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Jonathan Franzen y el nuevo totalitarismo

  • Sale a la venta Pureza, la nueva obra del novelista norteamericano
  • Franzen equipara internet al sistema totalitario comunista

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FERIA DEL LIBRO EN BUDAPEST
El escritor estadounidense Jonathan Franzen, en la Feria del Libro de Budapest, en abril de 2015.

"La vieja República [la RDA comunista], sin duda, había demostrado su excelencia en materia de desfiles y vigilancias, pero la esencia de su totalitarismo había sido algo mucho más cotidiano y sutil. Podías cooperar con el sistema u oponerte a él, pero lo único que no podías hacer en ningún caso, tanto si disfrutabas de una vida agradable y protegida como si estabas en la cárcel, era no relacionarte con él. La respuesta a cualquier pregunta, importante o banal, era el socialismo. Si sustituías la palabra "socialismo" por "redes", tenías internet. Las plataformas que competían en ella coincidían en su ambición de definir todos los términos de tu existencia (...)".

Internet como sistema totalitario del que es "imposible abstraerse" es una de las principales tesis de Pureza (Salamandra, 704 páginas, 24€) -de la que se extrae el párrafo superior-, la nueva novela de Jonathan Franzen que sale a la venta este jueves en España y que es una certera fotografía de la sociedad actual, que en gran parte vive su vida a través de las redes sociales, en lugar de a pie de calle.

Tras Las correcciones (2001), su tercera novela que le catapultó a la fama ya en la cuarentena con el favor de la crítica, y Libertad (2010), que le dio el empujón definitivo, el escritor de 56 años busca con Pureza dar verdad a ese cartel del 'gran novelista americano' que lleva colgado desde hace tiempo. En concreto desde que se lo colocó la revista Time y con su foto en la portada, privilegio antes compartido por James Joyce, Vladímir Nabokov, J. D. Salinger, John Irving, Tom Wolfe, John Updike o Toni Morrison.

Una novela coral

El personaje central de la novela es la joven Pip (Purity) Tyler, que acumula una deuda de 130.000 dólares por la beca para financiar sus estudios universitarios y que la hace vivir al borde la pobreza para poder hacerle frente. Su relación con su madre es malsana y no sabe quién es su padre, ni por qué su madre se cambió el apellido antes de que ella naciese y nunca ha querido revelárselo. El encuentro pasajero de Pip con una mujer involucrada en el activismo antibelicista se traducirá en una preciada oportunidad: realizar unas prácticas en el Sunlight Project, una organización radicada en Bolivia que trafica con secretos mundiales, incluidos, o eso cree Pip, los secretos sobre su origen familiar. El fundador y artífice de

la organización es Andreas Wolf, un carismático agitador que se hizo famoso durante el caótico periodo que siguió a la caída del Muro de Berlín.

El rival de Andreas Wolf y su Sunlight Project es Julian Assange y su Wikileaks, para el que no hay precisamente parabienes en la obra de Franzen, que mezcla personajes reales y ficticios, que protagonizan también momentos históricos trascendentales del siglo XX y el XXI, como esa caída del muro de Berlín tras retratar las penurias de la vida en la Alemania del Este para el común de los ciudadanos frente a los privilegios de la elite dirigente.

Con Andreas Wolf y Pip Tyler se reparten protagonismo personajes como Annagret, Leila Helou, Tom Aberant o Annabel Laird, que le sirven también para debatir sobre otras muchas más cuestiones como los riesgos del periodismo actual, la violencia intrínseca en las relaciones económicas, el desencuentro entre sexos, la dificultad de las relaciones familiares o el aislamiento y la soledad.

Franzen, que defiende que sus obras son eminentemente cómicas, se permite incluso bromear consigo mismo a través del personaje de Charles Blenheim, un escritor parapléjico que se pasa su vida intentando escribir el "gran libro" que le garantice un lugar en el canon moderno de Norteamérica, aunque niega que haya algo de autobiográfico en el personaje, pese a deslizar párrafos como este: "Hay muchos Jonathans, una plaga de Jonathans literarios. Si sólo leyeras el suplemento de libros del New York Times, creerías que es el nombre masculino más común en Estados Unidos. Sinónimo de talento, grandeza. Ambición, vitalidad".

Pero, además cada uno de sus personajes es poseedor de un íntimo secreto que solo el lector conoce y que dan cuerpo a esta novela coral escrita con la debida dosis del buen hacer literario del autor de Illinois, capaz a la vez de convertir su obra en un producto comercial que engancha a millones de lectores. ¿Será esto compatible con su crítica a la globalización totalitaria?

Portada de 'Pureza', la nueva novela de Jonathan Franzen. noticias