Al oso panda el cuerpo no le pide bambú
- La flora intestinal del panda gigante no puede digerir eficientemente el bambú
- Come más de 12 kilos de bambú al día y solo es capaz de digerir el 17%
- Este oso era omnívoro pero evolucionó hasta tener una monodieta
El panda gigante, una especie en peligro de extinción e icono de la protección a la naturaleza, un auténtico tesoro nacional en China, no ha evolucionado bien. Este mamífero, conocido por tener una dieta única a base de bambú, era al principio un oso omnívoro, pero cambió sus hábitos alimenticios. Sin embargo, su tracto intestinal no se transformó con él y aún conserva una flora bacteriana propia de los carnívoros, lo que paradójicamente le pone aún más en riesgo de desaparecer.
El panda gigante en realidad alberga una flora intestinal como la de un animal carnívoro, en la que predominan bacterias como Escherichia/Shigella y Streptococcus, según concluye un nuevo estudio publicado esta semana en la edición digital de mBio, la revista de la Sociedad Americana de Microbiología.
Así, la imagen de un panda siempre masticando y comiendo no es reflejo de una vida relajada, sino el esfuerzo que el oso debe hacer porque sus bacterias intestinales no son las más idóneas para digerir eficientemente el fibroso bambú.
Los pandas gigantes comenzaron a comer exclusivamente bambú hace unos dos millones de años. Los animales pasan hasta 14 horas al día consumiendo hasta 12,5 kg de hojas de bambú y los tallos, pero pueden digerir sólo alrededor del 17% de estas plantas, de forma que sus heces se componen principalmente de fragmentos de bambú sin digerir.
"A diferencia de otros animales herbívoros que se han desarrollado con éxito sistemas digestivos anatómicamente especializados para deconstruir de manera eficiente materia vegetal fibrosa, el panda gigante aún conserva un tracto gastrointestinal típico de los carnívoros", afirma Zhihe Zhang, director de la Base de Investigación Chengdu de Cría de Panda Gigante, en China.
"Los animales tampoco tienen los genes para digerir las enzimas de la planta en su propio genoma. Este escenario combinado puede haber aumentado su riesgo de extinción", en una especie que además se caracteriza por una baja fecundidad, añade el también autor principal de esta nueva investigación.
"Este resultado es inesperado y bastante interesante, porque implica que la microbiota intestinal del panda gigante puede no haberse adaptado bien a su dieta única y situar a los pandas en un dilema evolutivo", señala el coautor del estudio Xiaoyan Pang, profesor asociado en la Facultad de Ciencias de la Vida y Biotecnología de la Universidad de Shanghai Jiao Tong.
Muy baja diversidad de microbiota intestinal
Los científicos estaban intrigados por cómo los animales digieren la fibra de bambú y extraen sus nutrientes de ella. Para evaluar la microbiota intestinal del panda, Pang y sus colegas utilizaron una técnica de laboratorio llamada secuenciación 16S rRNA, que aplicaron en 121 muestras fecales de 45 pandas gigantes (24 adultos y 16 menores de edad y cinco crías no destetadas) que viven en la Base de Investigación de Zhang.
Las muestras se obtuvieron durante la primavera, el verano y finales de otoño de un año. Jóvenes y adultos pandas comieron al menos 10 kilogramos de bambú y brotes de bambú cada día, y de 500 a 800 gramos de pan al vapor. El peso fecal total fue de 10-15 kg por día. Los cachorros tenían sólo leche fresca de sus madres.
Los investigadores encontraron que a pesar de su dieta, estos pandas gigantes, junto con nueve cautivos y siete silvestres investigados anteriormente, mostraron muy baja diversidad de microbiota intestinal y una estructura general que diverge de los osos no pandas herbívoros, pero es similar a los osos carnívoros y omnívoros.
El intestino del panda gigante no alberga bacterias degradadoras de plantas, como 'Ruminococcaceae' y 'Bacteroides', que normalmente abundan en otros herbívoros, sino que en su lugar predominan 'Escherichia/Shigella' y 'Streptococcus'.
La microbiota intestinal del panda también varió según la temporada, con el final del otoño muy diferente de la primavera y el verano. La falta de brotes de bambú a finales de otoño podría ser un factor importante, según Pang, cuyo equipo está planeando un estudio de seguimiento con la combinación de diferentes técnicas científicas para comprender mejor la función de la microbiota intestinal del panda en la nutrición y la salud de los animales.