La vida de los buscadores de chatarra de Barcelona en un cómic

• Jorge Carrión y Sagar han seguido a los chatarreros durante un año
• Un cómic que se inspira en los trabajos periodísticos de Joe Sacco

Fragmento de la portada de 'Los vagabundos de la chatarra'

El escritor Jorge Carrión y el dibujante Sagar estuvieron más de un año "pateándose" Barcelona para poder construir Barcelona. Los vagabundos de la chatarra (Norma), un cómic reportaje donde intentan encontrar el rastro de los centenares de personas que junto a sus carritos viven de lo que encuentran en los contenedores.

"Es una crónica urbana que nos ha permitido hablar de Barcelona durante un año, un año de crisis y de auge del nacionalismo en la ciudad", explica Carrión (Tarragona, 1976), colaborador del suplemento Culturas del diario La Vanguardia, a cuyo director, Sergio Vila Sanjuán, planteó la idea de abordar la crisis utilizando el cómic, el mismo formato que el del periodista gráfico, Joe Sacco.

A Vila Sanjuán le pareció bien y le sugirió el nombre de Sagar Forniés (Zaragoza, 1974) para hacerse cargo de las ilustraciones.

Así empezó el trabajo de investigación para ver dónde iban los "chatarreros", la mayoría de ellos inmigrantes subsaharianos y rumanos, que recorren Barcelona en busca de restos de metal que luego venden, en muchas ocasiones a mafias que se aprovechan de su situación irregular en el país.

El carrito del chatarrero, un símbolo de la ciudad

Aunque no le guste a los políticos locales, la figura del chatarrero y su carrito de supermercado se ha convertido "en un símbolo más de las calles de Barcelona" de este milenio, mientras que en otras ciudades españolas se les ha criminalizado para hacerlos desaparecer, asegura Carrión.

Escritor y dibujante se entrevistaron con decenas de personas que subsisten en condiciones míseras, que duermen donde pueden, en la calle, en cajeros, en albergues o en naves ocupadas, como la que el ayuntamiento ordenó desalojar en la calle Puigcderdá del barrio de Poblenou y en la que cerca de 300 de estos "metaleros" y otros "sintecho" habían logrado un sorprendente equilibrio vital.

La extraña pareja de investigadores habló con empleados del puerto, que pedían confidencialidad sobre el tráfico de chatarra; con algún arquitecto y con los trabajadores de los locales donde los chatarreros ambulantes malvendían la mercancía.

Carrión y Sagar fueron conscientes entonces de que todo aquello daba para mucho más que un reportaje de unas páginas, que había material para un libro, un volumen que ha publicado Norma editorial y que estos días se presenta en el Salón del Cómic de Barcelona.

Los olvidados

La historia es un "making of" que se desarrolla cronológicamente del 11 de septiembre de 2012 al 11 de septiembre de 2013, dos "diadas" de Catalunya, en las que el ambiente político marcaba los titulares de los medios de comunicación, mientras las microhistorias de todas estas personas pasaban desapercibidas para la mayoría.

"Lo más difícil ha sido elegir historias sin caer en lo hipertrágico ni en el falso final feliz. Hay gente que se dedica a la chatarra con vidas tristes, y otras que han logrado salir y ahora llevan un vida común", defiende el autor.

Carrión desvela que, además de los trabajos de campo que han hecho famoso al norteamericano Joe Sacco, otra inspiración del reportaje fue Los vagabundos de la cosecha, la obra que John Steinbeck escribió durante la depresión de los años treinta, en un momento de convulsión social como el actual.

El escritor lamenta que los actuales y anteriores gestores municipales no hayan encontrado una vía para mejorar la vida de este colectivo, que se ha "cronificado" en Barcelona.

"Hay voluntad política para abrir nuevos hoteles pero no para intentar reintegrar a todas esas personas a las que la crisis ha expulsado de la sociedad", afirma el escritor, que confía en que la llegada de "alternativas políticas" al consistorio permite dar un giro a la situación.

"Una ciudad tiene que ser una negociación constante, y Barcelona vive ahora un contraste extremo, entre el discurso oficial y la vida en las calles, eso no puede seguir así", concluye.