Hungría suspende de forma unilateral una normativa europea sobre refugiados
- Es la última medida del Ejecutivo nacionalista contra los extranjeros
- Al país están llegando miles de personas que huyen de guerras como la siria
El Gobierno de Hungría ha dado otro paso más en sus medidas contra los extranjeros, ya sean migrantes o refugiados, al suspender de forma unilateral una normativa de la Unión Europea que afecta a los solicitantes de asilo que entran en el país, con el argumento de proteger "los intereses húngaros".
En concreto, el Ejecutivo de Budapest deja de aplicar de forma temporal el Reglamento de Dublín III, lo que supone que este país centroeuropeo no aceptará la devolución de los solicitantes de asilo que entraron a la UE a través de Hungría y después se trasladaron a otro Estado comunitario.
Este reglamento europeo determina que los solicitantes de asilo son registrados en el país por el que entraron a territorio de la UE, y, en caso de ser interceptados en otro Estado, pueden ser trasladados al primero de ellos.
El Gobierno del derechista y nacionalista Viktor Orbar explica en un comunicado que "el sistema de asilo de Hungría está sobrecargado" ya que, según sus cifras, en lo que va de año se han recibido 60.000 solicitudes, cuando años atrás apenas eran 2.000.
"Hungría ha agotado sus recursos disponibles", asegura la nota.
País de paso
Hungría es un Estado de tránsito para los inmigrantes, que en su mayoría aspiran a alcanzar Austria, Alemania o los países escandinavos.
En los primeros meses de este año, Kosovo era el origen del mayor número de solicitantes de asilo, pero en las últimas semanas quienes cruzan la frontera desde Serbia proceden sobre todo de Siria, Afganistán, Irak y otros países de Oriente Medio.
La UE le ha pedido inmediatamente una aclaración, según informa AFP. Y uno de los países afectados, Austria, ha dicho que “quien quiera seguir teniendo una Europa sin fronteras debe respetar las reglas de la zona Schengen. Y eso significa mantener el reglamento de Dublín", en palabras de su ministra de Interior, Johanna Mikl-Leitner, citada por Efe.
Además, ha dicho que Viena está dispuesta a ofrecer apoyo a Budapest y ha recordado que ya hay 40 policías austríacos en la frontera entre Hungría y Serbia.
Cartas, carteles, vallas
El pasado día 17, Hungría anunció la próxima construcción de una valla de cuatro metros de altura a lo largo de los 175 kilómetros de frontera con Serbia, lo que generó las críticas Belgrado y Bruselas.
Y anteriormente, el Ejecutivo magiar envió a todos los hogares del país un cuestionario sobre la inmigración irregular con preguntas que sugieren una vinculación directa entre este fenómeno y el terrorismo.
Además, se colocaron carteles en los que se advierte a los inmigrantes de que deben respetar la cultura y las leyes del país y que no podrán “quitar” el trabajo a la población autóctona, según Efe.
Diversas organizaciones de derechos humanos y activistas han tachado al Gobierno magiar como "xenófobo" por todas estas medidas.
Budapest, como una decena de países de la UE, rechaza también la propuesta que recientemente planteó la Comisión Europea para establecer unas cuotas de reparto de refugiados por países. Los jefes de Estado y de Gobierno discutirán la cuestión en Bruselas el 25 y el 26 de junio.