Giménez Bartlett y Sánchez Arévalo, Premios Planeta 2015: "Nuestras novelas aún se lo tienen que ganar"
- RTVE.es entrevista a los autores de Hombres desnudos y La isla de Alice
- Bartlett: "Lo que no genera beneficios no cuenta, ni para la sociedad ni para nadie"
- Arévalo: "Mi obsesión era estar a la altura, no quería ser un cineasta metido a novelista"
- Los autores contestan a los usuarios de RTVE.es
Les separan exactamente 19 años de edad y comparten mes de nacimiento, junio, además de premio literario. Alicia Giménez Bartlett (Almansa, 1951) y Daniel Sánchez Arévalo (Madrid, 1970) son ganadora y finalista, respectivamente, del Premio Planeta 2015. En estos días ambos también comparten horas y horas cada día en la campaña promocional de sus obras, Hombres desnudos y La isla de Alice, que esta semana los tiene concentrados en Madrid, y en los próximos días les llevará a recorrer España de norte a sur.
RTVE.es comparte casi una hora de charla con la veterana escritora (publicó su primera novela en 1984) y con el también guionista y director de cine (empezó como guionista de la serie Farmacia de guardia en 1995). Es su primera entrevista del día y llegan puntuales. Con cafés y zumos de naranja de por medio, arranca una conversación en la que se aprecia la gran complicidad que se ha creado entre ambos.
-P: ¿Es verdad eso que se dice de que hay un antes y un después del Planeta para los escritores?
-Alicia: Pues el después no me ha dado tiempo de verlo, pero igual sí. En principio no, sigues escribiendo y con tu vida.
-Daniel: Yo creo que para Alicia no, sinceramente, porque es una escritora muy consagrada. Para mí, un poquito, pero el antes y el después lo tienes que fabricar tú. El después es volverte a sentar delante del ordenador y parir una historia. Obviamente tienes una atención mediática y como cierto sentido de la responsabilidad. Para mí esta incursión en el mundo literario, si la haces, la haces con todas las consecuencias y mi obsesión era estar a la altura y no parecer un cineasta metido a novelista.
P: -¿Y cómo llevan el furor mediático que rodea al premio?
-A: Lo llevamos bien. Los dos somos bastante tranquilos y revitalizamos mucho las cosas y no nos hemos sentido en el podio en ningún momento.
-D: Yo sobre todo me siento muy agradecido de esta atención tan mediática por lo difícil que es que la gente se entere y se interese, que los periodistas queráis entrevistarnos...es muy de agradecer. Esto es lo que lleva la maquinaria de los Planeta.
-P: Hombres desnudos es una historia sobre el presente, de un profesor treintañero que se queda en paro y acaba haciendo estriptis en un club, y de una mujer que prima sobre todo su carrera profesional sobre la sentimental. ¿Cómo son sus personajes principales?
A: Javier es un hombre de origen humilde, pero ilustrado y eso le hace ver las cosas de otra manera; es un poco un ejemplo del nuevo hombre más sensible, más cuidadoso con todas las cosas, más inseguro de sí mismo y más perdido en el mundo. Iván es un superviviente de la calle clarísimo pero que tiene su código moral, que es muy amoral para nosotros. Irene es una mujer compleja, atormentada, siempre preservada y de repente lanzada a la realidad. Y Genoveva es la típica pija de edad que todo le ha venido dado y que también sobrevive. En el fondo son todos supervivientes.
-P: El título es una referencia tanto literal como metafórica al hombre que se desviste y al que muestra sus sentimientos...
-A: En el caso de Javier se ve muy bien. Cuando le toca ser lo que le toca se encuentra extremadamente incómodo porque creía que tenía superados un montón de prejuicios y a la hora de la verdad no es así. De todas formas ahora hay muchos hombres que han iniciado una nueva sensibilidad, que no son machistas y que se encuentran con un montón de preguntas y dudas.
-D: Yo creo también que el título tiene que ver con el quedarte en bolas, que es lo que le pasa a Javier. Con una mano por delante y otra por detrás y a ver qué hago...
-A: Es cierto también, es lo más literal, te quedas intentando buscarte la vida.
-P: No le gusta ponerle ninguna etiqueta de género a la novela, y prefiere definirla como "un trozo de la realidad actual". La crisis da para mucho literariamente.
