Carolina Herrera tiñe de rosa la Semana de la Moda de Nueva York
- Herrera firma una colección femenina con vestidos de sensualidad contenida
- Victoria Beckham mezcla códigos surferos con el mínimal de Manhattan
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El rosa, declinado en todas sus expresiones, tiñe de feminidad y coquetería la primavera de 2016 de Carolina Herrera. La diseñadora aparca los tonos masculinos, los neutros y los fríos para centrarse en la delicada paleta de tonos de los pétalos de rosa.
Herrera deja de lado también las geometrías y decora sus diseños con un claro estilo orgánico que tan pronto da forma a vestidos de gran fragilidad como a otros de una potente sensualidad controlada y una pasión contenida.
Los tejidos vaporosos y las transparencias aportan una elegante ligereza visual a prendas que, sin embargo, van construidas con un patrón recio, muy estructurado.
Se juega con los largos pero se apuesta por el corto, minifaldero, muy en la onda sesentera que alegra las pasarelas y a la que Herrera rinde homenaje con minivestidos trapecio, cuellos generosos y una paleta de color marcada por el blanco y el citado rosa.
El desfile, presentado en la Frick Collection, juega con los códigos deportivos para encajar vestidos realizados en neopreno. Destacan, por su originalidad, los diseños realizados con parches que van unidos por tiras de seda transparentes, que provocan un efecto de estampado que engaña al ojo.
La noche, de un sofisticado muy medido, reduce la carga estética de los vestidos, restando volumen y eliminado adornos para lograr prendas que esconden la esencia de la casa, el aroma de su creadora.
El desfile de Prabal Gurung comenzó con las voces de 24 monjes tibetanos. Un emotivo arranque para recordar a los miles de muertos que dejó el terremoto de Nepal el pasado mes de abril.
Nepal es la cuna de los antepasados del diseñador y por eso su colección se carga de recuerdos, emociones y colores que transportan a esta cultura no tan lejana.
El vestido es la prenda estrella, tanto en silueta recta y vertical como en líneas fluidas y vaporosas. Los primeros se cortan al láser o se dejan adornar con bordados, desflecados y aplicaciones de metal que parecen estampados. Los segundos parecen banderas mecidas por el viento, siempre en colores cálidos: amarillos o naranjas, como los hábitos de los monjes.
Aires orientales, guiños a la estética surfera y sensuales escotes. La colección de Victoria Beckham es un mix de sensaciones que resulta encantador. Los patrones juegan con las simetrías y las asimetrías, y las prendas saltan a la pasarela en tonos lisos o estampadas.
Cuadros mantel y flores, juntos o por separado, conviven con dibujos de surferos y olas, a veces impresos de forma abstracta, que recuerdan a la película Eterno Verano, realizada en 1966 por Bruce Brown. "Es un estampado urbano, no un estampado californiano", insistía la diseñadora.
Muchos de los vestidos son variaciones sobre una idea, adaptando así la colección a distintos tipos de mujer. El escote en pico añade sensualidad a diseños de línea saco, casi siempre en largos midi que resultan perfectos para patrones cómodos y elegantes.
La casa Hervé Léger está de cumpleaños. Ha soplado 30 velas y lo hace con buena salud, gracias al trabajo de Max y Lubov, el matrimonio Azria.
El vestido ajustado que marca cada centímetro del cuerpo sigue siendo la prenda estrella pero entran otros menos ajustados que llevan volantes, curvas sinuosas y aplicaciones en 3D que proyectan una silueta más relajada, con un cierto trazo orgánico.
Del desfile de Givenchy se ha dicho de todo. Y todo bueno. La casa ha desembarcado en la Gran Manzana con una fiesta que ha unido arte, moda, historia y petardeo. El show, orquestado por Marina Abramovic, contó con ilustres invitados, desde Julia Roberts a Pedro Almodóvar.
Sobre la pasarela, icónicos diseños que recuerdan a la alta costura de Riccardo Tisci, director creativo de la firma, y vestidos de estilo lencero, con asimetrías y ricos encajes que resultan muy atractivos.
La tranquilidad que aportan los estampados étnicos, la calma de los colores del mar y la luz de las texturas metalizadas forman 'Slow', la propuesta de Custo Barcelona.
La firma española propone vestidos que hacen gala de su proceso creativo, cuidado, mimado, y destacan las prendas puzle que juegan a mezclar tejidos con distintos acabados y diferente adn.
Desigual, otra de las empresas españolas que lleva tiempo instalada en la Semana de la Moda de Nueva York, presentó una colección amplia, con prendas novedosas y guiños a los colores y texturas del Mediterráneo.
Destacan las prendas versátiles que tienen varios usos, como un jersey que se transforma en un turbante o una camisa que juega a ser una falda. Así es la moda. ¡Todo, siempre, tiene una segunda oportunidad!