Más de 30 diputados de Syriza votan contra las reformas mientras Tsipras intenta mantener la unidad
- De los 149 diputados de Syriza, 32 votan en contra y seis se abstienen
- Dimiten varios miembros del Gobierno griego que rechazan lo pactado
- La mitad del comité central de Syriza ve en el acuerdo un "golpe de Estado"
- Tsipras asegura que agotó todas las soluciones posibles en la negociación
La votación sobre las reformas exigidas por Bruselas -base para iniciar las negociaciones sobre un tercer rescate- ha dividido a Syriza. 32 diputados del partido del primer ministro griego, Alexis Tsipras, han votado en contra de las medidas, que finalmente han sido aprobadas gracias al apoyo de la oposición esta madrugada. Asimismo, se han producido varias dimisiones en el Ejecutivo.
Ante la "grave división en la unidad del grupo parlamentario de Syriza" que reconoce el portavoz del Gobierno, Gavriil Sakelaridis, Tsipras, se prepara para llevar a cabo una remodelación de su gabinete este jueves, según algunos medios de comunicación.
A pesar de que Tsipras pidió unidad y apoyo para el texto acordado con los acreedores, de los 149 diputados con los que cuenta Syriza, finalmente 110 han votado a favor, 32 en contra, seis se han abstenido y uno estuvo ausente.
En total, el paquete de medidas ha recibido la negativa de 64 parlamentarios (frente a 229 a favor), entre los que estuvieron los miembros de Amanecer Dorado y los comunistas del KKE.
Dentro del partido de Tsipras, ha destacado el "no" del exministro de Finanzas, Yanis Varufakis, que ha mostrado su rechazo en el Parlamento al acuerdo de rescate y lo ha comparado al Tratado de Versalles que tuvo que firmar Alemania tras la Primera Guerra Mundial y que propició la subida al poder de Adolf Hitler.
Varios ministros de Tsipras votan en contra
También han mostrado su rechazo varios ministros, entre ellos, el de Energía, Panayotis Lafazanis, miembro de la Plataforma Izquierdista, el ala más radical de Syriza. Lafazanis ha asegurado tras la votación que va seguir apoyando al Ejecutivo, aunque dimitirá si Tsipras se lo pide.
La presidenta del Parlamento, Zoe Konstantopoulou, y dos ministros adjuntos, el de Seguridad Social, Dimitris Stratulis y el de Defensa, Kostas Ísijos, también han dicho "no" al paquete de reformas. Konstantopoulou afirmó antes de votar que el Parlamento no debía "firmar el chantaje de los prestamistas".
Por otra parte, quien sí ha renunciado a su cargo es Nadia Valavani, viceministra de Finanzas. Este miércoles, en una carta al primer ministro Valavani ha asegurado que "la solución impuesta a Grecia" por los acreedores "no es viable". Por ello, ha votado en contra y ha explicado que no puede seguir en el gobierno. A esta dimisión se han sumado la del secretario general de Economía del Ejecutivo, Manos Manusakis y la del secretario general de Seguridad Social, Yorgos Romaniás.
"Si no tengo vuestro apoyo será duro mantenerme como primer ministro"
"Si no tengo vuestro apoyo (en la votación) será duro para mí mantenerme como primer ministro", aseguró Tsipras, tras pedir a su formación mantener la unidad en estos momentos "históricos", "difíciles" y "críticos".
En la reunión del grupo parlamentario de Syriza, que precedió al debate en el pleno, el líder solicitó a las voces disidentes de su partido que propongan una "alternativa fiable y realista" que pueda haber pasado por alto. "Agoté todas mis capacidades de negociación y todas las soluciones posibles", ha defendido ante los suyos el primer ministro, según fuentes gubernamentales.
"Tratamos de negociar lo mejor que pudimos; nadie puede dudar de la voluntad del Gobierno y los esfuerzos para una solución aceptable para ambas partes", ha dicho Tsipras, quien ha hecho referencia a la presión que ha soportado en los últimos días desde determinados círculos para que Grecia se fuera del euro pero de una manera que impedía al país beneficiarse del retorno a una moneda nacional.
Syriza: "El acuerdo es un golpe de Estado"
Además, este miércoles, más de la mitad de los miembros del Comité Central de Syriza pidieron al Gobierno rechazar el acuerdo firmado con los acreedores por considerarlo "incompatible con las ideas y los principios de la izquierda y sobre todo con lo que necesitan las clases más pobres". Y por creer que no resuelve los problemas del país.
En la declaración conjunta, firmada por 109 miembros de los 200 del comité central del partido, el texto califica el acuerdo de "golpe de Estado" y destaca que su objetivo es la "exterminación ejemplar de un pueblo que tuvo la osadía de pensar que había otra vía posible aparte del modelo neoliberal de la austeridad extrema".