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Merkel no descarta reformas en los tratados para que el Reino Unido siga en la UE

  • La canciller y David Cameron han mantenido una reunión en Berlín
  • Merkel se ha comprometido a trabajar con el premier de forma constructivo
  • Cameron está en plena gira europea para debatir sobre el referéndum de 2017

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CAMERON Y MERKEL SE REÚNEN EN BERLÍN
La canciller alemana, Angela Merkel, se despide del primer ministro británico, David Cameron, tras su reunión en la Cancillería Federal en Berlín (Alemania)

La canciller alemana, Angela Merkel, ha apostado por que el Reino Unido permanezca en la Unión Europea (UE) y se ha mostrado dispuesta a dialogar sobre las reformas que quiere promover el primer ministro británico, incluidos cambios en los tratados, de forma abierta y "constructiva".

En rueda de prensa en Berlín tras mantener una entrevista en la que David Cameron le presentó sus propuestas, Merkel se ha mostrado optimista y ha apostado por iniciar una negociación sobre los contenidos sin rechazar de antemano una eventual reforma de los tratados.

"Cuando hay voluntad se encuentra el camino", ha dicho la canciller, aunque ha recordado que hay "líneas rojas" como el mercado único o la libertad de circulación.

"No hay una solución mágica ni rápida, pero si hay voluntad, se encuentra el camino", ha reiterado Cameron, convencido de que "la UE estará mejor con el Reino Unido dentro y los intereses del Reino Unido se defenderán mejor en el seno de una UE reformada".

Merkel: "hay líneas rojas"

Ambos mandatarios asumen que del éxito de las negociaciones puede depender el resultado del referéndum que celebrará el Reino Unido antes del fin de 2017, por lo que en el inicio del proceso abogaron por no cerrar ninguna puerta. En este contexto, Merkel ha señalado que hay "líneas rojas" como el mercado único o la libertad de circulación, pero se mostró optimista sobre la posibilidad de hallar puntos de encuentro y pidió no rechazar de antemano una eventual reforma de los tratados, que no dio por imposible.

Ha propuesto por ello iniciar una negociación sobre contenidos sin escudarse en "cuestiones formales" y ha estimado que cuando se acuerden las eventuales reformas será el momento de evaluar si es necesario modificar los textos fundamentales comunitarios. Cameron lo dio por hecho, pero estuvo de acuerdo en que ése será el último capítulo de las conversaciones.

Ni la canciller ni el primer ministro consideraron un problema hablar de una Europa de dos velocidades, porque, han subrayado, de hecho ya existe, y han recordado que no todos los países forman parte del espacio Schengen ni comparten la moneda única. "La UE necesita tener la flexibilidad de una red y no la rigidez de un bloque", ha señalado Cameron para recalcar que la fuerza de la Unión reside precisamente en su capacidad de acomodar a diferentes Estados en su seno.

"No queremos excluir a nadie", ha asegurado la canciller, quien ha manifestado que Alemania tiene la "clara esperanza" de que el Reino Unido siga siendo "una pieza central" de la Unión en el futuro. Sobre los puntos concretos de la negociación, Merkel ha augurado que habrá asuntos de "fácil acuerdo" con Londres, como la reducción de la burocracia, y otros que exigirán negociaciones más largas, como los planes para evitar que la libre circulación se traduzca en abusos de las prestaciones sociales por parte de la población inmigrante.

Tras recordar que no existe una "unión social" y que las ayudas varían "drásticamente" de un país a otro, propuso vincular el estudio de la libertad de circulación con el mercado laboral y el sistema social para hallar una solución que, reconoció, también podría interesar a Alemania.

Las intenciones de Cameron

El primer ministro británico se encuentra en medio de una gira por las capitales europeas para dar cuenta de sus intenciones de modificar la relación de su país con la UE para defender su mantenimiento como miembro en el referéndum que se ha comprometido a convocar. Este jueves se encontró con el presidente francés, François Hollande, a quien explicó sus posiciones.

Cameron aspira a introducir limitaciones a la libertad de movimientos dentro de la Unión Europea (UE), una medida a la que en principio se oponen Francia y Alemania, y defiende asimismo cambiar el sistema de justicia para que Londres deje de estar sujeta a las decisiones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, según la agencia.

Además, el premier quiere garantizar el status quo de la City londinense y los beneficios para las entidades financieras que operan allí independientemente de las normas que apruebe la UE. Algunas de las propuestas del Reino Unido requerirían cambios en los tratados europeos, un extremo al que también se oponen los principales socios comunitarios.