'Rabin, the Last Day', las tres balas que cambiaron el destino de Israel
- Aplausos en el Festival de Venecia para la película del realizador Amos Gitai
- Recrea el asesinato del primer ministro israelí, Isaac Rabin, en 1995
"Las tres balas que el 4 de noviembre (de 1995) mataron a Isaac Rabin, cambiaron el destino de nuestro país". Así de rotundo se ha mostrado el realizador israelí Amos Gitai, en la presentación en Venecia de un filme sobre esos hechos y ha pedido al Gobierno de su país que no ignore a los palestinos.
"Ese breve momento de esperanza se evaporó hace 20 años", afirmó Gitai en la rueda de prensa de presentación de un filme que compite por el León de Oro de Venecia y que fue muy aplaudido en su primera proyección en la Mostra. Cuando se van a cumplir 20 años de aquel hecho, Gitai consideró que era "el momento de hacer" una película que recordara el asesinato de Rabin porque "cuando el presente es tan oscuro, hay que mirar al pasado para encontrar luz para el futuro".
El primer ministro israelí fue asesinado de tres disparos por el joven extremista Yigal Armir tras pronunciar un discurso en una masiva manifestación por la paz en el centro de Tel Aviv, en un momento en el que popularidad había caído mucho por los acuerdos de paz de Oslo.
La película de Gitai mezcla imágenes reales, testimonios del entonces ministro de Asuntos Exteriores Simon Peres o de la viuda de Rabin, Leah Rabin, con una recreación del día del asesinato y de la investigación de la Comisión Shamgar, que analizó los fallos operativos que permitieron el magnicidio, pero que no pudo ahondar en las razones.
En la película, Peres comparte la opinión de Gitai de que sin el asesinato de Rabin se habría llegado a la paz o al menos a una solución estable.
Y recuerda la enorme presión y los ataques continuos que Rabin sufrió desde que firmó los acuerdos de Oslo.
Mezcla de documental y ficción
Unos ataques que venían de los grupos extremistas israelíes que bajo ningún concepto querían firmar la paz con los palestinos ni cederles territorios y a uno de ellos pertenecía Armir, aún en prisión, pero que saldrá en 5 ó 6 años, según Gitai, que consideró que la sociedad israelí ha sido muy compasiva con él, con el asesino de una persona que conectaba con la gente normal por su simplicidad. Y eso destacaba en un país que Gitai calificó de "esquizofrénico".Pero, agregó, "no creo que hubiera ninguna conspiración contra Rabin". Lo que ocurrió, en su opinión, es que los opositores al primer ministro intentaron desestabilizar su Gobierno y, al no lograrlo, decidieron matarlo. Y esa es la teoría que esboza en la película.
Rabin es el "centro y el agujero negro alrededor del cual se construye la película", un desafío al mezclar documental y ficción y realizar un continuo viaje de ida y vuelta entre el pasado y el presente.
Un filme que tiene sus mejores momentos en la parte documental y que pierde fuerza en una ficción rodada con pocos elementos, apenas los actores y casi sin decorados, lo que le da un aspecto frío y aséptico.
Gitai comenzó la rueda de prensa pidiendo que se guardara un minuto de silencio por el fallecimiento hoy de Riham Dawabsha, madre del bebé palestino que murió en Cisjordania al igual que su marido al incendiarse su casa por un ataque con un cóctel molotov atribuido a extremistas judíos en julio pasado. Y fue muy crítico contra las autoridades israelíes.
La película se terminó de rodar este año y en las últimas escenas salen carteles con la cara de líder del Likud, Benjamin Netanyahu. "Fui pesimista y desafortunadamente tuve razón", dijo el realizador sobre su victoria en las últimas elecciones. "Israel no es un proyecto religioso, sino político" y así debe seguir porque el político "busca las formas de acomodar la realidad", mientras que el religioso "pierde la perspectiva".
Y pidió al Gobierno de Israel que sigan con el proyecto político, "reconociendo al otro y no ignorándolo".
Rabin decidió enfrentarse al conflicto más problemático de Israel, el de los palestinos, y habría que seguir en esa línea, buscando la coexistencia, pero, agregó Gitai, "no todo el mundo en Oriente Medio tiene buenas intenciones". "No puedes tener la paz unilateralmente, el otro tiene que existir", insistió el realizador, para quien su país no pasa por un buen momento.
"La cultura, el cine, la literatura, tienen que hablar alto y cumplir su papel en la sociedad. Las armas son más efectivas que el cine, pero esta es mi forma de hablar".