Enlaces accesibilidad
Entrevista a un exsoldado israelí

"Teníamos permiso para disparar a todo el que quisiéramos y siempre que quisiéramos"

  • Breaking the Silence presenta su investigación sobre la última ofensiva en Gaza
  • La ONG ha entrevista a más de 60 soldados y oficiales que participaron en ella
  • Confiesan que las matanzas en Gaza contra fueron indiscriminadas
  • TVE es la primera televisión extranjera en contar con el testimonio de uno de ellos

Por
Un exsoldado israelí confiesa que las matanzas en Gaza fueron indiscriminadas

La sede de Breaking the Silence, Rompiendo el Silencio, en una callejuela de Tel Aviv, ni siquiera tiene un cartel en la entrada del edificio. Hay quienes consideran a los soldados y exreclutas de esta ONG israelí traidores a la patria y ya ha habido más de un ataque a sedes de organizaciones pacifistas por parte de israelíes radicales.

Nos recibe Yehuda Shaul, uno de sus cofundadores, que decidió romper el silencio para denunciar lo que él considera "abusos de la ocupación israelí". Él estuvo al mando de una unidad en Hebrón, durante los años más duros de la Segunda Intifada, y es de los que creen que los israelíes sólo podrán vivir en paz cuando pongan fin a la ocupación de los Territorios Palestinos.

Pero esta vez no nos narra su experiencia: nos adelanta la última investigación de su ONG sobre la operación Margen Protector que el Ejército israelí llevó a cabo en la Franja de Gaza el verano pasado. Breaking the Silence ha entrevistado a más de 60 soldados y oficiales que participaron en la ofensiva militar (ver documento en inglés). Uno de ellos ha accedido a hablar con TVE.

Buscamos un lugar apropiado para la entrevista. Hay una norma inquebrantable: preservar el anonimato del entrevistado. Si lo reconocen, podría ir a la cárcel. Colocamos las luces y la cámara para que no se le pueda identificar; luego distorsionaremos su voz.

Cuando el joven israelí llega, le agradezco su valentía y su confianza. Somos la primera televisión extranjera con la que rompe el silencio. Bromeamos con el hecho de que sus rizos no delaten su identidad en la silueta de su imagen ante la cámara.

La experiencia de Moshé

Lo llamaremos Moshé, un nombre ficticio. Durante los 50 días que duró la operación Margen Protector, estuvo destinado al área de Deir el Balah, en el centro de la Franja de Gaza. Era artillero: su función era la de disparar proyectiles al enemigo desde un tanque.

Moshé ya no sirve en el Ejército. Después de la operación, se fue un mes y medio a la India para intentar liberar su conciencia de lo que él llama una "inmoralidad": lo que vio e hizo durante la invasión a la Franja palestina. Pero sólo contar lo que ocurrió le ha devuelto la paz. El exsoldado asegura que las normas para iniciar el combate fueron decisivas: "Todo lo que estuviera a menos de 200 metros de nosotros era incriminado inmediatamente", nos dice.

Las normas del Ejército israelí exigen que para incriminar, es decir, para considerar a la persona que se tiene delante un enemigo que combatir, es necesario que el sujeto tenga capacidad, medios e intención de hacer daño al soldado. Pero asegura que en Gaza todo fue distinto.

Escenas de dolor y desesperación tras el ataque sobre una escuela de la ONU en Gaza

"Las normas para iniciar el combate eran muy permisivas y no intentamos evitar víctimas en el otro lado. Teníamos permiso para disparar a todo el que quisiéramos y siempre que quisiéramos. Nadie nos dijo dispara o no. Nadie nos restringía, así que creo que el Ejército israelí no intentó evitar víctimas civiles desde las fuerzas terrestres, quizás desde otras sí", concluye Moshé. Ante la gravedad de su testimonio, le pido que nos explique quién le daba órdenes y los criterios para atacar.

"Nadie era considerado inocente"

"La víspera de la entrada de nuestras fuerzas, el alto mando de nuestro batallón nos dijo, y cito textualmente: 'A cualquier civil que esté a menos de 200 metros de vosotros, podéis dispararle, cualquiera está incriminado si lo creéis así'. Recuerdo que me levanté de mi silla y le pregunté: '¿Has querido decir eso realmente? Porque me suena raro, es un ser humano, es muy duro.' Y me dijo: 'Sí'. Y lo repitió para enfatizar su declaración. Y recuerdo que pensé: '¡Guau!, es una locura, puedo disparar a quien quiera. No necesito permiso de nadie. No es el Ejército que conozco'. Era muy muy extraño y difícil para mí", nos confiesa el joven exsoldado.

