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Sale a la luz 'Los caprichos de la suerte', la última novela inédita de un Pío Baroja crepuscular

  • La labor para recomponer el manuscrito ha sido muy compleja
  • El libro cierra la trilogía de Las Saturnales sobre la Guerra Civil
  • Los caprichos de la suerte (Espasa) sale a la venta este jueves

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La novela fue escrita por Pío Baroja en los años 50.
La novela fue escrita por Pío Baroja en los años 50.

El mundo de la cultura celebra este jueves un acontecimiento único que ha despertado expectación mundial. Llega a manos de los lectores Los caprichos de la suerte (192 páginas, 19,90 euros), la última novela inédita de Pío Baroja (San Sebastián, 1872-Madrid, 1956), que edita Espasa con una tirada inicial de 15.000 ejemplares prologada por el experto “barojiano” Jose Carlos Mainer.

La obra es especial por muchos motivos. Fue el último libro que escribió un Baroja crepuscular, y encarna un testamento literario y autobiográfico que muestra su rechazo frontal al horror de la guerra.

“Es un momento único para la literatura. Se cierra un ciclo y la publicación permite traer a la actualidad a Baroja en positivo y que se vuelva a hablar de él”, explica a RTVE.es Pío Caro-Baroja, sobrino nieto del escritor y cuidador del legado familiar.

Los caprichos de la suerte fue escrita entre 1950 y 1951 por el autor del Árbol de la Ciencia y cierra la trilogía que tituló genéricamente como Las Saturnales ambientada en la Guerra Civil española.

El libro estaba localizado y clasificado por los Baroja desde los años 70 en la casa familiar Itzea, en Vera de Bidasoa (Navarra), donde custodian sus herederos el material inédito del escritor donostiarra.

La Casa Museo navarra alberga un verdadero tesoro con una biblioteca de más de 40.000 volúmenes de Pío Baroja y Julio Caro-Baroja.

Carpeta donde fue hallado el manuscrito

Embuido en este maremágnum literario, oculto en una desgastada carpeta gris sujeta por cintas rojas, se encontraba una copia mecanografiada de Los caprichos de la suerte. Un hallazgo que casi parece un guiño en honor a su nombre.

El mecanoescrito estaba en hojas que se iban a reciclar y jalonado con centenares de anotaciones, tachaduras y bocadillos de la mano de Baroja.

En palabras del heredero Pío Caro-Baroja, interpretar y contextualizar el texto en la actualidad ha sido una “labor de chinos”, que ha durado varios meses pero que se ha completado con éxito.

“Estaba cosido a mano y con una caligrafía muy apretada de un Baroja anciano. Al final solo se han quedado cinco palabras en el tintero pero se explica en la edición”, señala el descendiente, que apunta a que se han usado lupas para desentrañar el galimatías de la letra.

El sobrino nieto del novelista de la Generación 98 detalla que aunque la obra estaba localizada desde 1972, la familia ha decidido aguardar hasta ahora para rescatarla a causa de diversos avatares históricos y sentimentales.

“Baroja presentó en los años 50, pecando quizás de ingenuo, su primera parte de la trilogía (El cantor vagabundo) sobre un tema sensible como es la guerra civil, y fue rechazada por la censura; luego durante todo el franquismo no se atrevieron a sacar nada más. En el año 2006 salió la segunda parte (Miserias de la guerra) aprovechando el cincuenta aniversario de la muerte de mi tío, y que mejor momento que ahora para sacar la tercera cuando se cumplen sesenta años”, explica Caro-Baroja en conversación telefónica, y añade que la intención de la familia fue publicar con algo de distancia cuando en España se hubieran restañado las heridas.

La voz de Baroja en la novela

Los caprichos de la suerte está protagonizada por el periodista Luis Goyena y Elorrio, que actúa como una especie de alter ego de Pío Baroja.

La historia narra la travesía de Goyena que huye de Madrid en plena Guerra Civil, se refugia en Valencia, para luego alcanzar París donde se debatirá entre viajar o no a América.

En la novela, el escritor pone el foco sobre la destrozada España de la posguerra y en un arranque muy barojiano describe los devastados paisajes que se va encontrando el protagonista con su característico estilo claro y directo.

Baroja también expresa sus ideas y sus teorías literarias. Se desdobla en sus personajes y en una polifonía retrata la miseria moral de los seres humanos, la inseguridad, el no saber qué hacer con la propia vida o un universo de espías en los albores del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Portada de la novela que cierra la trilogía noticias

Pío Baroja se permitió hacer un cameo en la narración dando voz a un personaje identificado como “un señor viejo del hotel Palais Royal” que muestra su total oposición al nazismo o habla sobre la política española donde culpaba a republicanos y golpistas de la devastación del país.

“Baroja fue incómodo para unos y otros”, apunta su sobrino, que recuerda que al comienzo de la guerra el narrador sufrió un altercado en Navarra donde fue encarcelado por las tropas carlistas que estuvieron a punto de fusilarle aunque luego fue liberado.

Tras este episodio, se marchó a París donde compartió exilio con Ortega y Azorín, hasta que llegaron los alemanes y retornó a España.

Estas experiencias personales se reflejan en Los caprichos de la suerte donde opina, entre otros temas, de la violencia popular en las zonas rurales desatada por el conflicto, tal y como se recoge en este extracto:

“La mayoría de las gentes de los pueblos, según estos militares mercenarios, no tenían ideas políticas, sino agravios personales que vengar, y algunos se contagiaban con este impulso satánico y sanguinario”.

Asimismo, Baroja recurrirá a lo vivido en el exilio para valorar sobre los expatriados en un ácido diálogo entre Luis Goyena Elorrio y el diplomático Carlos Evans:

“-No sé si se nos puede llamar a nosotros desterrados, exiliados o proscritos-añadió Elorrio.

-Lo más exacto sería llamarnos turistas de ínfima categoría”

Pío Caro-Baroja sostiene que con esta novela de ficción se cierra un ciclo marcado por las dificultades, ya que no existe más material inédito del escritor vasco, “solo algo de correspondencia”.

Los caprichos de la suerte abre la última puerta que nos devuelve la voz más íntima de un escritor irrepetible.