Corea del Norte condena a trabajos forzados perpetuos a dos supuestos espías de Seúl
- Les acusa también de introducir material para difamar a la dinastía Kim
- Seúl niega las acusaciones y exige su liberación
Corea del Norte ha anunciado este martes la condena trabajos forzados perpetuos de dos surcoreanos a los que mantenía detenidos bajo las acusaciones de espionaje y actividades subversivas. El Tribunal Central de Pyongyang, máximo órgano de justicia de Corea del Norte, ha dictado este martes la sentencia contra Kim Kuk-gi y Choe Chun-gil, de 60 y 55 años, respectivamente, ha informado la radio estatal del país, monitorizada por el Ministerio de Unificación de Seúl.
El régimen norcoreano había anunciado a mediados de marzo la detención de los dos surcoreanos, a los que acusó de llevar a cabo labores de espionaje por orden de EE.UU. y el Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur (NIS). Les ha atribuido, entre otros delitos, haber introducido desde el exterior material informático y audiovisual con contenidos para "difamar" a los líderes de la dinastía Kim, así como de haber entregado al NIS en Seúl datos confidenciales sobre viajes del fallecido Kim Jong-il durante la última década.
Seúl niega que sean espías
Seúl, por su parte, los ha reconocido como sus ciudadanos, ha negado las acusaciones contra ellos y ha exigido su liberación, aunque no confirmó si están relacionados o no con sus servicios de inteligencia. La condena a cadena perpetua de los dos surcoreanos podría tensar aún más las ya complicadas relaciones entre Norte y Sur, que desde hace meses mantienen sus lazos seriamente deteriorados por la constante fricción política y militar.
En el caso de Kim Kuk-gi, Corea del Norte asegura que es un exmisionero que construyó una red de espionaje para derrocar al régimen con unas 30 bases de operaciones en la ciudad fronteriza china de Dandong, además de distribuir propaganda ilegal y billetes falsos. En cuanto a Choe Chun-gil, se le acusa de recopilar información militar confidencial, incluyendo datos y materiales de las instalaciones nucleares norcoreanas, para entregársela a Seúl y Washington, además de otros delitos como introducir pornografía en el país o tratar de construir una iglesia protestante clandestina.