A cualquier civil a menos de 200 metros, podéis disparle

"¿A quiénes considerabais inocentes?", le pregunto. "Lo raro es que nadie era considerado inocente. Sólo las fuerzas de la ONU y las ambulancias. Cualquier cosa o persona que estuviera cerca de nosotros era considerada un peligro y una amenaza. Teníamos derecho a dispararle", nos contesta el exrecluta.

Las Convenciones de Ginebra, el Derecho Internacional que regula los conflictos, exigen a las partes en combate que protejan a la población civil por encima de todo. El confundador de Breaking the Silence nos explica que en el IDF (acrónimo inglés para las Fuerzas de Defensa Israelíes) la vida de sus soldados tiene el mismo valor que la de los civiles de Israel.

"Al operar en Gaza, el Ejército israelí tiene hoy una nueva doctrina: ponemos la vida de nuestros soldados delante de cualquier otra cosa. Militarmente se llama 'riesgo cero para nuestras tropas a toda costa', aun sabiendo que los civiles palestinos pagarán el precio", denuncia Yehuda Shaul.

El testimonio de Moshé refuerza su argumento: "En mi fuerza, no sé en otras, la mayoría del tiempo disparábamos sólo para hacer ruido, para crear miedo en el otro lado, como oír el proyectil de un tanque explotando, como un par de ráfagas de la ametralladora sólo para asustar a los civiles a nuestro alrededor, porque así no se acercarían ni intentarían hacernos nada. Así que la mayoría de los disparos fueron sin un objetivo claro, contra nadie en concreto, contra edificios, patios, no sé, quizás hoteles. Contra nada realmente. Eran disparos aleatorios", nos cuenta el joven israelí.

Preguntaba a su mando y le contestaban: "Dispara"

Moshé asegura que al principio, cada vez que veía algo, le preguntaba a su mando y cada vez le contestaban: "Dispara". Él pedía que se lo pensaran, que lo valoraran mejor; pero después de varios días recibiendo siempre la misma respuesta, se adaptó a esa dinámica y empezó a disparar cada vez que se lo ordenaban, sin cuestionarlo. Le pedimos que nos narre alguna situación en la que, a su juicio, se cometió alguna negligencia.

Mueren otros 100 palestinos bajo el fuego israelí y la cifra de palestinos muertos supera ya los 1.100. Desde esta mañana, la única central eléctrica que abastece Gaza se ha visto obligada a cerrar alcanzada por las bombas del ejército israelí. Un primer proyectil alcanzó de lleno un depósito de combustible, y luego otro impactó contra un motor de la planta. Israel también ha atacado la casa de Ismail Haniyeh, el exprimer ministro del Gobierno de Hamás en Gaza.

“La primera noche de nuestra entrada, no veíamos nada porque nuestra visión no era tan buena, así que simplemente disparamos a cualquier edificio que tuviera más de dos plantas. Y a la mañana siguiente, todos los tanques fueron en una fila frente a un barrio llamado El Bureij. Nadie nos disparaba. Eran las seis de la mañana, nos quedamos allí con nuestros tanques y recibimos la orden de disparar a un edificio. Disparamos un par de proyectiles cada tanque, seis tanques, alrededor del edificio en ese barrio, y hubo 60 víctimas civiles heridas por ese fuego. Se podría haber evitado", nos dice Moshé, con el tono de su voz más grave. Del número de víctimas le informó al día siguiente el oficial al frente del pelotón.

Nadie nos disparaba, sólo disparamos en su memoria

El exartillero decide contarnos otra situación que considera inmoral: "En un caso, un soldado había muerto y todos lo conocíamos, así que nos dieron permiso para sacar todos los tanques y disparar en varios lugares de forma aleatoria cuando nadie nos atacaba en ese momento. Nadie nos disparaba, sólo disparamos en su memoria".

Generar 'shock0 y temor en el enemigo

La investigación de Breaking the Silence concluye que ese tipo de actuaciones y la nueva doctrina que el Ejército israelí está aplicando en las últimas operaciones en Gaza, desde "Plomo Fundido", en 2008-2009, explican el elevado número de víctimas civiles palestinas que dejó "Margen Protector", unas 1.500, según la ONU. Otra razón es el uso de armas poco precisas, como artillería o morteros, en un área tan densamente poblada como la Franja de Gaza.

"La artillería dispara sólo a un área y si los proyectiles golpean en un radio de 500 metros del objetivo, está considerado el tiro perfecto. Ahora bien, un proyectil de artillería mata a gente en un radio de 50 metros y hiere hasta a 150 metros. Ahora ponte en una zona urbana... E intenta apuntar justo a una intersección, entre dos calles. Puedes darle al bloque de al lado y se considerará el disparo perfecto", argumenta el activista Yehuda Shaul.

