Un año después, los gazatíes pierden la esperanza: "Vivimos una vida horrible y una muerte lenta"
- Más de 20.000 casas fueron completamente destruidas y no se han reconstruido
- Un 80% de la población depende de la ayuda humanitaria para vivir
- Tras ocho años de bloqueo, el paro es el mayor del mundo con un 43%
Mostasem Abú Aser, de 31 años y padre de cuatro hijos, lleva uno viviendo en su casa medio derruida en el barrio de Suhaiya de la ciudad de Gaza, el más deteriorado durante la guerra de julio-agosto de 2014 y que sigue sumido en la destrucción. Como muchos otros en Gaza, apenas le quedan esperanzas de que cambie su situación.
El segundo piso de la vivienda quedó totalmente destrozado en la ofensiva israelí "Margen Protector", entre el 8 de julio y el 26 de agosto de 2014 y que causó la muerte de 2.251 palestinos (1.462 civiles y 551 de ellos niños) y a 67 soldados y seis civiles del lado israelí. La ONU considera que el Ejército israelí y grupos armados palestinos cometieron abusos que podrían ser considerados crímenes de guerra.
Su familia sobrevive hoy en uno de los cuartos del primer piso, que también resultó seriamente dañado, tras reconstruir a duras penas una de sus paredes y meter allí camas para toda la familia. No son los únicos. Más de 20.000 casas fueron completamente destruidas y 30.000 parcialmente en los cincuenta días de operación militar israelí, según datos del Ministerio de Vivienda del movimiento islamista Hamás, que controla la franja.
“Hemos perdido la esperanza de que nuestras casas se vayan a reconstruir“
"Israel y Naciones Unidas han informado de que pronto se permitirá la entrada a Gaza de materiales de construcción, como un primer paso para construir 663 viviendas para los que perdieron sus hogares", anunció esta semana el titular de Vivienda, Mufid al Hasayna, que añadió que el plan de reconstrucción "ya ha empezado a avanzar".
Pero, tras un año viviendo entre escombros, Abú Aser y muchos otros ya no se creen las grandes promesas oficiales. "Son promesas y promesas, pero nada se mueve. No les creo. Míreme a mi y a mis vecinos: llevamos ya un año y hemos perdido la esperanza de que nuestras casas se vayan a reconstruir", ha declarado a la agencia Efe.
"Durante la guerra nos trasladamos a un refugio de la ONU, una semana, pero allí la vida era miserable, así que en un alto el fuego volvimos a casa a recoger cosas útiles y luego alquilé un apartamento en Gaza capital por 200 dólares al mes", explica.
Ocho años de bloqueo
El golpe de la guerra fue un mazazo más en un territorio al que ocho años de bloqueo ha llevado a retrasar varias décadas el reloj.
“Un 80 % de los habitantes necesita de ayuda humanitaria“
Los índices de pobreza y desempleo se han disparado, alrededor de un 80 % de los habitantes necesita de ayuda humanitaria y el paro es el mayor del mundo, con un 43%, según el Banco Mundial.
"No puedo encontrar trabajo. Antes de la guerra vendía verduras y ahora estoy en el paro", lamenta Abú Aser, otro más de los cientos de miles que antes se ganaban la vida por si solos y ahora dependen de la ayuda extranjera e internacional.
El paro, la creciente pobreza, el interminable bloqueo israelí (apoyado por Egipto) y la división política palestina son el combustible que alimenta desde hace años la desesperación y la falta de fe de que la situación vaya a mejorar algún día.
“El paro es el mayor del mundo, con un 43%“
La tregua acordada entre Hamás e Israel tras la ofensiva se ha respetado en un alto grado, aunque en los últimos meses se ha registrado el lanzamiento de varios cohetes desde la franja, respondidos con bombardeos israelíes sobre objetivos militares palestinos.
Temor a una nueva guerra
Pero los residentes saben que la violencia podría estallar de nuevo en cualquier momento. "Si me pregunta si espero otra guerra, diría que no porque hemos tenido ya suficientes. Hemos pasado tres guerras, en 2009, 2012 y 2014 y no hemos ganado nada con ellas, solo destrucción y pobreza", se queja Yaser El Haj, un joven de 26 años de Jan Yunis, al norte del territorio, que perdió su casa y a ocho miembros de su familia el pasado verano.
La falta de avances en la reunificación palestina es uno de los factores que ha impedido que los 5.400 millones de dólares a que se comprometieron los donantes en El Cairo el pasado octubre lleguen a Gaza y empiecen a financiar la reconstrucción.
"Vivimos una vida horrible y una muerte lenta", se queja El Haj, que admite que "no hay hambre en Gaza, porque todo el mundo tiene comida, pero todos viven vidas miserables".
"Yo lo perdí todo en la guerra. No quedó nada. Aquí la gente no muere de hambre, como en otros sitios. Pero mueren de estrés y de ira porque la situación no mejora", señala en pie sobre los escombros de lo que, hace un año, era su hogar.