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Testigos del éxodo (I)

Las huellas de la crisis migratoria (que continúa)

  • El periodista de TVE cuenta la difícil travesía de miles de refugiados en Croacia y Hungría
  • Relata, a través de los objetos que la gente deja atrás, ese éxodo forzoso
  • Los migrantes han ido dejando su huella a través de 3.000 kilómetros de recorrido

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Una muñeca olvidada en el camino que miles de migrantes han hecho para cruzar la frontera croata.
Una muñeca olvidada en el camino que miles de migrantes han hecho para cruzar la frontera croata.

¿Qué te queda en la cabeza después de recorrer más de 3.000 kilómetros, de frontera a frontera, por carreteras secundarias de tres países, siguiendo los pasos de miles de personas -miles de historias- que buscan un lugar, un refugio, sin saber -a veces- dónde se encuentran exactamente?

Pues, sus caras. Sus gestos. La expresión reflejada en sus ojos, espejo de días de espera y noches de incertidumbre, a disposición de lo que uno u otro país improvisaban de la noche a la mañana. Su dignidad.

Y lo que iban dejando tras de sí...

Punto en el que Budapest cerró el 14 de septiembre 175 kms de alambre con Serbia. Roszke (Hungría). J.C.Gallardo

Punto en el que Budapest cerró el 14 de septiembre 175 kms de alambre con Serbia. Roszke (Hungría). J.C.Gallardo J.C.GALLARDO

En primer lugar, algo que les es ajeno: la red de concertinas tejida por el gobierno húngaro a lo largo de 175 kilómetros de su límite geográfico con Serbia (y que sigue extendiendo en su frontera tanto con Croacia como con Rumanía. Recordemos: países dentro de la UE).

La maraña de concertinas que no amenazan, sino que cortan el paso directamente. Al fondo, un policía húngaro. Horgos (Serbia), frontera con Hungría. J.C.Gallardo

La maraña de concertinas que no amenazan, sino que cortan el paso directamente. Al fondo, un policía húngaro. Horgos (Serbia), frontera con Hungría. J.C.Gallardo J.C.GALLARDO

Una zapatilla perdida, el día después de la carga policial húngara (16 sept). Horgos (Serbia), frontera con Hungría. J.C.Gallardo

Una zapatilla perdida, el día después de la carga policial húngara (16 sept). Horgos (Serbia), frontera con Hungría. J.C.Gallardo J.C.GALLARDO

En el plano general, una frontera cerrada a cal y canto. La resaca, un día después de que los antidisturbios húngaros cargaran contra todo lo que se movía (niños y prensa, incluidos), llegando -incluso- a detener a varias personas en pleno territorio serbio (Belgrado protestó). Una extraña normalidad. Una quietud inquietante. Muchos refugiados obligados a cambiar el curso de su camino: hacia el sur, hacia Croacia.

Vías impregnadas de desesperación. Decoradas con restos que deja el caos. Tovarnik (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo

Vías impregnadas de desesperación. Decoradas con restos que deja el caos. Tovarnik (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo J.C.GALLARDO

Caminos, en hora punta. Una estación de tren, como la de la localidad croata de Tovarnik, abarrotada. Y, luego, de un día para otro, vacíos. De gente, no de recuerdos. La chaqueta que sobraba. El abrigo perdido en el fragor de la batalla por subir al vagón con destino incierto. Los potitos y las cáscaras de plátano donde se improvisó un campo de refugiados. El carrito para bebés que sirvió para pisar asfalto o andar por pistas de tierra, pero que dejó de ser práctico...

Lo que sobra o ya no sirve (del todo) queda atrás. Tovarnik (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo

Lo que sobra o ya no sirve (del todo) queda atrás. Tovarnik (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo J.C.GALLARDO

Lo más demandado: la comida para bebé. Tovarnik (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo

Lo más demandado: la comida para bebé. Tovarnik (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo J.C.GALLARDO

Un carrito abandonado entre la multitud que espera poder subirse al tren. Tovarnik (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo

Un carrito abandonado entre la multitud que espera poder subirse al tren. Tovarnik (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo J.C.GALLARDO

En su periplo europeo, sirios (la mayoría), iraquíes, afganos, paquistaníes... se encuentran con la decisión (desesperada y unilateral) del gobierno croata de devolverles a Hungría a través de otra esquina del territorio. Un corredor que Zagreb calificaría de "humanitario" y que pretende, todavía hoy, que sirva como ejemplo para el resto de socios comunitarios...

Sin comida, sin bebida, abran esta frontera

Sin comida, sin bebida, abran esta frontera". Horgos (Serbia), frontera con Hungría. J.C.Gallardo J.C.GALLARDO

Muchos no se creían que un país les cerrase las puertas definitivamente

Los niños, mostrados por sus padres como bandera, como garantía de futuro... sin mucho éxito para los que se cierran en banda. "¡Abran esta frontera!", claman las pancartas, los mensajes colgados en la valla. Sin apenas información, sin más autoridad que la policial, muchos no se creían que un país les cerrase las puertas definitivamente (sabiendo que sólo iban de paso, que no querían quedarse).

Sin descanso, hacia donde les den el siguiente salvoconducto. Opatovac (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo

Sin descanso, hacia donde les den el siguiente salvoconducto. Opatovac (Croacia), frontera con Serbia. J.C.Gallardo J.C.GALLARDO

Son señales que siguen dejando a su paso. Porque la travesía continúa.