Según datos de Breaking the Silence, en la operación Plomo Fundido, en 2008-2009, se dispararon 8.000 proyectiles de artillería; en Margen Protector, 35.000. La investigación también critica el uso desproporcionado de la fuerza por el Ejército israelí para contraatacar los cohetes lanzados por las milicias palestinas.

"Cuando vimos un lugar en el que teníamos que entrar, antes de que entráramos, el lugar estaba verde, lleno de granjas y huertos, y cuando salimos después de mes y medio, no vi nada, sólo un desierto frente a mí: en el mismo sitio donde había granjas y edificios, sólo quedaba un edificio para que nuestras fuerzas se quedaran allí. La devastación era desproporcionada y la respuesta era severa, porque uno de los objetivos de nuestras fuerzas era generar "shock" y temor en el enemigo, para que se diera cuenta de que no se tenía que meter con nosotros nunca más", nos relata Moshé.

La doctrina "Dahia"

El exoficial Yehuda Shaul le pone nombre a ese comportamiento: es la doctrina "Dahia". Así se llamaba un barrio de Beirut que Israel redujo a cenizas en la segunda guerra del Líbano: "Otra cosa que se ha desarrollado en los últimos años en la forma en que el Ejército opera en Gaza es esta idea de infligir un daño y una destrucción masivos en las propiedades e infraestructuras civiles para crear disuasión. La idea es que si les enseñamos a los palestinos que cuando se meten con nosotros pagan un precio alto, se lo pensarán dos veces antes de empezar otra nueva lucha", asegura Shaul.

El Ejército en Gaza inflige un daño masivo en la población para crear disuasión

Otros testimonios grabados por su organización corroboran que las palabras de Moshé no son un caso aislado. Un soldado de las fuerzas aéreas relata que mataron a dos mujeres en Rafah, en el sur de la Franja, porque estaban andando entre unos árboles. Creyeron que eran observadoras que espiaban para Hamás. Cuando inspeccionaron los cuerpos, vieron que sólo llevaban un móvil.

Le pido a nuestro testigo anónimo que valore el riesgo al que se exponía al luchar contra los milicianos palestinos y la respuesta que dio su Ejército a los miles de cohetes disparados desde la Franja y a las acciones llevadas a cabo desde túneles.

“La mayor parte del tiempo Hamás no nos amenazaba tanto, porque les gustaba sorprendernos desde la retaguardia, aparecer desde túneles… así que la mayoría del tiempo, cuando no nos sorprendían desde Hamás, intentábamos disparar más para asustarlos, volando edificios, destruyendo túneles para asustarlos, para evitar que Hamás nos atacara por sorpresa. Así que era verdaderamente desproporcionado", asegura el exsoldado.

El Ejército israelí asegura haber hecho todo lo posible por minimizar el número de víctimas civiles y culpa a Hamás de utilizarlos como escudos humanos, al lanzar cohetes desde zonas urbanas. Ha abierto algunos casos sobre acciones concretas que está investigando la policía militar.

"Estamos muy lejos de la línea oficial. No hicimos todo lo posible por evitar víctimas civiles", concluye Yehuda Shaul. Su organización, Breaking the Silence, exige responsabilidades: "Nadie investigará realmente cómo llegamos a disparar 35.000 proyectiles de artillería dentro de Gaza. Nadie investigará cómo las normas de combate permitían que al tirar folletos, podamos disparar a cualquiera en los vecindarios, aunque no fueran armados ni supusieran una amenaza directa para nosotros. Eso no lo investigará nadie. Definitivamente, no la policía militar. Por eso, pedimos que se forme una comisión de investigación independiente, fuera del Ejército, porque creemos que en una sociedad democrática, nosotros, los ciudadanos, tenemos que decidir lo que es aceptable que hagan en nuestro nombre y lo que no".

"Lamento el daño desproporcionado que causamos”

En el ejercicio de catarsis en que se ha convertido esta entrevista con el exsoldado anónimo, le pregunto a Moshé si se arrepiente de algo de lo que hizo y si eso le ha llevado a romper el silencio.

"Lamento el daño desproporcionado que causamos que era innecesario, porque en algunos casos era necesario disparar y destruir un edificio y matar a gente, pero muchas veces era totalmente innecesario y simplemente lo hicimos. Lo lamento y por eso hago esta entrevista, para limpiar mi conciencia y para que el mundo sepa lo que pasó y que no vuelva a ocurrir en el futuro", nos confiesa el exsoldado.

En su familia, nos dice, lo recibieron como un héroe, pero nadie quiso oír cómo destruyó edificios y mató de forma aleatoria: "Algo aquí es inmoral".