Detenidas 12 personas de una organización dedicada a clonar tarjetas bancarias que estafó cerca de 75.000 euros
- Los falsificadores poseían números de cuentas y códigos de verificación
- Las tarjetas se usaban para extraer efectivo o hacer compras ficticias
La Policía Nacional ha informado de la detención en Madrid de 12 personas que formaban parte de una organización dedicada a la clonación de tarjetas bancarias (práctica también conocida como skimming) que estafó cerca de 75.000 euros.
Los agentes han detenido a los miembros de este grupo (diez de ellos originarios de la República Dominicana, uno de Brasil y uno español) y han intervenido útiles para la falsificación de tarjetas como un ordenador, 12 plantillas de caracteres transferibles, 58 tarjetas y tres libretas con anotaciones de números de tarjetas, fechas de caducidad y sus correspondientes códigos de verificación (CVV).
Además, han localizado 12 libretas de banco, documentación bancaria y de contabilidad, 20 teléfonos, joyas, 14 relojes, 80 gramos de cocaína, 765 euros y efectos comprados con tarjetas falsas, como televisores, tablets, videoconsolas, zapatos, trajes y abrigos de piel.
Una organización con distintos niveles
La operación comenzó tras detectarse que una mujer se dedicaba a la venta de material electrónico (teléfonos de alta gama, ordenadores y televisores) que habían sido comprados con tarjetas falsificadas. Con las primeras pesquisas se averiguó que la investigada formaba parte de un grupo de ciudadanos dominicanos que se encargaba de la obtención de los datos de tarjetas que después transferían a otros soportes.
El grupo tenía una estructura delimitada en la que se diferenciaban el líder, que obtenía la numeración e información de las bandas magnéticas de las tarjetas; el encargado de volcar los datos y aplicarlos a un nuevo formato, y los encargados de utilizarlas. Una vez clonadas, las tarjetas eran empleadas para extraer efectivo en cajeros o realizar compras ficticias de artículos de alto valor en establecimientos conniventes que colaboraban activamente con la banda.
En el último escalón de la organización se encontraba el receptor, encargado de dar salida a los productos adquiridos de forma ilícita, y colaboradores que se encargaban de realizar contravigilancias y de hacer transferencias o ingresos a los miembros de la asociación.