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Los 30 mayores bancos del mundo deberán tener cubiertos el 16% de sus activos de riesgo a partir de 2019

  • Entre ellos está el Banco Santander
  • Además, la relación entre capital de calidad e inversión deberá superar el 6%
  • Son los mismos criterios impuestos por la Reserva Federal en EE.UU.

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Reunión del Consejo de Estabilidad Financiera en junio de 2009, en la ciudad suiza de Basilea.
Fotografía de archivo de una reunión del Consejo de Estabilidad Financiera en la ciudad suiza de Basilea.

Los 30 mayores bancos del mundo -entre los que está el Santander- deberán contar desde el 1 de enero de 2019 con unas provisiones adicionales que cubran un 16% de sus activos ponderados por riesgo, según ha establecido este lunes el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), el organismo internacional encargado de coordinar las políticas del sistema financiero a nivel global.

Este grupo de entidades están consideradas sistémicas a nivel mundial, es decir, que son "entidades de gran tamaño, importancia en el mercado y fuerte interconexión entre sí y con otros agentes financieros", cuyos problemas "pueden tener un fuerte impacto negativo sobre el sistema financiero internacional", según la definición del Banco de España.

En España, sólo el Santander figura entre los 30 bancos de importancia sistémica mundial, ya que el pasado 3 de noviembre el organismo internacional acordó excluir a BBVA.

"Las actuales normas se han elaborado para que, en caso de quiebra de uno de esos grandes bancos, la entidad cuente con suficiente capacidad para recapitalizarse y absorber las pérdidas en su proceso de liquidación, aplicando una resolución ordenada que minimice los efectos en la estabilidad del sistema financiero, mantengan las funciones básicas y evite exponer a pérdidas los fondos públicos", explica el consejo internacional en su nota (ver documento en inglés en pdf).

El documento publicado indica también que a partir del 1 de enero de 2022 este porcentaje -conocido como TLAC, acrónimo de la expresión inglesa total loss absorbing capacity- deberá alcanzar un 18%.

Un ratio de apalancamiento superior al 6%

Asimismo, establece que el ratio de apalancamiento -que expresa la relación entre el capital de máxima calidad y el total de inversión realizada por el banco, con lo que sirve para calcular los fondos propios que debe reservar para poder asumir esos compromisos - tendrá que superar el 6% desde el 1 de enero de 2019, y el 6,75% a partir de 2022.

Para los bancos sistémicos con sede en mercados emergentes, esas exigencias incluyen contar con una cobertura del 16% de los activos ponderados por riesgo y del 6% de apalancamiento en enero de 2025, mientras que tres años después deberían haberlos elevado hasta el 18% y el 6,75%, respectivamente.

Estos requerimientos coinciden exactamente con los que la Reserva Federal de Estados Unidos acordó la semana pasada aplicar a sus ocho bancos domésticos considerados sistémicos.

Según el estudio previo realizado sobre las nuevas exigencias, una de las consecuencias indirectas de estos nuevos requerimientos de capital sería el aumento de los tipos de interés en los créditos, que el FSB estima que podría estar entre los 2,2 y los 3,2 puntos básicos.

También ha calculado que el menor coste que supondrá para los Estados una situación de emergencia de alguna gran entidad financiera repercutirá de forma positiva en el PIB, en una proporción que podría oscilar entre 15 y 20 puntos básicos.

El objetivo: que los grandes bancos puedan caer sin dañar al sistema

El presidente del Consejo de Estabilidad Financiera y gobernador del Banco de Inglaterra, el canadiense Mark Carney, ha destacado en una teleconferencia que la puesta en marcha de estas reformas y nuevas exigencias refuerza de manera notable la resistencia del sistema financiero global, y dota de las herramientas necesarias para que la expresión "demasiado grande para caer" sea cosa del pasado en el sector bancario.

Según Carney, se han logrado ya grandes avances para conseguir que los grandes bancos "puedan caer sin hacer daño al sistema y sin tener que recurrir a los contribuyentes".

No obstante, ha advertido, que después de 7 años de duro trabajo, aún queda mucha labor "dura y tediosa" por delante.

En una carta remitida a los líderes del G-20 antes de la cumbre del próximo día 15 en la ciudad turca de Antalia, Carney ha insistido en que el resultado de las reformas no será "absoluto", ya que las entidades financieras no pueden protegerse por completo contra las crisis externas. "Pero estas propuestas van a ayudar a cambiar el sistema, de forma que los bancos, individualmente, así como sus accionistas y acreedores asuman los costes de su propia acción", señala el presidente del consejo, una institución que se creó después de la caída del banco estadounidense Lehman Brothers.

Carney ha destacado que todos los bancos con presencia internacional cumplen con los requisitos de capital establecidos en la nueva normativa financiera internacional Basilea III, y esto incluye también a los de importancia sistémica.

Por lo que respecta a la liquidez, alrededor del 80% de las entidades financieras cumplen o superan los requisitos exigidos.

Carney ha recordado el compromiso del organismo con las reformas en países emergentes y en desarrollo, y ha asegurado que el éxito del proyecto requerirá de ingentes y sostenidos esfuerzos en la aplicación de las reformas, para asegurar un crecimiento sostenible y vigilar de forma constante la aparición de nuevos riesgos. Sólo así, ha concluido, el FSB podrá garantizar un crecimiento "fuerte, sostenible y equilibrado para todos los países".