Esther Duflo, la economista que lucha por mejorar la vida de los pobres
- Doctora en Economía por el MIT, es licenciada en Historia y Economía
- Mide sobre el terreno qué funciona en un proyecto de ayuda al desarrollo
"Ideología, ignorancia e inercia" son los tres grandes obstáculos que impiden que funcionen los programas de ayuda contra la pobreza. Por luchar contra ellos, la economista francesa Esther Duflo ha ganado el Princesa de Asturias de Ciencias Sociales de este año. La novedad de su enfoque consiste en aplicar los estudios aleatorios que se usan en los ensayos clínicos a los proyectos de desarrollo.
Duflo, nacida en Asnières-sur-Seine (banlieu norte de París) en 1972, es profesora de Alivio de la Pobreza y Economía del Desarrollo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) donde se doctoró como economista. Su primera vocación fue la Historia, se licenció en esa materia en la Ecole Normale Supérieure de París mientras trabajaba como voluntaria en una oenegé, hasta que se dio cuenta de que estaba relegando su verdadera pasión y descubrió que la economía "tenía una orientación más práctica que la historia".
La economista, con doble nacionalidad francesa y estadounidense, ha realizado experimentos aleatorios durante más de 15 años en países como Chile, la India, Kenia, Sudáfrica o Indonesia y ha publicado junto a su pareja, el profesor Abhijt V. Banerjee Repensar la pobreza:un giro radical en la lucha contra la desigualdad global, un trabajo en el que revoluciona las ideas preconcebidas que guían las políticas de los gobiernos y las oenegés.
Es posible escapar de la pobreza
La galardonada admite que no es fácil escapar de la pobreza pero es posible con "un poco de información, un pequeño empujón". Afirma que los pobres "no usan las mosquiteras contra la malaria, el cloro para depurar el agua o las vacunas por las mismas razones que los occidentales ingieren grasas trans o no hacen ejercicio: falta de información, pensamiento débil y tendencia a dejar las cosas para más tarde".
Duflo considera que la pobreza es un problema demasiado grande y a menudo los políticos buscan grandes soluciones para erradicarla como un rápido crecimiento económico. Su enfoque es mucho más pragmático y gradual, cree que "seguramente no podremos convertir a los pobres en ricos, pero sí enviar a sus hijos a buenas escuelas y sacarles de la pobreza".
“Es posible escapar de la pobreza con un poco de información, un pequeño empujón“
Añade que "la ventaja de las pequeñas preguntas es que conseguimos respuestas. Y si demostramos que algo funciona, podemos ampliarlo a millones de personas".
El Laboratorio de Acción contra la Pobreza del MIT que dirige Duflo ha llevado a cabo más de 300 proyectos en todo el mundo y algunos han influido "en la adopción de políticas públicas que han cambiado, literalmente, la vida de millones de personas". Los 117 investigadores analizan la eficacia, mesurable sobre el terreno, de las acciones de cooperación y ayuda al desarrollo, y lo hacen con el mismo rigor científico que los ensayos de nuevos medicamentos. Eso significa que hay un grupo de control que no recibe la ayuda.
Cada proyecto es revisado por un comité ético en EE.UU. y otro en el país en el que se lleva a cabo. La gente no puede empeorar su situación, ni resultar heridos, el tratamiento debe ser beneficioso y todos tienen el derecho a no participar. La economista sostiene que si el estímulo funciona se extiende al grupo de control y que "cualquiera está dispuesto a que experimenten con él siempre que le expliques lo que estás haciendo".
Perspectiva de género
Muchos de los proyectos de Duflo se refieren a cuestiones de género. En un programa de pensiones en Sudáfrica detectó que la salud de las niñas negras dentro de familias numerosas mejoraba cuando las abuelas -no los abuelos- percibían pensiones. En Indonesia constató que la educación de las mujeres hizo disminuir la fecundidad y tenía una correlación más fuerte con la disminución de la mortalidad infantil.
La economista señala que la nutrición de la madre tiene un impacto enorme en el desarrollo del bebé. Pone como ejemplo que "los niños tanzanos cuyas madres recibieron suplementos de yodo lo hicieron mejor en la escuela", con una pequeña inversión en la alimentación de la gestante se influye en "toda la vida futura de un niño". Del mismo modo, "prevenir las enfermedades en los dos primeros años de vida y cuidar del desarrollo cognitivo no solo afecta al rendimiento escolar, sino al comportamiento adulto".
La ganadora del Princesa de Asturias de Ciencias Sociales habla francés, inglés, ruso y alemán, trabaja escuchando a Bach y es una gran deportista, fue gimnasta en su adolescencia y ahora practica la escalada.
Una fuerte personalidad
Hija de un matemático y una pediatra, destaca su carácter extremadamente organizado y cerebral y su inteligencia superdotada. Sus padres reforzaron su independencia desde su más tierna infancia y a los cinco años cogía sola el tren de cercanías para ir desde Asnières-sur-Seine al centro de París. Además su primera lengua extranjera es el ruso que aprendió antes que el inglés, idioma que habla con un marcado acento.
En 2008, Duflo se convirtió en la profesora más joven del prestigioso College de France, fundado en 1530 por el rey Francisco I, dictó la lección inaugural y asumió la cátedra de Conocimientos contra la Pobreza. La galardonada es doctora honoris causa por Yale, Lovaina y la London Business School.
Esther Duflo también cuenta con la medalla John Bates Clark, considerada la antesala del Nobel, ha sido seleccionada como una de las 100 intelectuales más influentes del mundo según la revista Foreign Policy y desde 2012 forma parte del Consejo de Desarrollo Global, un exclusivo comité asesor del presidente Barack Obama de 12 miembros.