Enlaces accesibilidad

Viggo Mortensen: "En Francia todavía existe un desprecio absurdo hacia la obra de Albert Camus"

  • Protagoniza y coproduce Lejos de los hombres,  basada en un relato de Camus
  • La cinta se ha presentado en el festival 'Tu cita con el cine francés'
  • Dirigida por el francés David Oelhoffen, se sitúa en la Guerra de Argelia

Por

Clip de 'Lejos de los hombres', con Viggo Mortensen

Con la misma tranquilidad con la que conversa, Viggo Mortensen despliega sobre la mesa el termo con agua caliente, las hojas de yerba mate y un tradicional recipiente mate de calabaza y se prepara laboriosamente la infusión antes de empezar la entrevista por su última película, Lejos de los hombres, que se presenta en el festival 'Tu cita con el cine francés', que se celebra en Madrid y Barcelona hasta el 21 de junio. Este trotamundos nacido en Nueva York de padre danés y madre estadounidense no olvida las costumbres adquiridas durante el tiempo de su infancia transcurrido en Argentina. Y tampoco los idiomas.

En esta película interpreta a Daru, un hijo de colonos españoles pero nacido y criado en Argelia, que vive en 1954 el estallido de la Guerra de Independencia de Argelia, y para ello ha tenido que refrescar el francés aprendido cuando vivía junto a su madre y sus hermanos en EE.UU. cerca de la frontera de Canadá: "Yo ya no sé ni de dónde soy", ríe en un momento de la entrevista.

Dirigida por el francés David Oelhoffen, Lejos de los hombres está basada en el relato El invitado de la antología de cuentos El exilio y el reino de Albert Camus, el filósofo y Premio Nobel de Literatura francés también nacido en Argelia de colonos franceses. En la película, Daru (Viggo Mortensen) es un profesor que enseña a los niños árabes a leer y escribir francés, pero una mañana un policía le confía a Mohamed (Reda Kateb), un argelino acusado de asesinar a su primo. Los dos hombres se embarcan en una travesía por las montañas del Atlas, perseguidos por caballeros que reclaman la ley de la sangre y por colonos revanchistas en pleno inicio de la guerra. Los dos hombres se rebelan y juntos, lucharán para volver a conseguir su libertad.

Con esta temática que aún escuece en Francia, su estreno coincidió además con el atentado yihadista contra la revista satíritca Charlie Hebdo, por lo que estuvo rodeada de la polémica y no ha funcionado en la taquilla del país vecino.

-Pregunta: Tras Jauja

-Respuesta: "Camus fue, además de un gran autor y filósofo, sobre todo un gran humanista del siglo XX, y el cuento de El huésped tiene que ver con el enfrentamiento al miedo a la muerte, entre otras cosas muy existencialistas. Se puede decir en lo superficial que se parece a un western convencional por los paisajes, por el hecho de que haya una población colonizadora y una indígena y en que haya tiroteos y caballos. Pero un western ya no tiene porque ser solamente algo que ocurre a finales del siglo XIX en el Oeste de Norteamérica, puede ocurrir en Argentina, Argelia, Japón o dónde sea…".

-P: ¿Conocías el relato de Camus?

-R: "No me acordaba hasta que lo leí de nuevo, entonces me sonó un poco. Pero siempre había me había interesado la obra de Camus, con unos 17 años leí lo primero, en inglés, y luego en la universidad en francés porque aprendí a hablarlo en la adolescencia cuando vivía con mis dos hermanos y mi mamá cerca de la frontera con Canadá. Fue un placer releer eso antes del rodaje y cosas que no había leído, la correspondencia de Camus con el poeta René Char y con otros. También fue importante leer el trabajo periodístico que hizo en los años 30 cuando vivía todavía en Argelia y describió la injusticia social y económica hacia la población árabe y los bereberes de su país. Eso nos ayudó mucho.

-P: Tu personaje es muy camusiano.

