El genoma del kiwi revela las claves de su visión nocturna y su gran olfato
- Se trata del mayor genoma de un ave secuenciado hasta la fecha
- Estas adaptaciones evolutivas ocurrieron hace unos 35 millones de años
- El ave, endémica de Nueva Zelanda, está en peligro de extinción
Un equipo liderado por la Universidad de Leipzig y el Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology (Alemania), ha descifrado por primera vez el genoma de los kiwis marrones de la Isla Norte de Nueva Zelanda (Apteryx mantelli).
De pequeño tamaño y similares a las gallinas, estos kiwis son las únicas aves nocturnas del grupo de las ratites (pájaros no voladores, como las avestruces y los emúes) que cuentan con un gran sentido del olfato. Hasta ahora, se desconocía cómo se habían producido estas adaptaciones genéticas.
Los investigadores han secuenciado los genomas de dos de estas aves, que también destacan por poner una gran cantidad de huevos en comparación con su tamaño corporal. El resultado ha sido el mayor genoma de ave secuenciado hasta la fecha. El estudio, publicado en Genome Biology, ha permitido identificar los cambios evolutivos del genoma que explicarían las adaptaciones únicas de este pájaro a la visión nocturna, un comportamiento que comparte con poco menos del 3% de todas las especies de aves.
Hábitos nocturnos y visión del color alterada
Los resultados del análisis señalan que estas características de nocturnidad de los kiwis están relacionadas con unos genes alterados que eliminan la visión del color y con otros que modifican el sentido del olfato.
“Hemos observado por primera vez la ausencia de visión de color del kiwi, así como unos receptores olfativos que pueden detectar una mayor variedad de olores“
“Hemos observado por primera vez la ausencia de visión de color del kiwi, así como unos receptores olfativos que pueden detectar una mayor variedad de olores, esenciales para sus momentos de forrajeo nocturno”, ha dicho Diana Le Duc, autora principal e investigadora en los centros alemanes.
Según Le Duc, estas adaptaciones parecen haber ocurrido hace unos 35 millones de años, poco después de la llegada de sus antepasados a Nueva Zelanda, y probablemente como consecuencia de su estilo de vida nocturno.
El trabajo recalca que el gen responsable de la visión en blanco y negro, llamado rodopsina, es similar al de otros vertebrados. Pero el equipo ha encontrado mutaciones en los genes receptores de la visión en verde y azul, lo que podría provocar que estos dos colores estén ausentes en la visión en color del ave neozelandesa que, además, está en peligro de extinción.
“A pesar de los esfuerzos de conservación, los kiwis siguen amenazados”, ha alertado la experta, quien espera que la secuenciación de su genoma ayude a desarrollar estrategias de gestión y conservación para protegerlos.