Norma Aleandro: "El director ha de enfrentarse a la obra como si fuera la primera vez"
- La actriz argentina dirige a Darín y Érica Rivas en Escenas de la vida conyugal
- La obra se sumerge en los infiernos de la institución del matrimonio
- Como directora se reconoce en la “partera” que ayuda a alumbrar el personaje
“Con el matrimonio no tengo ningún tipo de relación” afirma a RTVE.es Norma Aleandro. Así se manifiesta la actriz y directora teatral bonaerense, con la rotunda y directa sinceridad que solo otorgan los años, cuando se le pregunta sobre esta institución social en relación a su última obra, Escenas de la vida conyugal, que se ha estrenado en Madrid con gran éxito de público de la mano de Ricardo Darín y Érica Rivas, y que podrá verse también en Barcelona y Valencia hasta el 6 de diciembre.
Protagonista de La historia oficial, la primera película argentina en ganar un Oscar en 1985, Aleandro, que no pudo estar en el estreno en Madrid por problemas de salud, se sumerge en los infiernos de una institución social, civil o religiosa con la que no comulga. “No creo que vaya a mejorar o empeorar algo. Yo creo que lo que tiene que haber es una pareja que se encuentra en el amor y la pasión y después desarrolla una relación muy particular que no tiene que ver más que con esas dos personas, no se parece a nada ni a nadie”, afirma.
Y esta filosofía de vida es la misma que aplica al teatro, en el que ella se reconoce como la “partera” porque ayuda al actor a alumbrar a su personaje. “A mí me interesan los buenos actores que están llenos de ideas”, explica sin dejar de alabar el trabajo de Rivas y Darín. “Trabajar con buenos actores es fácil. En los ensayos, era muy hermoso para mí poder debatir con ellos propuestas que traían o propuestas que traía yo. De la discusión y de la charla surgía algo mejor que al principio y eso siempre es bienvenido”, cuenta la entrañable madre de El hijo de la novia.
Modesta en su papel de directora, Aleandro asegura que se ha enfrentado a la obra de Bergman como lo haría a cualquier otra, “con mucho respeto” y “como si fuese la primera vez”. Para la actriz, cada uno tiene su versión de las cosas y la adaptación es necesaria. No obstante, reconoce que en este caso ha sido mínima y se ha limitado a eliminar las referencias a Suecia.
"En el amor hay sincericidios atroces"
“El amor y el desamor no tienen fronteras ni épocas“
“Es una obra universal, no tenía sentido ubicarla en ninguna parte. El amor y el desamor no tienen fronteras ni épocas”, declara, aunque reconoce que su aproximación es distinta a la del autor sueco. La historia narra la relación de dos personajes a través de muchos años y en muy poco tiempo, dividido en cuadros, pero, para Aleandro, lo que había hecho Bergman con ella es distinto. “Yo lo he llevado a otro tono mucho menos solemne valiéndome de esa característica de la comedia de entrar en lo dramático sin que eso sea para siempre que nos permite reírnos de cosas de las que nunca pensamos hacerlo”, subraya.
“Ella está viviendo falsamente y él también”, explica, aunque Norma no se considera una persona que se aferra a la sinceridad. “Creo que en el amor hay sincericidios atroces. Una cosa es no mentir al otro, no engañarle, porque realmente eso sí es atroz, pero hay que tener mucho cuidado con lo que se dice. Una palabra puede matar a una persona”, asegura.
No obstante, “falta sinceridad”, puntualiza, “no solo en lo que se tienen que decir sino en lo que tienen que hacer”.
"Un hombre insultó a Darín desde la platea"
Estos y otros conflictos son los que Ricardo y Érica reflejan sobre el escenario y la gente, explica Norma, independientemente de donde esté, tiene la misma reacción que va más allá del sexo. “En Argentina nos han pasado cosas como que un hombre del público llamase ‘hijo de puta' al personaje de Darín sin darse cuenta de que estaba hablando en voz alta, comenta divertida. “La reacción del espectador es interesante y hay muchas respuestas en voz alta, de risa y también de gestualidad y eso es un estímulo muy grande para el actor cuando sabe manejarlo como ellos”, explica.
“¡Mira que si se empiezan a separar y nos echan la culpa!“
No en vano, Aleandro reconoce haber entrado a hurtadillas en la sala una vez ha comenzado la función y deleitarse con el placer de ir a la platea, en la última fila, y sentir de cerca lo que le pasaba al público y gozar de lo que estaban haciendo los actores.
“Para los actores es fundamental sentir que realmente hay un apoyo desde el patio de butacas porque quiere decir que van siguiendo la escena y van comprendiendo los personajes tal como los van dibujando”, apunta.
“¡Mira que si se empieza a separar gente y le echan la culpa a Darín y a Érica!”, bromea. Sin embargo, inmediatamente asegura que si una pareja se separa es porque estaba por separarse. “Aunque la obra igual es el empujoncito que les hace ahorrar tiempo”, sonríe.