-R: Obviamente Daru tiene mucho que ver con Camus... su humanismo, su manera terca de insistir en la justicia, el hecho de que estos personajes no tienen miedo a ser enemigos de sus amigos, o amigos de sus enemigos si hace falta para buscar la senda justa… Eso es muy de Camus. El hecho de que el equipo, entre el que hubo una buena química, esté compuesto por gente de Marruecos, Argelia, Francia… yo, que ya no sé de dónde soy, fue muy camusiano. El que la película haya traspasado fronteras y prejuicios y que se haya visto en cines en Argelia y Marruecos, países con gobiernos que tienen muchos problemas, que se vaya a ver en Israel, cuyo gobierno tiene muchos problemas políticamente no solo con los palestinos, sino con todo el mundo árabe... Que la película siga traspasando fronteras le hubiera encantado a Camus. Lo que ha pasado con esta película, lo que ha despertado y, cómo su obra todavía causa polémica en Francia, es un poco absurdo. Hay una parte de la izquierda francesa, los herederos de Sartre y Simone de Beauvoir, que se meten con Camus y tratan de descalificarlo todo el rato. Por mucho que vendan la película y el trabajo de Camus, siempre hay cierto desprecio por parte de una minoría de izquierdas que son gente que no estarían de acuerdo con lo que dijo Camus sobre el totalitarismo, de que la democracia no puede beneficiarse de las ventajas del totalitarismo. Lo que criticó fue lo que pasaba en la URSS: 'por muy comunistas que seamos, no podemos decir que está bien lo que está haciendo Stalin, es igual que lo que ha hecho Hitler'; y ahí lo machacaron… Si hubiera vivido en los 60 ó los 70, hubiera hablado así de Cuba, y si hubiera vivido ahora hubiese dicho lo mismo de Venezuela: la democracia no puede beneficiarse de las ventajas del totalitarismo porque si se hace eso deja de ser una democracia, y punto. Está bastante claro, pero por eso lo siguen castigando.

-P: Daru está también lleno de matices que se van desvelando poco a poco.

-R: "Es bonito que tanto el personaje mío como el de Reda Kateb no sean obvios al principio. No sabemos quiénes son, y eso es fruto del buen trabajo de adaptación que ha hecho David Oelhoffen con el guion, que se vayan conociendo poco a poco, tanto ellos mismos como el espectador respecto a ellos. Son personajes escuetos y tercos, que no muestran fácilmente sus emociones, no hablan de su pasado, de su crianza, de su infancia, de lo que les conmueve y les preocupa en la vida. Pero durante este viaje que emprenden juntos, y gracias a los desafíos a los que tienen que enfrentarse, se va forjando una amistad y una cierta confianza entre ellos".

-P: ¿Es más difícil para un actor interpretar un silencio que un diálogo?

-R: "No necesariamente. Pero no todos los actores tienen la costumbre de confiar en su habilidad de comunicarse sin un montón de gestos y sin palabras. Por supuesto mi compañero rodaje de este viaje, Reda, sí tiene ese don y una habilidad especial para eso. Yo podría hacer un trabajo más o menos digno, de trabajar con los silencios, pero si no tengo un compañero que me da lo mismo y que sabe jugar así con las palabras y con lo que no se dice, pues solo voy a llegar hasta cierto punto. Juntos pudimos hacer cosas que no hubiéramos logrado solos. Esa es la idea de la película, una buena amistad y un buen trabajo colectivo".

-P: Ya hablas cinco idiomas y tuviste que aprender también árabe.

-R: "También tuve que corregir y adaptar mi francés, el que había aprendido a medias en Norteamérica, para hablar como este personaje. El árabe hasta cierto punto fue un poco más fácil, porque no tenía conocimiento previo y lo aprendí a hablar más o menos como lo haría este personaje. Fue un poco más fácil que tener que cambiar a mi edad mi manera de hablar francés. Eso me costó un poco más, pero al final salió. Pero me gustan esos desafíos, aunque no pienso en idiomas ni en nacionalidades de los personajes ni de las producciones cuando escojo películas. Aunque es verdad que últimamente me han salido por casualidad oportunidades de trabajar en varios idiomas.

-P: Y vuelves a hablar unas pocas palabras en español, pero con acento andaluz.

-R: "Me alegra que te lo parezca. Es hijo de andaluces, y lo hablamos mucho con el director, que también tiene familia española. Como Camus, el personaje es hijo de españoles pero nunca ha estado en España. Pensamos cómo hablaría ese español que aprendió en su infancia de sus padres, que eran analfabetos que trabajaban en el campo y que venían de Andalucía. Cuando se comunica en español es obvio que tiene un acento particular, andaluz, pero con el matiz de que nunca ha estado allí. Y si se encuentra con alguien que habla español, como el personaje de Ángela Molina, habla y se le nota. Ese trabajo de los idiomas es interesante. Son herramientas, como en este caso, que con el sonido de pocas palabras, te cuentan algo más de esos personajes, te imaginas que habla así por sus padres, te hace pensar en muchas cosas, le da vida al personaje".

Tras su exitoso paso por el Festival de Venecia el año pasado, donde logró tres premios, Lejos de los hombres hace una breve parada en Madrid en el marco del festival de pre-estrenos franceses antes de estrenarse en las salas el 2 de octubre.