Jeff Koons, un provocador con sentido y con mascota en el Guggenheim de Bilbao
- El Guggenheim de Bilbao organiza la mayor retrospectiva de Koons
- La exposición puede visitarse entre el 9 de junio y el 27 de septiembre
- Más de 100 trabajos recorren cronológicamente la obra del artista
Pensar en Bilbao es pensar, entre otras cosas, en el Guggenheim. Y es inevitable evocar, junto a las míticas planchas de titanio diseñadas por Frank Gehry, la figura de Puppy, la escultura de un perro de 12 metros de altura construida con flores (y un sistema de riego interno) firmada por el artista norteamericano Jeff Koons en 1992.
Este terrier west highland, tal es su raza a pesar de las flores, además de ser uno de los iconos de la ciudad, ahora será una de las principales atracciones de "la mayor retrospectiva que se ha organizado hasta la fecha sobre Koons", explica a RTVE.es Lucía Agirre, comisaria de la exposición Jeff Koons: restrospectiva. La muestra podrá visitarse en el Guggenheim bilbaíno entre el 9 de junio y el 27 de septiembre.
Organizada por el Whitney neoyorkino y tras su paso por el Pompidou de París, un centenar de creaciones trazarán una revisión completa de la obra y trayectoria del artista. La arquitectura del museo español, un mayor número de trabajos, y sobre todo, contar con Puppy, "una pieza que las otras sedes no han tenido y que marca un cambio entre las series Made in Heaven y Celebration", indica Agirre, harán la diferencia.
Koons, total y al desnudo
"Nosotros vamos a contar con más espacio que las otras instituciones -aclara la comisaria-, esto nos ha permitido disponer la exposicion para que el público pueda ver cómodamente cada una de las obras, protegidas pero sin utilizar vitrinas, una disposición que el público va a disfrutar mucho, muy diferente de las de París o Nueva York".
En la memoria colectiva perviven las imágenes de sus figuras como globos de metálica superficie, su Perro globo (1994), o Conejo (1986), presentes en Bilbao. Junto a ellas, el halo provocador consustancial a la intención artística del autor. Muy presente en la conocida serie Hecho en el cielo, protagonizada por las explícitas poses en las esculturas de la actriz porno italiana Ilona Staller, Cicciolina, con quien contraería matrimonio.
Pero nada es gratuito en la intención de un artista consagrado. Así lo explica Agirre: "Jeff Koons no emite juicios, provoca que nosotros lo hagamos y utiliza el arte como revulsivo del cambio social. Hace que el público se sienta cómodo con el arte y lo utilice para reflexionar en torno a determinadas cuestiones, encontrando una nueva lectura".
Arte desde la inundación consumista
Cada una de las series de Koons tendrá un capítulo en un recorrido cronológico completo. "Koons es un gran estudioso del arte. Trabajó en el taller de Ed Paschke en Chicago; él le descubrió la obra de Duchamp y el mundo cotidiano como fuente. También es un gran conocedor de la obra de Dalí, desde muy joven, a quien conoció personalmente en Nueva york siendo muy joven". Esta huella está en la serie Hinchables, objetos de vinilo comprados en los bazares de la calle 14 de Manhattan que nos retrotraen al surrealismo del pintor de Figueras y, sobre todo, a Paschke y a los readymades de Marcel Duchamp.
"Lo que el artista nos presenta son elementos de nuestra cotidianeidad, como el acero inoxidable que se utiliza en las sartenes, transformándolos en objetos brillantes que nos llaman la atención por su opulencia y sus acabados de lujo. Su propuesta funciona independientemente de nuestro bagaje cultural, y esto es muy interesante; consigue llegar a públicos muy diferentes", detalla la comisaria.
La estética de consumo no solo nos ametralla desde los escaparates como una parte implacable del paisaje cotidiano. Aunque su último fin sea rendir los bolsillos, no está exenta de una belleza necesaria para seducir que nos inunda. Convivimos con ella y su argumento visual se ha convertido a fuerza de años en significante reconocible, en icono, en lenguaje.
La absoluta proliferación de estos objetos en la vida real ha provocado situaciones de ambigüedad en cuanto a la autoría de las ideas inspiradas por ellos. Fue el caso de la retirada de la obra Fait d'hiver de la exposición del Pompidou tras la denuncia por plagio de un publicista francés. El presidente del museo parisiense, Alain Seban, recordó en ese momento que Koons ha tenido otras denuncias de plagio en su serie Banality, en la que el artista "se basa en objetos comprados en el comercio o imágenes aparecidas en la prensa".
Del readymade a Popeye
Duchamp lo vio claro y su readymade obvió la ejecución material para concentrarse en la conceptual. Luego llegó el Pop-art y el territorio donde la obra de arte habita hizo indistiguibles sus lindes geométricas, para acoger idea y objeto, o simplemente objetos, o simplemente ideas.
Un sustrato conceptual que Koons plasma con agilidad: "En Popeye, hay una mezcla, unos híbridos en los que utiliza 'el objeto encontrado', que puede ser una valla metálica, a los que añade otros objetos creados en acero inoxidable, como flotadores de niño", explica Agirre.
"El hecho del 'objeto encontrado' en la obra de Koons es una constante desde las primeras piezas, los inflables, cosas que compraba en los bazares de Nueva York, el conejo hinchable, las flores, los espejos que dispone en las instalaciones en referencia a la obra de Smithson", continúa.
Puppy
El rey de este evento es Puppy. "Es una de las piezas más importantes de la colección -afirma Lucía Agirre-. Está desde el 97, desde que inauguramos. Es clave dentro lo que es la imagen del propio museo y de lo que es el arte contemporáneo. Nuestro edificio es un edificio muy singular muy característico y Puppy ha sabido convivir todos estos años con la arquitectura del museo en una armonía impecable, y se ha convertido en un icono de la ciudad".
El etéreo aspecto de las globulosas formas de Koons engaña, pueden atestiguarlo los técnicos del Guggenheim bilbaino a través de las palabras de la responsable: "Parecen piezas livianas pero en realidad son piezas de acero inoxidable con siete capas de pintura de alto contenido en cromo para lograr el acabado tan brillante. La instalación de estas piezas lleva muchísimos días porque son muy frágiles. Ese acabado de pintura tan perfecto puede rayarse con suma facilidad. Es muy pesado, muy denso, muy difícil de mover y al mismo tiempo con una fragilidad increíble".
Pero así es el proceso de la reflexión y el conocimiento a través de la provocación que Koons entrega: denso, pesado como una labor de minería conceptual, explosivo como una cópula desenfrenada, y a la vez, frágil, como un sueño, un destello, como un simpático conejo con forma de globo y piel de acero, o como un perro de flores gigante al que un museo de titanio no hace sombra.