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Estado Islámico, un año del 'califato' del terror

  • Se cumple un año desde que Al Bagdadi autoproclamase el 'califato'
  • Las acciones de la coalición no han conseguido desmontarlo
  • El Estado Islámico se ha convertido en la nueva 'marca' yihadista

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El Estado Islámico ha afianzado y ampliado sus posiciones en Irak y Siria

Una nueva moneda de oro circula por algunas zonas de Siria e Irak. En la parte de arriba del anverso aparece inscrito “Estado Islámico”. En la parte de abajo la frase “un califato que sigue el modelo del profeta” Mahoma. Es la moneda oficial del llamado ‘califato’ de la organización terrorista Estado Islámico (EI) del que hace justo un año se anunció su creación. En teoría, esa moneda de oro circula por los territorios bajo el control de la organización terrorista. En teoría, porque la maquinaria de propaganda de la organización es sofisticada y eficaz, y nunca está del todo claro qué hay de cierto y qué no.

En este año, el EI se ha esforzado por combinar los terroríficos vídeos de decapitaciones, dirigidos a Occidente, con los folletos sobre las ‘bondades’ del sistema de salud y servicios sociales de ayuda a huérfanos que han instaurado en sus territorios. La organización intenta construir las bases de un "Estado" en el que reina la arbitrariedad, el fundamentalismo y el terror, mientras exprime económicamente a los civiles para lograr financiación.

"Exigen impuestos por todo: Por la limpieza y vigilancia de las calles, a los comerciantes, por el agua, la electricidad y el teléfono. En mi familia pagamos unos 50 dólares al mes, más de lo que pagábamos al régimen", explica a Efe por internet Al Jalif, que emplea un nombre falso y antes de activista era ingeniero civil.

Al exterior, las noticias que llegan son desoladoras: asesinatos en masa, lapidaciones, crucifixiones, matrimonios forzados de mujeres, entrenamiento militar de menores o expolio de bienes. Miles de personas en el llamado triángulo suní de Irak han huido ante la irrupción en sus localidades de la organización.

El ‘califato’ se consolida

Doce meses después de aquella aparición de Abu Bakr Al Bagdadí erigiéndose unilateralmente como ‘líder de los creyentes’, el 'califato' ha cumplido un año sin que la coalición internacional haya podido expulsarlos de sus posiciones. Las últimas ofensivas de la coalición internacional y del Gobierno iraquí les han causado cierto daño, pero no ha logrado expulsarlos. Según Washington, el EI ha perdido el control de entre 13.000 y 17.000 kilómetros cuadrados de terreno desde que instauró el 'califato'. Sin embargo, el EI persiste.

“Tiene no solo capacidad para resistir, sino para sobreponerse a los golpes que recibe”, señala a TVE el profesor es Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante y director para Oriente Medios de la Fundación Alternativas, Ignacio Álvarez Ossorio.

Ciudades tan importantes como Mosul o Ramadi, en Irak o Palmira, en Siria, están (si no total, intermitentemente) bajo su control. “No solo no ha cedido posiciones, sino que ha afianzado el control de sus feudos”, apunta el analista de la Fundación Alternativas. “Sobre todo en torno a Al Raqqa, a la capital (del llamado ‘califato’, en Siria)”, señala.

Un año de coalición con escasos resultados

En agosto de 2014, y por petición urgente del Gobierno de Irak, EE.UU. decidió que no podía permanecer indiferente al conflicto y optó por intervenir. Poco después se unieron países como Canadá, Jordania, Turquía o Francia, entre otros, con intervenciones aéreas esporádicas sobre las posiciones de la organización yihadista.

Sin embargo, la resistencia y eficacia del Estado Islámico ha sorprendido a muchos servicios secretos occidentales. En un año, la organización ha conseguido afianzar ciertas posiciones e, incluso, avanzar en otras.

Mapa de las zonas de control e influencia del Estado Islámico en Irak y Siria. Elaboración: RTVE.es

Mapa de las zonas de control e influencia del Estado Islámico en Irak y Siria. Elaboración: RTVE.es RTVE.es

“Después de un año de la creación de esa coalición internacional, es el momento de hacer autocrítica”, señala Álvarez Ossorio. “Está claro que no ha conseguido sus objetivos, no ha derrotado al Estado Islámico… Es más, hoy es mucho más robusto de lo que era en el pasado”, añade.

