles clásicos", ha dicho el diputado Peter Liese.

En cambio, los socialistas, los liberales, la izquierda y los verdes han lamentado las deficiencias de la nueva normativa. "Ha sido una negociación muy dura con los Estados miembros, que han sido muy influenciados por los lobbies", ha dicho el eurodiputado socialista Seb Dance.