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El mundo es Pop

  • La Tate Modern reúne el arte pop alternativo no anglosajón
  • The world goes pop estará abierta del 17 de septiembre al 26 de enero
  • El Equipo Crónica y Joan Rabascall, la respuesta española al arte de masas

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'Festival de muñecas', 1966. Hyogo Prefectural Museum of Art (Yamamura Collection).
'Festival de muñecas', 1966. Hyogo Prefectural Museum of Art (Yamamura Collection).

Aunque el fenómeno Pop Art se suele encuadrar dentro de la cultura anglosajona y sus padres son británicos (Richard Hamilton) y norteamericanos (Roy Lichtenstein y Andy Warhol), el reflejo de la fascinación por la cultura popular de masas se extendió como la pólvora por todo el mundo. Quizás las raíces latinas de Eduardo Paolozzi (1924-2005), el artista escocés hijo de inmigrantes italianos y autor en 1947 de la primera obra pop de la historia (el collage Yo fui el juguete de un hombre rico), se dejaron sentir en un movimiento que cuya cara alternativa muestra ahora la Tate Modern de Londres.

The world goes pop (El mundo se vuelve pop) reúne, desde el 17 de septiembre al 24 de enero de 2016, alrededor de 160 trabajos de artistas de todo el mundo, desde Latinoamérica a Asia y de Europa a Oriente Medio, datados entre los años 60 y 70 que muestran cómo distintas culturas contribuyeron, respondieron y re-pensaron el arte pop.

El pop español y la masa

En este mosaico pop que ofrece la Tate Modern londinense, España también está presente a través del trabajo de Equipo Crónica, que contestó en la segunda mitad de los sesenta al arte informal abstracto alimentado por el franquismo. Del trabajo de los artistas españoles, la exposición muestra el papel de la masa y la multitud como símbolo de la cultura contemporánea, en obras como Concetración o la cantidad se transforma en calidad (1966), en contraste con el individualismo y la soledad de los icónos del Pop Art estadounidense como Marilyn Monroe y Elvis Presley. Esta oda a la muchedumbre también se descubre en trabajos del artista islandés Erró o del brasileño Claudio Tozzi.

La cuota española la completa el catalán Joan Rabascall, que se exilió de España en el año 1962 y desarrolló su trabajo en Londres y París, con una de sus piezas más icónicas, Beso atómico (1968).

La exposición muestra cómo muchos artistas utilizaron este lenguaje visual para criticar el capitalismo en el que tiene sus raíces, como los subversivos y parodiados logos comerciales del croata Boris Bucan o la escultura pacifista del austríaco Kiki Kogelnik Bombas enamoradas (1962), que muestra a dos misiles unidos por el amor.

La mujer pop

The world goes pop también muestra el papel de la mujer como protagonista del movimiento pop más allá de su rol de rubia de cómic de los cuadros de Roy Lichtenstein. Así, podrán verse los trabajos de la italo-brasileña Anna María Maiolino (su escultura de los órganos del aparato digestivo Glu, glu, glu, 1966) o los cuerpos troceados de la eslovaca Jana Zelibska y la argentina Delia Cancela, además de obras de otras artistas como Eulalia Grau, Marta Minujin o Evelyne Axell.

La exposición también alberga otras variaciones curiosas del arte pop, como las pinturas sobre mesas de comedor, de la colombiana Beatriz González, o sobre capós de coches, de Judy Chicago, y las versiones pop de Ushio Shinohara de las estampas japonesas o Ukiyo-e.

'El mundo Pop' en la Tate Modern

'El mundo Pop' en la Tate Modern

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  • Arte pop en la Tate Modern

    Kiki Kogelnik . 'Bombas enamoradas' (1962).
  • Arte pop en la Tate Modern

    Joan Rabascall,. 'Beso atómico',1968. Colección MACBA Barcelona.