Más del 80% de los jóvenes conoce algún acto de violencia de género en parejas de su edad
- Según un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud
- El control a la pareja y las actitudes posesivas, los actos más comúnes
- Siguen los estereotipos en cuanto a las cualidades que se aplican a los sexos
Más del 80% de los adolescentes y jóvenes españoles de 14 a 19 años asegura conocer o haber conocido algún acto de violencia, cometido por chicos y chicas, en parejas de su edad.
Ésta es una de las conclusiones del estudio "¿Fuertes como papá? ¿Sensibles como mamá? Identidades de género en la adolescencia", elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, a partir de una encuesta a 2.514 chicos escolarizados.
Los encuestados identifican una media de cinco actos por persona de violencia ejercida por chicos y una media de 3,7 actos de violencia ejercida por chicas.
Recientemente, un estudio de de la Fundación Anar sobre Violencia de Género puso de manifiesto que el 51% de adolescentes que sufrían este tipo de violencia no se consideraba víctima.
Los actos más generalizados, los de control a la pareja
Son mayoritarios y generalizados, según el informe, los actos de control como revisar el móvil de la pareja, decirle con quién puede hablar y dónde puede ir, en los que las chicas aparecen como protagonistas con más frecuencia.
Entre los chicos, son más habituales la intimidación, el control personal y emocional, la violencia física y verbal o la violación de la intimidad.
Solo un 12% de los adolescentes dice no haber conocido, entre sus compañeros o conocidos, alguno de estos actos de violencia ejercido por un chico hacia una chica, y solo un 16,5% asegura no haberlos conocido siendo ejercidos por la chica hacia el chico.
Estos datos confirman que las relaciones de pareja entre adolescentes y jóvenes españoles se articulan alrededor de mecanismos de "control posesivo", lo que da lugar a un comportamiento potencialmente agresivo por ambas partes, aunque más frecuente y más grave por parte del varón, ha resaltado el director técnico del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Eusebio Megías.
Uno de los principales objetivos de la investigación es conocer los estereotipos sobre lo que significa "ser chico" o "ser chica" y cómo definen esas identidades.
Chicas sensibles y tiernas, chicos dinámicos y emprendedores
El estudio revela que existe un acuerdo prácticamente unánime sobre las principales cualidades que se cree que mejor definen a las chicas y a los chicos.
Las chicas son descritas de forma mayoritaria como "sensibles, tiernas, responsables, trabajadoras y preocupadas por la imagen", mientras que los chicos son definidos como "dinámicos, activos, autónomos, emprendedores, posesivos y superficiales".
La atribución de cualidades a ambos sexos influye en el establecimiento de estereotipos sobre las capacidades atribuidas a unos y otras.
Ellas son percibidas como "más capaces de comprender a los demás, de dar cariño y de reflexionar", en tanto que ellos son considerados "mejores para el deporte, más decididos y más hábiles con la tecnología".
Persisten los estereotipos y la discriminación
Los jóvenes españoles, de acuerdo con el informe, consideran que el ámbito laboral resulta ser el elemento central y recurrente al hablar de desigualdad social.
Desde su punto de vista, existen profesiones masculinas y femeninas y puestos de trabajo más propios de hombres, que pertenecen a los ámbitos de poder y están mejor remunerados. También perciben que las mujeres sufren las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral.
Megías ha subrayado que la investigación demuestra que hay cambios y sigue viva una tendencia a la igualdad de géneros, aunque perviven estereotipos y discriminación.
"Las relaciones tienden a ser cada vez más igualitarias, pero se mantienen roles y convicciones entre los adolescentes españoles que perpetúan la desigualdad a costa de las chicas", ha explicado.
Ha reconocido que formalmente hay una voluntad de cambio hacia la igualdad de género, aunque en los chicos es menor y se ve retardada por la maniobra de echar la culpa a la herencia o a la educación: "Nos han hecho así".