Rajoy y Díaz inauguran el puente de la Constitución de 1812 en Cádiz, uno de los mayores del mundo
- Con cinco kilómetros -tres, sobre la bahía-, es más largo que el Golden Gate
- Ha costado ocho años de obras y 500 millones, más del doble de lo previsto
Después de ocho años de obras y 511 millones de euros de inversión, el puente de la Constitución de 1812 -que une las dos orillas de la Bahía de Cádiz, entre la capital y Puerto Real, y es uno de los más altos del mundo- se ha inaugurado oficialmente, con casi cinco años de retraso sobre la primera fecha que se barajó para su apertura.
La inauguración llega marcada por las polémicas: las políticas, porque los ayuntamientos de Cádiz y Puerto Real, gobernadas por Podemos, se han sentido "ninguneados" en el acto oficial, y las sociales, porque Fomento no ha organizado, como se propuso, unas jornadas para que los ciudadanos pudieran pasear y fotografiarse en este puente que no contempla el paso de peatones antes de su apertura al tráfico.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado al inaugurar la obra que los españoles son "constructores de puentes" y ha subrayado que esta infraestructura, que "une" territorios y personas, es un ejemplo de los "grandes logros" que son capaces de hacer juntos cuando edifican "sobre pilares de entendimiento y de concordia".
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, apunta que "hoy nos toca otro esfuerzo" para que Cádiz "no siga siendo noticia por una elevadísima tasa de desempleo y de falta de oportunidades" y ha pedido a Rajoy, al alcalde gaditano, José María González, y a todas las administraciones que "ser capaces de responder en una etapa como esta, donde los ciudadanos necesitan colaboración, concordia y diálogo".
Por su parte, el primer edil de Cádiz ha señalado que "el puente no está acabado y será necesario un año más de obras" y ha criticado la mala planificación de la infraestructura y su desviación presupuestaria.
Varias decenas de personas se han concentrado en los dos accesos del nuevo puente con pancartas en las que exigían empleo, vivienda y diversas mejoras sociales.
Cinco kilómetros de puente
El puente, diseñado por el ingeniero Javier Manterola y que ha llegado a precisar hasta 650 operarios al día, impresiona por sus dimensiones. Tiene una longitud de cinco kilómetros, de los que 3.092 metros transcurren sobre el mar, con lo que es más largo que puentes tan conocidos como el Golden Gate de San Francisco y el neoyorquino puente de Brooklyn, en Estados Unidos.
Su anchura es de 36,8 metros, lo que le permite albergar dos carriles por sentido para el tráfico viario y una plataforma para un tranvía que prevé construir la Junta de Andalucía.
Con una altura de 185 metros -que llega a alcanzar los 69 metros desde el tablero al agua-, será el segundo puente marítimo de mayor gálibo vertical del mundo, después del de Verrazano Narrows de Nueva York y por delante del Golden Gate de San Francisco.
En su construcción se han empleado más de 100.000 metros cúbicos de hormigón y 70.000 toneladas de acero, y se ha convertido en la obra más compleja y costosa que ha llevado a cabo en los últimos años el Ministerio de Fomento.
"Es el límite de lo que sabemos hacer", explicaba hace unos meses a Efe Fernando Pedrazo, director de esta obra que ha ejecutado Dragados y que se ha convertido en un reto y un "campo de aprendizaje" para la ingeniería española e internacional.
Un tramo desmontable
El puente está integrado por cuatro estructuras: el viaducto de acceso a Cádiz, el tramo desmontable, el viaducto atirantado y el viaducto de hormigón que da acceso a Puerto Real.
La construcción e instalación del tramo desmontable, una pieza de 150 metros y de más de 4.000 toneladas de peso, ha sido una de las grandes dificultades que ha afrontado este proyecto, cuyo precio se ha disparado desde los alrededor de 270 millones de euros en que fue adjudicada la obra -que en un principio iba a llamarse el puente de La Pepa- hasta los 511 millones en que ha finalizado.
Este tramo desmontable fue una petición de los astilleros de Navantia para que el nuevo puente no fuera un obstáculo si en un futuro hipotético construye barcos o estructuras superiores a los 69 metros, algo que jamás ha ocurrido.
La apertura de este tramo, que dejaría inutilizado el puente dos días, sería una operación que costaría 2,5 millones de euros e implica el dragado de la zona en la que se emplaza, una situación verdaderamente extrema.
Más que por su nombre oficial, los gaditanos le seguirán llamando "el segundo puente", una infraestructura que dará un respiro al primero, el José León de Carranza, que fue inaugurado en 1969 y soporta diariamente la entrada de una media de 40.000 vehículos a una ciudad que, además de estas dos estructuras, tiene un tercer acceso por carretera desde San Fernando.
El José León de Carranza era objeto de constantes atascos hasta que, en 2007, cuando empezó a construirse el nuevo puente, se instaló en él un carril reversible, que ha aliviado bastante su paso.