¿Por qué somos más inteligentes que los pollos?
- Un único evento molecular en las células podría explicar por qué somos la especie más inteligente
- Se trata de un pequeño cambio en la proteína PTBP1, que puede estimular la creación de neuronas
Un único evento molecular en las células podría explicar por qué los seres humanos han evolucionado hasta convertirse en los animales más inteligentes del planeta, según una investigación publicada en Science.
En concreto, los investigadores, dirigidos por Benjamin Blencowe, de la Universidad de Toronto (Canadá), han visto cómo un pequeño cambio en una proteína (PTBP1) puede estimular la creación de neuronas, lo que “podría haber alimentado la evolución del cerebro de los mamíferos hasta convertirlo en el más grande y complejo entre los vertebrados”, según una nota de prensa de la citada universidad.
Los resultados de este trabajo, firmado entre otros por Manuel Irimia, ahora en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona (CRG), se publican en la revista científica Science.
El tamaño del cerebro y su complejidad varía enormemente entre los vertebrados, pero aún no está claro el origen de estas diferencias.
Los seres humanos y las ranas, por ejemplo, han evolucionado por separado y tienen habilidades cerebrales muy distintas.
Un repertorio de genes muy similares
Sin embargo, pese a estas diferencias, uno y otro utilizan un “repertorio de genes notablemente similares” para construir los órganos del cuerpo, ha explicado la Universidad de Toronto.
Pero entonces, ¿cómo es posible que genes que se activan y desactivan de manera similar en diversas especies de vertebrados puedan generar una gama tan amplia de órganos y tan complejos? o un cerebro grande y complejo que nos sitúa en la cima de la evolución ?.
La respuesta, según los investigadores, está en un proceso que denominan “splicing alternativo” por el que se cortan y empalman múltiples fragmentos de información genética.
Los genes codifican para formar proteínas, los componentes básicos de la vida (el genoma tiene toda la información que desemboca en lo que luego somos: los genes que codifican proteínas hacen el pelo, páncreas o la hemoglobina), y gracias al proceso de “splicing alternativo” un mismo gen puede dar lugar a varias proteínas.
Con este proceso se incrementa la complejidad molecular de la que dispone la célula.
Los investigadores ya demostraron en un trabajo previo que la prevalencia de este proceso aumenta a medida que aumenta la complejidad de los vertebrados, de manera que aunque existan genes similares en muchos de ellos, son las proteínas expresadas por genes las que son mucho más diversas en mamíferos que en aves o ranas.
“Y en ninguna parte está tan extendido este proceso de ‘splicing alternativo’ como en el cerebro”, según la Universidad de Toronto.
En concreto, los investigadores han demostrado que una versión más corta de la citada proteína (PTBP1) dispara una cadena de acontecimientos (“splicing alternativo”) que altera el balance de proteínas para hacer, en nuestro caso, que más células se conviertan en neuronas.