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Entrevista

Yehuda Shaul: "El proyecto nacional de Israel es perpetuar la ocupación de los territorios palestinos"

  • La ONG Breaking the Silence presenta El libro negro de la ocupación
  • Su cofundador denuncia el "clima de terror" en que viven los palestinos
  • Recoge 145 testimonios de soldados sobre los "abusos" del Ejército y los colonos
  • Sobre la guerra de Gaza: "Pudimos elegir no matar a 500 niños y no lo hicimos"

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Un niño palestino mira a hurtadillas desde su casa a los soldados israelíes en la ciudad cisjordana de Hebrón 17/01/06
Soldados israelíes patrullan en Hebrón ante la mirada de un niño palestino. EFE/Abed Al Hafiz Hashlamoun

Yehuda Shaul tiene 32 años y ya lleva un tercio de su vida dedicado a un proyecto -la resolución pacífica del conflicto palestino-israelí- que no espera ver acabado. "No tengo esperanzas de que la paz llegue mientras yo viva. No mientras siga la ocupación. Hasta que los palestinos no recuperen su dignidad, los israelíes no podremos vivir en paz", asegura.

Shaul acaba de aterrizar en España con El libro negro de la ocupación, escrito por el colectivo Breaking the Silence (Rompiendo el silencio), una ONG israelí formada por veteranos de guerra que se han comprometido a denunciar ante la opinión pública los "abusos" del Ejército israelí en los Territorios Ocupados. Él mismo estuvo al mando de una unidad en Hebrón durante los peores años de la Segunda Intifada.

Yehuda Shaul, cofundador de la ONG israelí Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio).

Yehuda Shaul, cofundador de la ONG israelí Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio). RTVE

El libro, editado en español por El Viejo Topo, recoge más de 140 testimonios de soldados que relatan crímenes y violaciones de los derechos humanos entre el año 2000 y 2010 en Gaza y Cisjordania. Son hombres y mujeres, jefes, oficiales y soldados rasos que por primera vez hablan de las condidiones de vida de los palestinos, y del papel de los colonos, de su poder y de la impunidad con la que actúan en los asentamientos.

No sabes dónde empiezan los colonos y donde termina el ejército. Hay un simbiosis total. Comparten el mismo proyecto y a veces los mismos métodos”, explica Shaul en una entrevista con RTVE.es. “La orden de los soldados es proteger a los colonos, no a la población palestina. La ley no es igual para todos”, asegura.

"Los colonos y el Ejército son lo mismo"

Los testimonios de militares describen un clima cotidiano de terror. Un miembro de las tropas aerotransportadas relata, por ejemplo, el linchamiento de un anciano en Hebrón en 2002.

“Parecía tener más de sesenta años, llevaba un bastón, llegó a la intersección de Abu Sneina, a la plaza Gross, y de repente tres muchachos de dieciséis o diecisiete años lo asaltan y lo tumban en el suelo en un segundo (...) Agarran una piedra, le parten la cabeza y empieza a brotarle sangre. Le dan patadas (...) y se van corriendo. Nadie los capturó (...) Ese incidente realmente me conmocionó. Me lo desbarató todo”, afirma.

Shaul asegura que el verdadero "cáncer" es que estas prácticas son sistemáticas. “No es algo que hagan unos cuantos soldados. Esto es la norma. El problema no son los soldados, son las reglas”, afirma este joven, acusado en su país de traidor a la patria.

Los efectos de la ocupación, señala, no sólo son devastadores para los árabes, sino también para los propios soldados israelíes. Algunos afirman haber soportado vejaciones de colonos y dicen no ser capaces ya de reconocer entre el bien y el mal.

Shaul enciende el ordenador y me enseña varios vídeos que recogen las órdenes de un jefe de comando a sus soldados durante la operación Plomo Fundido en Gaza. “No os lo penséis dos veces. Disparad siempre”, les exhorta. ¿Aunque haya dudas de si el objetivo es o no militar?, pregunto. La política es clara, dice: “Cuando hay duda, no hay duda. Se dispara siempre”.