A: Claro, para profundizar en hasta dónde llega esa inseguridad en la gente, a qué dilemas se enfrenta un tío que pierde su trabajo o cómo se empieza a preguntar a sí mismo para qué sirve. O cómo una mujer cuya empresa empieza a quebrar se da cuenta de que no tiene nada más y también se aferra a lo que puede…
Giménez Bartlett: "Lo que no genera beneficios no cuenta"
-P: Javier, que es profesor de literatura en paro, pronuncia una frase demoledora: "Soy inútil a la sociedad, leer no genera beneficios".
-A: Es exactamente así. Ya ves tú en la educación actual las Humanidades lo que cuentan. ¿Por qué? Porque no generan beneficios. Lo que no genera beneficios no cuenta, ni para la sociedad ni para nadie. Y leer yo creo que está en declive.
-P: ¿Cómo investigó el mundo de la prostitución masculina de lujo?
-A: Fui viendo que hay agencias que funcionan y a las que puedes acceder, pero es más un boca oreja. Por ser en el mundo femenino, se lleva con una cierta discreción. Y a raíz de mujeres conocidas fui investigando para ver el funcionamiento mínimo y me quedé bastante sorprendida porque es exactamente así como se cuenta en el libro.
-P: ¿Y por qué eligió ese estilo narrativo con los personajes hablando en primera persona, plagado de monólogos y soliloquios y con una gran importancia de la jerga?
-A: Al trabajar con palabras fundamentalmente, lo que me llama la atención es el lenguaje de la gente y los diferentes registros y me apetecía muchísimo contrastarlos y ver cómo quizás todos decimos lo mismo pero con expresiones y palabras diferentes y eso marca también la personalidad y la clase social.
-P: Daniel, en el caso de La isla de Alice empezó siendo un guion para la que iba a ser su primera película en Estados Unidos.
-D: Tuve la idea hace más de seis años, pero yo siempre desconfío mucho de las grandes ideas. Lo que intento es desterrarlas para que solo las que tengan fuerza vayan cogiendo raíz. Y en este caso es una historia que empezó como a crecer dentro de mí y a apoderarse de mis cuadernos de notas. Me atrapó muchísimo y sentí que tenía que cuidarla mucho. Al ser una historia contada en primera persona por una mujer, eso ya me daba mucho respeto, y, como transcurre en EE.UU., sabía que tenía que ir poco a poco. Entre medias hice dos películas y cuando terminé La gran familia española sí hubo un impulso de decir 'creo que es el momento'. A mí lo que me importa es contar historias y no suelo decidir si van a ser un corto, un largo o una novela… me pongo a escribir. En principio pensé que iba a ser un largometraje, pero a mitad del camino empecé a abrumarme porque veía que no se podía contar en dos horas de ficción. Cuando decidí que iba a ser una novela, me atrapó de tal manera el proceso creativo, que incluso paré una película que tenía previsto empezar a rodar en febrero, con el permiso de mis productores. En varios momentos de mi vida he tomado otros caminos y siempre me han llevado a un sitio mejor. En general soy muy miedoso y me dan mucho miedo los cambios y arriesgar, pero cada vez que lo he hecho, en contadas ocasiones, me ha traído bastantes beneficios, a nivel sobre todo personal.
Sánchez Arévalo: "Soy un contador de historias"
-P: ¿Se siente más identificado entonces con la definición de contador de historias, más que con la de guionista, cineasta o escritor?
-D: Sí, soy un contador de historias. Primero hice cortos, luego un largo, luego cortos, y entre medias tengo una novela juvenil y otra de relatos breves, que fueron como empezar a coquetear con la literatura. He estado muchos años en televisión, he escrito un musical… No me gusta encasillarme, me gusta esa especie de libertad de moverme en el mundo de contar historias, que es lo único que me gusta y que sé más o menos hacer…pero que al final es un oficio, porque yo me considero artesano, me siento más cómodo que diciendo soy artista.
-P: La novela sí que puede llevar la etiqueta de thriller, el de una mujer que intenta reconstruir el último viaje de su marido antes de morir en un accidente de tráfico muy lejos de donde debía estar.
-D: Efectivamente es un thriller porque hay un misterio, un secreto, mentira por desvelar en toda la novela, pero también es una historia intimista porque ahonda mucho en las relaciones personales, en encontrar tú lugar en el mundo, en querer y sentirte querido y también mi particular visión de la sociedad americana y ese mundo de las apariencias y qué esconde detrás de esa supuesta perfección y pulcritud. Y también es una historia de superación.
-P: ¿Con cuál de sus personajes se identifican más?
