Curiosity encuentra en Marte rocas similares a la corteza continental terrestre
Las halla en un cráter de más de 3.600 millones de años
La composición es similar a los materiales continentales más antiguos de La Tierra
El robot Curiosity ha encontrado en Marte, en el mismo sitio en el que aterrizó hace cuatro años, rocas ricas en sílice similares a las de la corteza continental más antigua de la Tierra. Así lo ha publicado la revista Nature Geoscience en un artículo que explica cómo las rocas estaban diseminadas en el lugar de aterrizaje.
El robot se encontraba atravesando la zona del cráter de Gale, formado hace aproximadamente 3.600 millones de años. Allí descubrió rocas de color claro, que contrastaban con las que había localizado en otras regiones más jóvenes y que tenían composición basáltica.
Mientas Curiosity avanzaba por la superficie, un equipo internacional de expertos analizó, a través de la cámara ChemCam que el robot lleva incorporada, los datos geoquímicos de más de 22 rocas.
Hasta el momento, la corteza continental se atribuía exclusivamente al planeta Tierra, asociada al complejo proceso magmático que se relaciona con la aparición de las placas tectónicas.
En el caso de Marte, los científicos daban por supuesto que su corteza no había sido sometida a ese proceso magmático y por ello sospechaban que debía estar formada, principalmente, por basalto. Las misiones más recientes, sin embargo, habían descubierto ya la existencia aislada de materiales ricos en sílice. Ahora, los investigadores sugieren que las rocas de color claro y ricas en sílice pueden ser restos de una antigua corteza marciana similar a la primera corteza continental que hubo en la tierra, aunque consideran que aún hacen falta más datos para confirmarlo.
Casi tres años buscando signos de vida en el planeta rojo
Curiosity lleva estudiando el Marte desde que lo lanzó la NASA en 2011. Desde entonces, ha encontrado muestras que aumentan la evidencia de que, en el pasado, Marte podría haber sido más parecida a la antigua Tierra de lo que se sabía entonces.
Hace apenas dos años los científicos descubrieron que el robot había encontrado un dos por ciento de agua en el polvo de la superficie del planeta y materiales orgánicos de origen no determinado. Unos meses más tarde, en diciembre de 2014 y en el mismo cráter en el que está realizando su investigación, encontró pruebas de que podría haber existido un lago hace decenas de millones de años. Ese mismo mes Curiosity también encontró fluctuaciones de gas metano en la atmósfera del planeta, un hallazgo que abrió una nueva vía de investigación destinada a encontrar algún tipo de actividad biológica que las provocara.
En 2015 el robot encontró, por primera vez, nitrógeno en el suelo del planeta rojo. Este elemento, que resulta fundamental para el desarrollo de la vida, ya se había detectado en la atmósfera de Marte, pero no en la superficie terrestre, más allá de algunos meteoritos aislados. Otra de las investigaciones, que fue publicada entonces en PNAS, indica que el monóxido de carbono (CO) que también está presente en la atmósfera marciana podría ser una fuente de energía para hipotéticas comunidades microbianas.
En este sentido, encontrar indicios de vida se ha convertido en uno de los principales objetivos de los investigadores, que hace apenas unos meses dieron con muestras que indican que pudo existir, al igual que en nuestro planeta, agua salada en Marte.