Los acreedores piden más recortes y Grecia se niega a "trasladar la carga sobre trabajadores y jubilados"
- Las instituciones rechazan las medidas griegas e insisten en sus peticiones
- Grecia no acepta la contra-propuesta y ambas partes seguirán negociando
- Tsipras cuestiona la voluntad de Comisión, FMI y BCE de llegar a un acuerdo
- "O no quieren un acuerdo, o sirven a intereses particulares", ha señalado
Las instituciones acreedoras de Grecia -Comisión Europea, FMI y BCE- han rechazado parte de las últimas propuestas del Gobierno griego como alternativa a los ajustes contenidos en el actual programa de rescate, y han presentado una contra-propuesta que exige más recortes. Atenas no ha aceptado estas medidas al considerar que "trasladan la carga sobre trabajadores y jubilados con medidas sociales injustas". El primer ministro heleno, Alexis Tsipras, ha cuestionado la voluntad real de los organismos para lograr un pacto.
Una reunión entre Tsipras y los máximos representantes de las instituciones acreedoras (Jean-Claude Juncker por la Comisión, Christine Lagarde por el FMI y Mario Draghi por el BCE) ha finalizado sin acuerdo después de varias horas, al igual que el Eurogrupo extraordinario que se ha celebrado posteriormente.
Pero las negociaciones no han finalizado: las reuniones entre los líderes de Grecia y de las instituciones seguirán a todos los niveles en pos de lograr un acuerdo.
Contra-propuesta rechazada por Grecia
La nueva propuesta presentada por las instituciones a Atenas este miércoles por la mañana, publicada por el diario Wall Street Journal (.PDF), insiste en aplicar recortes de 2.000 millones de euros en el sistema de pensiones, ya que no aceptan que el Gobierno griego se limite a aumentar los ingresos del sistema mediante un incremento de las cotizaciones a la seguridad social, concepto por el que esperaban recaudar 1.150 millones.
Sí están a favor los acreedores de que aumenten las contribuciones de los jubilados al sistema de salud. Y piden, además, que el retraso en la edad de jubilación a los 67 años sea efectivo en 2022, tres años antes de lo propuesto por Atenas.
Los acreedores también piden subir la mayoría de los productos ahora gravados con el 13% de IVA hasta el 23% -incluidos alimentos procesados y restaurantes (la electricidad se mantendría en el 13%)- y limitar la subida del Impuesto de Sociedades propuesta por Grecia (piden un tipo del 28% en lugar del 29%).
Las instituciones tampoco aceptan que se cree un impuesto especial del 12% a todos los beneficios empresariales superiores a los 500.000 euros al año (Grecia esperaba recaudar por este concepto 1.350 millones en dos años) y piden un mayor ahorro en defensa (400 millones, el doble de lo propuesto por Atenas).
Según fuentes del Gobierno griego, las autoridades helenas han rechazado esas propuestas porque "traslada la carga sobre trabajadores y jubilados con medidas sociales injustas, mientras que al mismo tiempo propone evitar el aumento del peso sobre los que más tienen".
"O no quieren un acuerdo, o sirven a intereses particulares"
A primera hora de la mañana, y antes de partir hacia Bruselas, Tsipras ya había indicado a su equipo que la "perseverancia de algunas instituciones" de no aceptar medidas alternativas para lograr el objetivo de ahorro estipulado en el programa de rescate, "no ha ocurrido nunca antes, ni con Irlanda ni con Portugal, en ningún sitio".
"Este comportamiento extraño puede tener dos explicaciones: o no quieren un acuerdo con Grecia, o están sirviendo a intereses particulares", señalaba el líder griego, según fuentes oficiales de su país.
Las palabras del primer ministro heleno elevaron la tensión de cara a las reuniones que han tenido lugar en Bruselas, y que han concluido son acuerdo y con posturas muy enfrentadas.
La oposición del FMI
Según fuentes gubernamentales griegas, las duras declaraciones de Tsipras se referirían al FMI, que sería el principal detractor de las medidas presentadas para lograr cerrar el agujero presupuestario de 8.000 millones de euros, es decir, el ajuste que le exigen las instituciones.
Ya el martes, el organismo internacional se había mostrado muy reticente con algunas de las medidas propuestas y dudaba especialmente de las subidas de impuestos, que -a su juicio- podrían lastrar aún más las empresas helenas.