-D: Con Olivia. A los 10 años tuve un ataque de ansiedad en el cine y yo creía que me estaba muriendo Desde ese día me convertí en un chaval hipocondriaco hasta hoy. Y también me identifico mucho con que ha dicho Alicia de la nueva generación de hombres más sensibles. A mí siempre me afecta mucho lo que me rodea.
-A: Yo me identifico más con Iván, el superviviente total, que además es el que me ha divertido más escribir, muy primario, muy contradictorio, pero también con un sentido de la amistad brutal, que para mí es muy importante en la vida. Yo creo que todos mis libros en el fondo lo que tienen de sustrato es la amistad, incluidos los de Petra Delicado.
"Siempre he hecho lo que he querido"
-P: Su saga de la detective Petra Delicado le ha valido un gran reconocimiento internacional, más fuera que en España. ¿Cómo ha vivido el no ser profeta en su tierra prácticamente hasta que ganó el Premio Nadal en 2011?
-A: Como buena mujer tengo un lado eminentemente práctico, aunque luego tienes muchas emociones, te saben mal las cosas, te gustaría ser más leída en España que fuera, pero al final decía 'demonios tienes lectores, vives de tus libros, pues no quieras tenerlo todo y me he conformado perfectamente con lo que ha venido, porque era bueno. Si hubiera estado de autora maldita en un rincón que nadie te hace ni puñetero caso… pero no ha sido el caso. Ya me parecía el colmo protestar íntimamente por eso, que si en España no se me reconoce lo suficiente, o se me encasilla en el género negro. Pues no. Al final he hecho lo que querido y eso para un autor es muy importante.
-P: Ahora pertenece a ese selecto club de escritores que tienen el Nadal y el Planeta.
-A: Bueno, cualquier día nos reunimos todos los que estamos ahí y nos tomamos unas copas... (ríe).
-P: Daniel, en tu caso este éxito con la "primera" novela ha sido un poco como el del cine, con su ópera prima Azuloscurocasinegro [ganó tres premios Goya de seis nominaciones en 2007, incluido el de mejor director novel].
-D: Lo que pasa es que yo creo que la novela todavía se lo tiene que ganar. No es solo que te den un premio. Cuando llego a los Goya con Azuloscurocasinegro, que fue un reconocimiento muy bonito, la película ya lleva estrenada once meses, estuvo un año en cartel y eso fue como la guinda del pastel. Aquí es ¡toma, el pastel!, directamente.
-A: Estoy de acuerdo con él, y comparto la experiencia. Vamos a ver qué pasa.
-D: Es una película que nadie hizo ni puñetero caso cuando se estrenó, pero poco a poco empezó a calar, y lo pasas mal porque estás ahí como viendo a ver si arranca. Y al final los Goya fue la guinda y ese abrazo de oso de la academia y los compañeros. Y la novela hay que ver ahora qué pasa ahí fuera, y si cala tanto… porque yo reconozco que es la película que más ha calado en la gente de toda mi filmografía, y mira que me jode, porque yo quiero que sea la última… esa y Primos, más en los chavales. Y Azuloscurocasinegro en la gente con inquietud cultural, y es una película que yo no puedo ni volver a ver porque veo errores por todos lados y cosas que cambiaría.
"No tengo espinita por no haber ganado el Goya como guionista"
-P: ¿Compensa ser finalista del Planeta el no tener el Goya de guionista?
-D: Estar nominado con tres de cuatro pelis a guion, eso es como decir, 'oye más o menos escribes bien'. No tengo espinita, de verdad. Es que soy un afortunado porque estar ahí siempre en los Goya, que tus compañeros te reconozcan el trabajo. Pero me encantaría tener algún día el Goya al guion, porque realmente es mi oficio, con el que yo empecé.
-P: Si La isla de Alice estaba pensada para ser un guion, ¿quién sería su protagonista?
-D: Cuando empecé hace seis años Alice se llama Amy, por Amy Adams. Estoy enamorado de esa actriz, y de la mujer, y era como para ella. Pero han pasado seis años y Amy tiene ya 40 años. Y Jessica Chastain, que es la otra gran pelirroja del cine, ya tiene 40 años también. Hay que hacer un casting de pelirrojas… Y digo nombres de grandes actrices porque levantar un proyecto de este tamaño requiere crearlo a partir de una actriz que esté interesada en ese proyecto y levantarlo alrededor, sino es muy complicado.
