El papa critica ante la ONU la "sed de poder" y la "asfixia" financiera que somete a los pueblos
- Francisco pide a los líderes un examen de conciencia para lograr un mundo más sostenible
- "Hay que empeñarse en un mundo sin armas nucleares" y sin narcotráfico, ha dicho
- Ha reclamado en la sede de la ONU más peso para los países en vías de desarrollo
- El papa ha visitado la Zona Cero de Nueva York, donde ha pedido acabar con el odio religioso
Ante decenas de mandatarios internacionales, en la sede de la ONU, el papa Francisco ha pedido este viernes la "total prohibición" del armamento nuclear y ha dicho que la "amenaza de destrucción mutua" constituye un "fraude a toda la construcción de Naciones Unidas".
El Pontífice se ha convertido en el quinto papa que ha dirigido un discurso ante la Asamblea General de la ONU en la sede de Nueva York, que por primera vez ha izado la bandera de la Santa Sede. Entre los más de 150 jefes de Estado y de Gobierno que escuchaban sus palabras, se encontraban la canciller alemana, Angela Merkell, el Rey Felipe VI y el presidente de Cuba, Raúl Castro, con el que ha coincidido en varias ocasiones en su viaje previo a La Habana.
Francisco ha reclamado a los líderes un "examen de conciencia" que valore la respuesta dada en zonas del mundo conflictivas. En este sentido, ha pedido que no se caiga en un "nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias" y se tomen "decisiones críticas y globales" de cara a los conflictos mundiales que aumentan el número de excluidos y necesitados. Y ha defendido desde el fin de las armas nucleares y el narcotráfico, hasta el rechazo a la asfixia de las instituciones internacionales y la falta de respeto por el medioambiente.
Así, se ha referido directamente a Oriente Medio, el norte de Africa y otros países africanos. En estas zonas, según ha señalado "los cristianos, junto con otros grupos culturales o étnicos e incluso junto con aquella parte de los miembros de la religión mayoritaria que no quiere dejarse envolver por el odio y la locura, han sido obligados a ser testigos de la destrucción de sus lugares de culto, de su patrimonio cultural y religioso, de sus casas y haberes y han sido puestos en la disyuntiva de huir o de pagar su adhesión al bien y a la paz con la propia vida o con la esclavitud".
Sin embargo, no ha circunscrito su apelación a los casos de persecución religiosa o cultural, sino que lo ha extendido a cada situación de conflicto, "como en Ucrania, en Siria, en Irak, en Libia, en Sudán del Sur y en la región de los Grandes Lagos, hay rostros concretos antes que intereses de parte, por legítimos que sean".
"En las guerras y conflictos hay seres humanos singulares, hermanos y hermanas nuestros, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, niños y niñas, que lloran, sufren y mueren. Seres humanos que se convierten en material de descarte cuando solo la actividad consiste en enumerar problemas, estrategias y discusiones", ha exclamado. Por ello, ha sentenciado que "las intervenciones políticas y militares no coordinadas" entre los miembros de la comunidad internacional traen "consecuencias negativas".
El papa reclama a los políticos "techo, trabajo y tierra"
También ha pedido la prohibición de las armas nucleares, al tiempo que ha valorado como positivo el acuerdo nuclear con Irán, cuyo presidente ha aplaudido sus palabras. "El reciente acuerdo sobre la cuestión nuclear en una región sensible de Asia y Oriente Medio es una prueba de las posibilidades de la buena voluntad política y del derecho, ejercitados con sinceridad, paciencia y constancia. Hago votos para que este acuerdo sea duradero y eficaz y dé los frutos deseados con la colaboración de todas las partes implicadas", ha señalado al respecto.
“La corrupción resta credibilidad a las instituciones“
En este sentido, ha insistido en que "no bastan los compromisos asumidos solemnemente, aun cuando constituyen un paso necesario para las soluciones" porque el mundo reclama de todos los gobernantes una voluntad "efectiva, práctica, constante, de pasos concretos y medidas inmediatas". Todas ellas deben servir para preservar y mejorar el medio ambiente y vencer cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias de trata de seres humanos, comercio de órganos y tejidos humanos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado". "Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos flagelos", ha explicitado.
El Pontífice también ha pedido que se valore por encima de todo el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer; de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque "no se les considera más que números de una u otra estadística".
En suma, el papa ha reclamado a los políticos que trabajan para dar el mínimo absoluto a los pueblos. "Ese mínimo absoluto tiene en lo material tres nombres: techo, trabajo y tierra; y un nombre en lo espiritual: libertad del espíritu, que comprende la libertad religiosa, el derecho a la educación y los otros derechos cívicos", ha subrayado.
Contra el narcotráfico y la "asfixia financiera"
Por otro lado, el Pontífice ha denunciado que el narcotráfico es una guerra "pobremente combatida", al tiempo que ha alertado de que la corrupción resta "credibilidad" a las instituciones. Así, ha señalado que el narcotráfico "silenciosamente se viene cobrando la muerte de millones de personas" y ha señalado que es un tipo de "conflictividad" a la que acompañan "la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción".
"Corrupción que ha penetrado los distintos niveles de la vida social, política, militar, artística y religiosa, generando, en muchos casos, una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones", ha concretado.
Después de su intervención en la ONU, el papa ha visitado la Zona Cero de Nueva York y ha rezado la misma oración que Benedicto XVI pronunció en 2008 por las víctimas que murieron hace 14 años durante el atentado contra las torres gemelas de Nueva York. Durante el encuentro interreligioso en el Memorial del 11-S en Nueva York, Francisco ha solicitado que se destierren "sentimientos de odio, de venganza, de rencor" y que frente a todo intento "uniformizador" las diferentes lenguas, culturas, religiones alcen la voz.