Jorge Vázquez, la moda de ida y vuelta
- Cádiz y La Habana inspiran su colección para la primavera de 2016
- Rayas y cuadros vichy y flores decoran sus prendas sofisticadas
- El desfile, fuera de toda pasarela, se hizo en la embajada de Francia
No es cierto eso de que las niñas ya no quieren ser princesas. Algunas sí. Para ellas realiza Jorge Vázquez una colección muy completa, con guiños a la costura tradicional, volúmenes contenidos y detalles coquetos que la confieren un estilo muy femenino y... recatado.
El diseñador se inspira ahora en una ciudad inventada, un lugar a orillas del mar que tiene lo mejor de Cádiz y lo mejor de La Habana, dos escenarios hermanados por la historia, la música y, ahora, por la moda.
Como en los cantes de ida y vuelta, la colección de Vázquez se enriquece con elementos de las dos culturas. La colección arranca con prendas tranquilas, destinadas a las horas más amables del día.
Tejidos muy cómodos se dejan estampar de rayas y cuadros vichy, siempre en tonos casi infantiles de rosa y azul, lavados. Perfectos para pasear junto a las olas que cruzan el océano Atlántico.
Los looks se van sofisticando según avance la tarde y se decoran con bordados coloniales –palmeras, insectos- y encajes teñidos de los mismos colores.
Destacan las trajes inspirados en los pijamas, confortables y atrevidos a la vez, ya que van realizados en texturas brillantes, muy trabajadas como si fueran mantones de Manila.
Los contrastes se notan solo en los tejidos. Vemos negros mate y platas y oro que relucen como la bahía de Cádiz al atardecer. Es entonces cuando del armario salen las prendas más festivas.
Destacan los vestidos, pantalones y faldas en popelin impermeable de círculos troquelados que se convierten en topos de piel. También, los diseños más atrevidos, con estampados pop, de rosa sobre azul también, que se decoran con bordados para dar una mayor profundidad.
Las flores, diurnas, no se cierran en la noche. Al contrario. Vázquez las riega de elegancia clásica para que luzcan frescas en vestidos que varían de largo en las mangas y la falda.
Vestidos muy fáciles de llevar, a pesar de su estilo – de un barroco encantador- porque tienen un patrón cómodo, perfecto para mujeres de todas las edades. Niñas que quieren ser princesas, como decía al principio, o princesas que nunca dejaron de ser niñas.
El desfile, fuera de toda pasarela convencional, se ha hecho en la embajada de Francia. El público, tan solo 140 invitados, pudo ver el desfile y, después de girar la silla, cenar.