-A: En mi caso, de actores jóvenes estoy muy pez, porque no veo la televisión. Y si fueron actores americanos, tampoco me resulta fácil…
-D: Yo creo que Raúl Arévalo podría ser Javier; y Adrián Lastra sería perfecto para Iván.
-P: Le ha salido un asesor cinematográfico...
-A: Me encantaría tener su asesoría…
-P: ¿Qué están aprendiendo el uno del otro en este tiempo de convivencia?
-A: Yo aprendo que es verdad que hay hombres sensibles de nuevo cuño. Y también me alegro mucho que hayamos coincidido en ser dos personalidades con poco ego, eso es básico, porque la gente con mucho ego cada vez me joroba más, y así es muy fácil todo.
-D: Para mí lo importantes es que nos lo pasemos bien. Nos divertimos. Y además hay cierta complicidad, porque si de repente no nos gusta algo, no nos gusta a ninguno de los dos, y está bien poder apoyarte porque hay momentos duros, que te cansas, porque las jornadas son muy largas.
-P: ¿Cómo es el día a día de su trabajo al escribir?
-A: Yo vivo ahora en el campo. Me levanto sobre a las 8.00, desayuno y me pongo a trabajar de 9 a 16.00, sin parar. No como. Y luego me olvido absolutamente de lo que estoy haciendo, cojo a mis perros y me voy a pasear por el campo, cuido el jardín, hago trabajo físico, y a las 20.00 ceno algo y me pongo a leer. Desde que vivo en el campo eso ha sido lo que he recuperado con más pasión, el poder leer desde las ocho a las doce o la una de la madrugada. Es una pasada, estoy encantada.
-D: ¡Qué maravilla! Yo soy muy caótico. Me cuesta mucho tener rutinas y concentrarme. Trabajo mucho, porque la cabeza, haga lo que haga siempre está funcionando. A mí me ayuda mucho, en el caso de la novela en concreto, mi perra. El hecho de tener una especie de rutina, un ser vivo del que hacerte cargo, y aprovechar mucho los momentos que me dejaba después de pasearla una hora por la mañana y otra por la tarde. Y luego he descubierto algo que nunca había practicado, que era escribir de noche, porque yo soy más alondra de por la mañana. Cuando la perra se dormía y a partir de las 21.00 me dejaba en paz, en vez de tirarme a leer o ver una película, me sentaba a escribir, sobre todo sin mucha presión, como si fuera lo extra y decía 'si sale algo bueno bien, si no pues nada', pero curiosamente algo bueno salía en el silencio. He necesitado mucho silencio para escribir la novela.
-A: Yo sería incapaz de trabajar por la noche, porque entonces no puedo cortar…
-D: Eso era lo peor, que dormía bastante mal…
-A: ...seguiría despierta horas y horas. Tú dices tu cabeza sigue funcionando con los temas creativos, la mía no. Además, es terapéutico para mí no acordarme más de lo que estoy haciendo y preocuparme de las chorradas. Me hace falta cortar.
-P: ¿Trabajan ya en una nueva novela?
-A: No. Me tomado unas vacaciones, como todo quisque. En dos meses no pienso empezar nada.
-D: Yo antes de soltar algo necesito estar agarrado a otra historia porque si no tengo una sensación de vacío horrible. Cuando hice Gordos, que es una película muy grande y excesiva, necesitaba como desengrasar e hice Primos, una comedia pequeñita. Y ahora me está pasando un poco igual, que tengo necesidad de desengrasar. Estoy barajando una idea que tengo en la cabeza que es hipersencilla y muy pequeñita y que probablemente sea mi siguiente peli.
-P: ¿Cómo invitarían al potencial lector que está ahí fuera a leer sus novelas?
-A: Diciéndole que es una historia actual y real, porque creo que en los últimos años se ha abusado mucho de las recreaciones históricas o de una literatura muy onanista. Y esta es una novela testimonial y actual.
-D: Y no es nada fácil hacer eso…
-A: Nada es fácil, ya lo sabes tú…
-D: ..pero tratar el tema de la crisis, pero que no sea tampoco 'me están colando la crisis', pero que está muy presente, es muy complicado…
Yo voy a decir una frase que se me ocurrió el otro día que es un titular que me gusta mucho que es que yo creo que esta novela es la mejor de mis películas porque es el lector el que la va a rodar, se la va a imaginar y construir. Y eso es inigualable. Yo como lector y espectador en el 99% de las ocasiones me ha gustado más la novela que la adaptación al cine, y es porque tiene que ver más con el universo que tú te creas.