Japón conmemora el 70º aniversario de las bombas atómicas entre la ceremonia y la polémica
- Un centenar de países han participado en la ceremonia conmemorativa
- Las protestas por la reforma militar y la reapertura de las centrales marcan el aniversario
Las campanas han sonado este jueves a las 08:15 (01:15 hora española peninsular) en el Parque de la Paz de Hiroshima, exactamente 70 años después del lanzamiento por un bombardero estadounidense de la bomba atómica, el primer ataque nuclear de la historia.
En 6 de agosto de 1945 murieron unas 80.000 personas, aunque este número aumentaría hacia finales de ese año hasta los 140.000, y se incrementaría aún más en décadas posteriores a causa de los efectos de la radiación.
Los bombardeos atómicos sobre Hirosima y Nagasaki precipitaron la rendición de Japón, anunciada por el emperador Hirohito en una alocución radiofónica, y el final de la segunda Guerra Mundial.
Amplia presencia internacional
La conmemoración ha arrancado con un minuto de silencio en una ceremonia a la que han asistido representantes de un centenar de países, una cifra récord.
A poca distancia del lugar donde hace siete décadas un bombardero B-29 llamado "Enola Gay" arrojó la primera bomba nuclear de la historia se han dado cita, entre otros, la embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, y la subsecretaria de Estado de EE.UU. para el control de armas y la seguridad internacional, Rose Gottemoeller, así como representantes de otras potencias nucleares como Reino Unido, Francia y Rusia.
La ceremonia de Estado y el tributo a las víctimas y los supervivientes, conocidos en Japón como hibakusha, se ha celebrado en medio de las continuas protestas contra el gobierno nipón por impulsar la reforma militar y la inminente reactivación de centrales nucleares tras el desastre de Fukushima.
Durante la ceremonia, a la que finalmente no ha asistido el presidente de EE.UU., Barack Obama, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, ha instado a la comunidad internacional a terminar con el armamento nuclear. "Hasta ahora, no hemos podido llegar a un acuerdo en las reuniones internacionales contra la proliferación nuclear, pero en otoño de este año presentaremos una declaración en este sentido", ha asegurado en su discurso en el que ha aludido a la responsabilidad de Japón en este sentido como el primer país que sufrió un ataque nuclear de la historia.
Respeto internacional, polémica nacional
Abe está en el punto de mira y afronta protestas programadas ante el Parlamento, donde está a punto de ser aprobada la reforma promovida por el Ejecutivo que por primera vez en 68 años permitirá a las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) operar en el extranjero y defender a aliados en caso de ataque.
La iniciativa llega después de que en 2014 el Gobierno realizara una polémica "reinterpretación" de la Constitución pacifista adoptada por Japón en 1947 a instancias de la ocupación estadounidense y que hasta ahora impedía al país el uso de la fuerza para resolver conflictos internacionales.
Asimismo, según recoge la agencia EFE, este miércoles la oposición nipona ha intentado arrinconar al ministro de Defensa, Gen Nakatani, durante su comparecencia en la Cámara Alta al preguntarle si la reforma prevista autorizará a Japón a transportar armas nucleares para sus aliados en caso de tener que asistirles militarmente.
Nakatani admitió que "técnicamente" así sería, aunque se apresuró a descartar dicha posibilidad esgrimiendo los tres principios nucleares adoptados por Japón en 1967 por los que el país no puede poseer, fabricar o albergar en su territorio bombas atómicas.
La sombra radiactiva de Fukushima
Otro factor que ha hecho perder popularidad al actual gabinete en los últimos tiempos es su apoyo a la reactivación de centrales nucleares, todas ellas actualmente apagadas a raíz del accidente en Fukushima en 2011.
Según los sondeos, más de la mitad de los japoneses está en contra de la medida por temor a que se repita un episodio como el de Fukushima, y las manifestaciones antinucleares han sido también la tónica de los últimos meses en Tokio y otras ciudades. Muchos de estos grupos antinucleares han comenzado ya a celebrar en Hiroshima sus congresos anuales, en los que participan hibakusha y activistas de diversos países.
En cualquier caso, esto no será impedimento para que la central de Sendai (en el suroeste del país) empiece a funcionar en fase de pruebas el próximo 10 de agosto, tras superar los nuevos criterios de seguridad post-Fukushima impuestos por el regulador nipón.