La genética contra el tráfico de animales salvajes
- La secuenciación genética es una herramienta poderosa para prevenir el tráfico ilegal de fauna
- Los jaguares, los loros o el delfín rosado enre los animales amenazados en Latinoamérica
Un número especial del Journal of Heredity recopila varios estudios sobre aplicaciones reales de la genética para la conservación de la biodiversidad en Latinoamérica. Los trabajos abarcan desde la forma de desenmascarar traficantes de loros y guacamayas, la fragmentación del hábitat del jaguar del Pantanal brasileño, hasta la venta fraudulenta de pescado.
El campo de la genética para la conservación para para apoyar la preservación y restauración de la diversidad biológica está en crecimiento desde hace cuatro décadas. Una tendencia reciente es el uso de dichos métodos no solo para entender problemas de conservación, sino también para solucionarlos.
El Journal of Heredity ha publicado un número especial en el que concentra varios estudios sobre la aplicación de técnicas de ADN a problemas de conservación en Latinoamérica, una zona en la que la diversidad biológica está siendo degradada por un desarrollo intenso.
"Latinoamérica posee una gran biodiversidad y está en un proceso de desarrollo económico sin precedentes. Esta combinación se está convirtiendo en una amenaza muy preocupante para la conservación", asegura Kathryn M. Rodríguez-Clark, una de las editoras del especial. Un número que incluye quince trabajos en una amplia gama de organismos, desde árboles, a ranas y monos.
Grandes felinos del Pantanal de Brasil
En una de estas investigaciones los científicos usaron análisis genéticos de muestras de sangre para caracterizar la diversidad genética y la estructura poblacional de 52 jaguares de cuatro localidades del Pantanal brasileño, un ecosistema extenso y relativamente primitivo.
En el estudio se describe un alto nivel de diversidad genética entre individuos, pertenecientes a una sola población sin evidencias de fragmentación, y por ende saludable.
Sin embargo, muestras tomadas a una escala espacial similar en la Mata Atlántica, un ecosistema de 4.000 km2 cercano a la costa atlántica de Brasil, indicaron una situación muy diferente: los jaguares de ese ecosistema se dividieron recientemente en varias subpoblaciones debido a la fragmentación de su hábitat; una de esas subpoblaciones de hecho ya se ha extinguido.
"Los resultados del Pantanal sirven como base para su comparación con los jaguares de la Mata Atlántica. Estos resultados demuestran la necesidad de un manejo activo de esta especie, y proveen una referencia que indica cuál es su estructura poblacional natural", explica Eduardo Eizirik, coautor del trabajo en la Universidad Pontificia Católica de Rio Grande do Sul (Brasil).
Detectar el tráfico ilegal de huevos de loro
Otro estudio empleó códigos de barra genéticos para identificar las especies afectadas por el tráfico ilegal de huevos de loros brasileros. La investigación surgió a raíz del hallazgo en un aeropuerto en Brasil de una persona con 58 huevos de ave que alegó que se trataban de huevos de codorniz.
Las autoridades sospecharon que no era cierto, pero como los huevos no eclosionaron fue imposible la identificación morfológica de los pichones. Para saber su origen, los autores de este estudio emplearon dos pruebas genéticas. Ambas mostraron que 57 de los huevos eran de loros y uno era de un búho.
Esto demuestra que este tipo de secuenciación genética puede ser una herramienta poderosa en investigaciones criminales y en el diseño de estrategias para prevenir el tráfico ilegal de la fauna, destacan los autores.
"Con estos datos, la policía pudo elaborar un escenario más preciso de tráfico ilegal", apunta la científica Cristina Miyaki de la Universidad de São Paulo. "Este tipo de análisis podría ser adoptado por las autoridades para detectar otras especies afectadas por el tráfico, o para controlar las importaciones y exportaciones, También para monitorizar la dispersión de especies invasoras," agrega.
Fraude en el pescado que amenaza al delfín rosado
Un tercer estudio se enfocó en resolver un problema del fraude en el mercado de pescado y la amenaza que supone para el delfín rosado en la Amazonía de Brasil. Los brasileros normalmente no consumen Calophysus macropterus, conocido localmente como piracatinga, al no ser de su gusto. En estas áreas es frecuente la pesca con cebo de carne de delfín de río y caimanes.
Sin embargo, alrededor de 2008, apareció un pescado nuevo en el mercado denominado douradinha. Esta presa no correspondía a ninguna especie conocida en la región. Los autores del estudio sospecharon que douradinha era realmente piracatinga, pero con otro nombre para engañar a los compradores y así evitar exponer sus prácticas de pesca que incluyen la muerte de delfines y caimanes.
El equipo colectó 62 muestras de douradinha de supermercados y pescaderías, y usó secuenciación genética para determinar la especie verdadera para cada muestra. Más del 60% de las muestras etiquetadas como douradinha eran realmente de piracatinga, y las muestras restantes eran de otras especies de pescado de menor valor.
La secuenciación adicional del contenido estomacal de dos peces muestreados enteros confirmó la presencia de delfín de río, presumiblemente empleado como cebo para pescar. La pesquería de piracatinga está ahora en veda permanente, parcialmente gracias a este estudio.
"Nuestro trabajo fue fundamental para apoyar la iniciativa que resultó en la veda de la douradinha. Conseguimos demostrar no solo que se emplearon delfines como cebo, sino también que un simple cambio en el nombre de douradinha a otro ficticio no conseguirá que se deje de respetar esta veda”, enfatizó Antonio Solé-Cava de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (Brasil) y coautor del estudio.