El Gobierno de Irak aprueba la propuesta de reformas del primer ministro contra la corrupción
- Incluye eliminar el cargo de viceperesidente, ocupado por Nuri al Maliki
- Al Abadi pretende frenar la ola de críticas vertidas contra el Ejecutivo
El Consejo de Ministros de Irak ha aprobado este domingo por unanimidad la propuesta de reformas presentada por el primer ministro, Haidar al Abadi, para luchar contra la corrupción y los privilegios políticos.
Lo hace en respuesta a las manifestaciones contra la corrupción y la decadencia de los servicios públicos.
Los ministros han dado luz verde en una reunión extraordinaria a la iniciativa presentada por Al Abadi, con la que pretende frenar la ola de críticas vertidas contra el Ejecutivo.
Está previsto que el Parlamento discuta el próximo martes los puntos presentados por el primer ministro, que incluyen la eliminación del cargo de viceperesidente, ocupado por el exprimer ministro Nuri al Maliki.
Recorte de privilegios
Entre otras medidas, la iniciativa incluye el recorte de privilegios especiales de los máximos responsables y la supresión del puesto de viceprimer ministro, ocupado por Saleh al Mutlak.
Al Abadi ha presentado esta batería de propuestas dos días después de que miles de personas se manifestaran en Bagdad y en varias ciudades del sur para reclamar reformas contra la corrupción y después de que la máxima autoridad religiosa solicitara al presidente del ejecutivo que fuera más "valiente" en la lucha contra la corrupción.
Al Maliki, en un breve comunicado, ha mostrado su apoyo a las reformas "requeridas por el proceso político y que han sido guiadas por la máxima autoridad religiosa y por el primer ministro".
Asimismo, el presidente del Parlamento, Salim al Yaburi, destacó la disposición de la Asamblea Legislativa de "apoyar todas las reformas tomadas por el Ejecutivo dentro del marco constitucional".
Situación de inseguridad
Miles de personas se manifestaron el viernes en distintos puntos del país para protestar contra la corrupción rampante, el deterioro de los servicios, especialmente la electricidad y el agua, así como contra la situación de inseguridad y el empeoramiento de las condiciones de vida.
La ocupación de Mosul, en julio del año pasado por parte del grupo yihadista Estado Islámico, desató una profunda crisis de Gobierno que se llevó por delante al entonces primer ministro Nuri al Maliki, al que se le acusó de sectarismo y de no ser capaz de evitar dicha invasión.
Desde entonces, las autoridades apenas han podido contener al grupo radical, que ha proclamado un califato en los territorios de Siria e Irak que controla.