Esta doctrina explicaría el alto número de víctimas civiles en la última guerra de Gaza: 1.462 muertos palestinos, de los que 551 eran niños, según las cifras de la ONU. "No se respeta el principio de proporcionalidad. No tengo palabras buenas para Hamás. No podemos elegir a nuestros enemigos, pero sí podemos elegir no asesinar a 500 niños. En cambio, hemos decidido luchar de esta forma, en base a dos principios: riesgo cero para nuestros soldados y daño masivo para crear disuasión. Y esto es a costa de la población palestina" (ver informe).

Un exsoldado israelí confiesa que las matanzas en Gaza fueron indiscriminadas

"La ocupación es física y mental"

El libro se divide en cuatro capítulos que tratan de ofrecer una visión integral de la política israelí en los Territorios Ocupados. Shaul la resume en una palabra: "intimidación". Asegura que si bien el aparato de seguridad ha tenido que responder a amenazas terroristas en la última década, incluidos ataques contra ciudadanos, las acciones del Ejército israelí son cada vez más ofensivas y destinadas a hacer "imposible" la solución de dos Estados.

"El Ejército no está en los territorios para separar a israelíes y palestinos. Separa a palestinos de palestinos. Es una política de aislamiento. Y, además, confisca sus cultivos y sus medios de vida de forma arbitraria", explica, pese a que el gobierno israelí asegura que los palestinos de los Territorios tienen satisfechas todas sus necesidades básicas y no sufren una crisis humanitaria.

“La ocupación no es sólo física. No se limita a construir asentamientos y quitarle la casa a los palestinos, sino que también invades su mente, les persigues y le metes el miedo en el cuerpo de forma permanente. Tienes el control de sus vidas. Decides cuándo duermen y por qué calle pueden cruzar. Es una ocupación mental”, subraya.

Los testimonios de los soldados recogen arrestos arbitrarios, castigos colectivos, redadas nocturnas, torturas y asesinatos. Una de las prácticas habituales del IDF (acrónimo inglés para las Fuerzas de Defensa Israelíes), aseguran, son las "operaciones simuladas", ejercicios de entrenamiento en los que las fuerzas militares irrumpen de noches en hogares palestinos al azar y arrestan a uno o varios miembros de la familia.

Un soldado israelí arresta a un palestino en una operación militar israelí en la ciudad cisjordana de Hebrón. 22/01/2006

Un soldado israelí arresta a un palestino en una operación militar israelí en la ciudad cisjordana de Hebrón. EFE / Abed Al Hafiz Hashlamoun JWH jm cmm

“Entran en una casa, detienen a quien se les antoja, le vendan los ojos, se lo llevan en una furgoneta, le interrogan, y al cabo de unas horas le abandonan en cualquier parte. ¿Por qué? Para dejar claro quién manda aquí”, explica Shaul.

El activista pide que se forme una comisión independiente, fuera del Ejército, que investigue estas supuestas violaciones de la ley internacional humanitaria. Pero, de momento, cree que es una quimera. Precisamente, este jueves, el gobierno palestino ha prestentado ante la Corte Penal Internacional de La Haya sus pruebas de crímenes de guerra cometidos por Israel durante la ocupación.

Una generación que no entiende la palabra 'libertad'

En 2014, el Gobierno de Benjamin Netanyahu sacó a concurso la construcción de 4.485 viviendas en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén Este; una cifra que marca el récord de los últimos diez años en la expansión de asentamientos, según el informe anual de la ONG Paz Ahora. El Gobierno israelí justifica la colonización por razones de "seguridad".

"¿Quién puede creerse que construir más colonias traerá seguridad? No es sólo que no vaya a traer seguridad es que la ocupación es inmoral. No debería ser una opción, pero lamentablemente ha sido el proyecto nacional de todos los gobiernos de Israel en los últimos 48 años. Durante más de dos tercios de la existencia misma del Estado de Israel. Es nuestro proyecto nacional. No ha acabado. Sigue en proceso. Todos nuestros recursos políticos, diplomáticos, militares, financieros están dirigidos a mantener y preservar nuestro control militar sobre los palestinos”, advierte Shaul.

"Hay toda una generación de palestinos que tienen mi edad y que no pueden ni siquiera entender lo que es vivir en libertad. Es enfermizo". Y concluye: “Estamos en 2015. En 2017 se cumplirán 50 años de ocupación. ¿Qué vamos a hacer para liberarlos? Esa es la pregunta que todos tenemos sobre los hombros”.