Irak y Siria, estados en descomposición

La amenaza del grupo ha generado, además, extraños aliados en este último año. El Gobierno de Irak ha recurrido a la fuerza de estructuras paramilitares chiíes, como la rama iraquí de Hizbulá o la milicia Asaib Ahl al Haq, para reforzar la ofensiva del Ejército y recurar territorio. Incluso Irán ha asistido logísticamente a Bagdad para luchar contra los yihadistas. En el otro frente, las fuerzas kurdas "peshmerga" también luchan contra el EI, que amenaza sus territorios.

“La concertación entre kurdos y milicias chiíes es imprescindible, lo que ocurre es que tenemos un problema y es que la zona donde es fuerte el Estado Islámico son zonas eminentemente suníes, donde cuentan con aliados locales. Y no solo entre los islamistas, yihadistas, sino también los leales al régimen de Sadam Hussein”, señala Álvarez Ossorio.

De hecho, estos leales al antiguo régimen de Sadam representan una parte logística señalada de la estructura del EI. La descomposición del régimen del dictador permitió a muchos antiguos expertos del servicio secreto de Sadam huir y terminar participando en lo que hoy es el Estado Islámico, dotando así a la organización de una estructura logística y estratégica de eficacia militar.

Las alianzas con las tribus suníes de Irak, arrinconadas y olvidadas en años de gobierno chií posteriores a la invasión, permite a la organización tener un control operacional sobre el terreno que dominan. En Siria, actualmente, dominan alrededor de 95.000 kilómetros cuadrados de Hasaka, Hama, Alepo, Damasco y las provincias de Homs, Al Raqa, Deir al Zur, Al Rif Damasco. Ni el resto de grupos rebeldes ni el régimen de Al Asad han sido capaces de desmontar el control yihadista sobre algunas zonas.

"Sobre todo en torno a Al Raqqa, a la capital, y después, por supuesto, con la conquista en el último mes de una ciudad tan importante y clave como el Palmira, en el este del país y que está, no lo olvidemos, a tan solo 230 km de Damasco”, señala el experto de la Fundación Alternativas. Ambos países, señala Álvarez-Ossorio, tienen algo en común que favorecen el auge de la organización. “Son estados en descomposición donde no hay una autoridad central, donde existen milicias armadas que, poco a poco, están suplantando al propio Ejército”, recuerda.

La nueva marca del terror global

En estos meses, el Estado Islámico se ha convertido además en una marca que se expande por distintos países. Organizaciones como Boko Haram en Nigeria o Ansar al Sharía en Libia, han jurado lealtad a Al Bagdadí. Incluso en países como Afganistán, donde ya existían organizaciones yihadistas tan arraigadas como los talibanes, el Estado Islámico ha hecho irrupción, si bien no con una presencia significativa.

Los expertos señalan, no obstante, que estas coaliciones obedecen más al oportunismo que una coalición sólida. Sin embargo, esa engañosa imagen ha generado también una inercia de reclutamiento entre jóvenes musulmanes que viven en occidente. En el último año se ha reproducido el número de jóvenes nacionales de Francia, Alemania o Reino Unido que han viajado a Siria o Irak para combatir con la organización. La capacidad de captación en Internet y las redes sociales han resultado clave en este aspecto.

También se han reproducido los ataques de lo que los expertos denominan “yihad urbana” y de los “lobos solitarios”, individuos radicalizados que cometen atentados autónomos muchos de ellos bajo la ‘marca’ de Estado Islámico. Atentados como el del semanario Charlie Hebdo, los de Túnez contra el Museo del Bardo o, más recientemente, contra los hoteles españoles en Susa, son un ejemplo de ello que ha generado una gran conmoción en occidente.

Sea como fuere, y aunque la ideología es la misma, Al Qaeda parece desbancada como vanguardia del yihadismo internacional y la nueva marca del terror global tiene su sede al la ciudad siria de Al Raqqa.