Izabella Godlewska, retazos de una vida en Casa de Vacas
- La exposición sobre su carrera artística estará en El Retiro hasta el 30 de julio
- Pinturas y esculturas desde sus inicios hasta sus últimos trabajos
- La artista visita la exposición todos los días para intercambiar impresiones con los visitantes
La vida es un constante vaivén, un sendero inhóspito que nos zarandea allá por donde dicta su voluntad. A Izabella Godlewska la vida le ha “obligado” a recorrer gran parte de la geografía mundial, y aunque ella tilda este constante viaje como “una suerte que me ha llevado a conocer diferentes países, con distintas luces y posibilidades”, bien es cierto que no siempre esos trayectos han sido tan sencillos. Polaca de nacimiento, con ocho años tuvo que huir de su país natal junto con su familia debido a la II Guerra Mundial, pasando por multitud de países europeos hasta finalmente recalar en el Reino Unido.
Fue allí donde comenzó a labrarse su carrera de arquitecta, y paralelamente, su trayectoria artística como pintora y escultora. Ahora, hasta el próximo 30 de julio, la Casa de Vacas, centro cultural del Parque de El Retiro de Madrid, acoge una exposición sobre sus obras, desde sus comienzos hasta sus últimos trabajos. “Son obras desde cuando empecé a pintar hasta ahora. Pintura y escultura. No hay nada de arquitectura porque sino la exposición se hacía demasiado extensa”, explica la artista de 83 años a RTVE.es, afincada en Madrid desde la década de 1950 tras su matrimonio con el diplomático Eduardo Aranda Carranza.
En cuanto al criterio para seleccionar las obras a exponer, Godlewska desvela que es “una antología. Por primera vez en mi vida miré hacia atrás, y me di cuenta del hilo común de mis obras, lo que busco”. Preguntada por este hilo común, expone que “este es el infinito. A mí me parecía que estaba pintando el momento, pero al pensar es inevitable que también tienes la curiosidad del principio y del fin. Eso empezó hace mucho, y es muy evidente en mis obras, que ya llegan a la abstracción”.
Encuadrada en su propia corriente artística
Tras asentarse en Londres, Izabella Godlewska inició sus estudios de arquitectura en Oxford, donde se licenció en 1955. Fue por esos años cuando comenzó sus clases de pintura con el profesor Jozef Pankiewicz, quien le enseña a pintar al óleo. Debido a su tardía formación artística y a sus previas nociones de composición y acuarela, no se encuadra dentro de ninguna corriente artística, sino en la suya propia. “Como yo tengo formación de arquitecto, es una formación de creatividad, y luego el profesor Pankiewicz me enseña en Londres la manera de pintar al óleo. Él era de la Escuela de París, así que esa es mi base de pintura. Luego sigo mi propio camino, que coincide con muchos pintores de varias escuelas. Pero de seguir a alguien, en absoluto, no”.
La artista reconoce la influencia de su formación de arquitecta en su obra, algo que han reafirmado diversos arquitectos que se han acercado a ella con el paso de los años. “Cuanto más avanzada es mi obra, más síntesis hay con la arquitectura”.
Godlewska también habla del gran peso de su carrera universitaria a la hora de afrontar el constante vaivén de traslados que provocó el trabajo de su marido durante toda su vida. “Nunca sabes qué proyecto te va a llegar, entonces te enseñan a diferenciar y a ponerse a disposición de las exigencias”. Países como Haití, Venezuela, Bélgica o Estonia han sido hogares para la artista, y cada uno ha aportado su granito de arena en su trayectoria artística. “Yo siempre me metía en las posibilidades de cada lugar, la creatividad ha estado nutrida por las circunstancias que también proporcionan posibilidades”.
Importancia de los árboles en su obra
En la obra de Izabella Godlewska los árboles son un elemento imprescindible, ocupan un lugar preferente dentro de cada trabajo. “Yo nací en Polonia, en una parte donde hay más bosques. Recuerdo de mi infancia ir a dar paseos al bosque, buscar setas…”. En diversas fases de dificultad de su vida la artista confiesa que al dar los paseos los árboles la "acompañaban". "Me gustaban mucho los árboles en invierno (en Londres) porque abrigaban. Yo sentía que me abrigaban”, explica la artista a RTVE.es.
Cada día la pintora visita la exposición de Casa de Vacas, atendiendo a los visitantes e intercambiando impresiones sobre sus trabajos. “Yo dejo que ellos vean y luego se me acercan si quieren, Yo no los cazo”, asegura entre risas. “Es una experiencia única porque me ha hecho saber que mi obra es homogénea, me lo han dicho muchas personas. No siempre han sido profesionales, sino personas que les gusta el arte, que les gusta todo”.
Este miércoles finaliza esta exposición sobre el trabajo artístico de una mujer superviviente, una muestra que narra la vida de una artista que ha ido moldeando su destino pincelada a pincelada.