Enlaces accesibilidad

Los ancianos de las dos Coreas se reencuentran entre lágrimas 60 años después

  • La mayoría son octogenarios y nonagenarios que temían morir sin ver a sus familiares
  • Sólo tendrán 12 horas para superar 60 años de separación
  • Cerca 65.000 surcoreanos están apuntados a la espera de su oportunidad

Por
Los ancianos de las dos Coreas se reencuentran entre lágrimas 60 años después

Cientos de coreanos, en su mayoría ancianos -en silla de ruedas o apoyados en bastones-, han podido reunirse este martes con sus familiares por primera vez en seis décadas, desde que la guerra dividió las dos Coreas. Superados por la emoción han abrazado a esposos, hermanos e hijos. Los más jóvenes han podido conocer a tíos y abuelos.

Lee Soon-kyu, de 85 años, no ha podido contener las lágrimas cuando se han encontrado con su marido Oh Se in, de 83 años, que reside en Corea del Norte. Los flashes de las cámaras han cegado a la anciana, que trataba de adivinar tras las luces, los rasgos de un hombre que vestido con traje y sombrero le tendía sus manos entre la multitud de periodistas.

La surcoreana Lee Soon-kyu, de 85 años, se abraza a su marido norcoreano, Oh Se In, 83, tras décadas sin verse.

La surcoreana Lee Soon-kyu, de 85 años, se abraza a su marido norcoreano, Oh Se In, 83, tras décadas sin verse. YONHAP

Millones de personas fueron desplazadas durante la guerra de Corea. En el caos del conflicto, familias enteras, padres e hijos, esposos y esposas, hermanos y hermanas, fueron separados.

Más de 65.000 surcoreanos están en la lista de espera para una reunión, pero sólo unos pocos son los elegidos. Lee y Oh son dos de los 400 protagonistas de 96 familias que han podido cumplir su sueño: 389 surcoreanos y 141 norcoreanos. Este encuentro, que ha durado dos horas, es el acto inicial de la primera de las dos rondas de reuniones que tendrán lugar hasta el próximo lunes, según ha informado el Ministerio de Unificación de Seúl.

"Resurrección"

Tras esta primera cita, celebrada en un gran salón de actos en el complejo turístico del monte norcoreano Kumgang, tendrá lugar una cena también colectiva y no será hasta el miércoles cuando los miembros de las familias separadas por la Guerra de Corea (1950-53) puedan disfrutar de tiempo a solas.

No pude dormir en toda la noche

Pese a las restricciones impuestas por Seúl y Pyongyang para la celebración del encuentro -recogidas en un documento que, por ejemplo, dice que no pueden hablar de política- es inevitable que la emoción se desborde. El próximo jueves los familiares se despedirán sin la certeza de poder volverse a ver en vida, debido a que la frontera entre las dos Coreas permanece herméticamente cerrada y ambos Gobiernos prohíben contactos no autorizados entre ciudadanos de las dos mitades de la península. Ninguno de los últimos participantes han tenido una segunda reunión.

El norcoreano Kim Duk Young, de 82 años, habla cariñosamente con su hermano surcoreano de 80.

El norcoreano Kim Duk Young, de 82 años, habla cariñosamente con su hermano surcoreano de 80. KHJ//KV/

"No pude dormir toda la noche", confiesa el surcoreano Lee Joo-Kuk, de 82 años, que lleva una etiqueta con sus datos, y el nombre de su hermano mayor inscritos. "Nuestra familia estaba segura de que estaba muerto. Incluso hemos organizado anualmente ceremonias en su memoria", afirma. "Luego me enteré de que estaba vivo y que quería vernos. Es como si hubiera resucitado", cuenta.

La gran mayoría de los miembros de la generación que vivió en su carne la separación murió sin tener ningún contacto con las personas que residen en el Norte.

Es como si hubiera resucitado

El conflicto terminó con un armisticio en lugar de un tratado de paz por el que las dos Coreas siguen técnicamente en guerra. Las comunicaciones directas transfronterizas, las cartas o las llamadas telefónicas están prohibidas.

Última oportunidad

Las ambulancias que acompañan al convoy han dado testimonio de la avanzada edad o el mal estado de salud de la mayoría de los participantes. Más de dos docenas de pasajeros están en sillas de ruedas, una mujer necesita oxígeno para respirar.

Kim Ok-Ja, de 72 años, no puede hablar. Se reencontrará con su hermano mayor obligado a alistarse en el ejército de Corea del Norte en 1951. "Habíamos asumido que estaba muerto", explica el marido de la anciana. "Sabemos que esta es nuestra única y última oportunidad para que se reúna con nosotros".

Emocionante reencuentro entre familiares de las dos Coreas separados por la guerra

Emocionante reencuentro entre familiares de las dos Coreas

anterior siguiente
7 Fotos 1 / 7 ver a toda pantalla
  • Lee Jung-sook, de 68 años susurra unas palabras a su padre, Lee Heung Jong, de 88, a quien no veía desde que era una niña.

    Lee Jung-sook, de 68 años

    Lee Jung-sook, de 68 años susurra unas palabras a su padre, Lee Heung Jong, de 88, a quien no veía desde que era una niña.
  • Muchos familias saben que este reencuentro será también una despedida para siempre.

    Los protagonistas han alcanzado una edad avanzada, desde la ruptura en 1953

    Muchos familias saben que este reencuentro será también una despedida para siempre.

Después de tantos años de espera, estas reuniones son una cruel brevedad. Durante tres días, se verán cerca de seis veces, en privado y en público. Cada reunión tiene una duración de sólo dos horas, lo que significa que tendrán sólo 12 horas para tratar de superar el trauma de más de 60 años de separación.

Las reuniones continuarán el sábado con una segunda ronda en la que otras 90 familias divididas se reagruparán durante tres días hasta el lunes.

El iniciado este martes es el vigésimo encuentro de familias divididas desde 1985, aunque la mayoría de ellos tuvieron lugar la pasada década, y el primero desde febrero de 2014. En las 19 ediciones anteriores participaron unas 18.800 personas de ambos lados, pero hasta ahora la mayoría de aspirantes, que suman centenares de miles, no han podido ver cumplido su sueño y cada año muchos de ellos mueren por su avanzada edad.

La reunión de este martes se ha hecho realidad gracias al acuerdo sellado entre Seúl y Pyongyang en agosto para poner fin a la tensión militar y mejorar sus relaciones. Las imágenes del encuentro se han retransmitido sólo en Corea del Sur, donde son un gran noticia. Las familias del Sur, cargadas con regalos, ropa de inviernos, relojes, cosméticos y miles de dólares ilustran la brecha económica entre ambos países. En el Norte, donde estas escenas son vistas como una amenaza para el control del poder del líder supremo, no se ha publicado ninguna instantánea.