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Una nueva versión rebate el relato oficial de la muerte de Bin Laden

  • Lo pubica el veterano periodista Seymour Hersh, ganador del premio Pulitzer
  • El artículo está basado en fuentes anónimas
  • Según Hersch, fue un militar pakitaní el que informó a la CIA de la localización
  • Bin Laden, asegura, estaba detenido por Pakistán en Abbotabad desde 2006
  • La Casa Blanca tacha de "falsedad" la investigación

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La casa blanca desmiente al premio Pulitzer, que pone en duda la versión oficial de muerte de Bin Laden

No hubo tiroteo en la casa de Bin Laden en Abbotabad la noche en la que murió Bin Laden. Tampoco la CIA ni los servicios secretos de EE.UU. tuvieron ningún papel relevante en su localización. Y el cadáver el líder de Al Qaeda no fue lanzado al mar. Así lo afirma el reputado periodista estadounidense, Seymour Hersh, ganador del premio Pulitzer, en una artículo en London Review of Books que está causando sensación en Estados Unidos. Una nueva versión sobre el asesintado del terrorista, que rebate todo lo contado oficialemente hasta ahora. La Casa Blanca tachó de "falsedad" la investigación.

Seymour Hersch es conocido por el descubridor de la matanza estadounidense de Mai Lay o las torturas de la carcel de Abu Graib por parte de soldados estadounidenses. No obstante, el artículo está escrito bajo fuentes anónimas, lo que hace muy difícil comprobar la veracidad, y cita a algunos altos mandos que están fuera de servicio o que, al menos oficialmente, poco tuvieron que ver con la operación.

En cualquier caso, estas informaciones publicadas con Hersh dan alas a las múltiples versionesmás famoso del mundo. Según su relato, no existió confesión de ningún prisionero obtenida mediante torturas que permitiese localizar al líder de la red terrorista. En realidad, asegura Hersh en su artículo, fue un alto cargo de los servicios secretos pakistaníes, el ISI, quien suministró la información de la localización de Bin Laden directamente a la CIA en 2010 a cambio de dinero.

Arrestado por el ISI pakistaní

Según el artículo del reputado periodista, Bin Laden vivía desde 2006 en la ciudad pakistaní de Abbotabad como prisionero. Su casa, asegura el texto, tenía “barrotes en las ventanas y alambre de espino en el techo”. El propio ISI le sometía a tratamiento médico, ya que estaba muy enfermo, carecía de cualquier tipo de protección y vivía completamente aislado. En el artículo, Hersh asegura que Arabia Saudí había financiado buena parte de la operación de arresto de Bin Laden.

Cuando Washington confirmó los datos facilitados por el alto cargo del ISI, que según Hersch vive ahora en EE.UU. y trabaja como “consultor” de la propia CIA, se dirigió a los mando militares pakistaníes para informarles de que tenían localizado a Bin Laden. Pakistán tuvo que aceptar la situación.

Entonces, EE.UU., Pakistán y Arabia Saudí alcanzaron un pacto para su captura. El articulo asegura que Islamabab y Riad tan solo pidieron una condición: que el líder de Al Qaeda no saliera vivo de su casa de Abbotabad. Esa operación, asegura Hersh, no se desarrolló como se ha contado. Los soldados estadounidenses, en realidad, fueron guiados por espías paquistaníes hasta la habitación de Bin Laden. Allí, el terrorista trató de huir y fue abatido a tiros, vaciando los cargadores. El cadáver quedó muy dañado.

La versión oficial

El acuerdo entre EE.UU. e Pakistán implicaba mantener un absoluto secreto sobre la muerte del líder de Al Qaeda durante, al menos, una semana. Pero en la operación, un helicóptero estadounidense quedó destruido, y los asesores políticos de Obama consideraron que aquello despertaría las sospechas.

Por eso, dice Hersh, decidió aprovechar políticamente la operación e hizo una acelerada declaración anunciando al mundo la muerte del terrorista más buscado del planeta.

Buenas noches. Esta noche puedo informar a los americanos y al mundo que Estados Unidos ha dirigido una operación que ha matado a Osama bin Laden, el líder de Al Qaeda, y el terrorista responsable del asesinato de miles de hombres, mujeres y niños inocentes. Hace ya casi diez años que un espléndido día de septiembre fue oscurecido por el peor ataque a los americanos de nuestra historia. Las imágenes del 11 de septiembre están en nuestra memoria nacional: aviones secuestrados cortando un despejado día de septiembre; las Torres Gemelas cayendo al suelo; el humo negro saliendo del Pentágono; los restos del Vuelo 93 en Shanksville, Pennsylvania, donde la acción de heróicos ciudadanos evitó mayor desolación y destrucción. E incluso sabemos que las peores imágenes son aquellas que el mundo no vio. Una silla vacía en la mesa. Niños que fueron obligados a crecer sin su madre o su padre. Padres que nunca sentirán el abrazo de sus hijos. Cerca de 3.000 ciudadanos que nos fueron arrebatados.

El cadáver no se podría mostrar, tal vez ni siquiera trasladar, por lo dañado que estaba. Puede, incluso, que partes de su cuerpo hubiesen caído al suelo en el traslado de Abbotabad a la base de los Navy SEAL en la ciudad afgana de Jalalabad. Y por esa razón surgió la historia de que fue lanzado al Océano Índico. Washington, posteriormente, enriqueció la versión con otros detalles.

Desde el mismo momento en el que se conocieron los detalles oficiales de sobre la muerte de Bin Laden, se han repetido numerosas teorías alternativas sobre el cómo sucedió. Una serie de lagunas y puntos negros de información han propiciado esas versiones. La operación implicó un gran respaldo para la administración Obama.

La Casa Blanca niega la veracidad de la investigación

Por su parte, el portavoz adjunto del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, Ned Price, ha asegurado en un comunicado que la historia de Hersh, publicada el domingo en el London Review of Books, tiene "demasiadas imprecisiones y afirmaciones sin fundamento".

"La noción de que en la operación que acabó con la vida de Osama bin Laden fue otra cosa que una misión unilateral de Estados Unidos es evidentemente falsa", ha afirmado Price, que mantuvo que la operación solo fue conocida de antemano por un reducido círculo de altos cargos estadounidenses.

Estados Unidos ha asegurado en todo momento que la operación de las fuerzas especiales de su Armada del 11 de mayo de 2011 contra un complejo de la localidad paquistaní de Abbottabad, donde se escondía Bin Laden, líder de Al Qaeda, se realizó de manera unilateral y en secreto. "El presidente decidió no informar a ningún Gobierno, incluido el Gobierno paquistaní, que no fue notificado hasta que la operación finalizó", ha explicado Price.