'Locke & key', el terror según Joe Hill, el hijo de Stephen King
- Se reedita en dos tomos esta premiada serie de cómics sobre una casa encantada
- En 2011 Hill consiguió el premio Eisner al mejor guionista por este trabajo
Todo el mundo conoce a Stephen King, el escritor de terror más popular de los últimos 40 años (desde que escribió Carrie en 1974). Lo que muchos no sabíamos es que en su casa escriben casi todos, ya que su esposa Tabitha y dos de sus tres hijos también son escritores. El más popular de ellos es, sin duda su hijo mediano, Joseph Hillstrom King (1972), más conocido como Joe Hill, que ha publicado varias novelas (El Traje del Muerto, NOS4A2....) que han conseguido numerosos permios e incluso una de ellas Horns (Cuernos) ha sido adaptada al cine en 2014 con Daniel Radcliffe (Harry Potter) como protagonista.
Hill también ha destacado como guionista de cómics, con títulos como La capa y, sobre todo Locke & Key (Panini) una serie de terror con la que consiguió (en 2011) el Premio Eisner al Mejor Guionista; aparte de otras nominaciones a mejor guionista y mejor serie limitada (2009); y mejor historia corta, mejor serie continuada y mejor dibujante (Gabriel Rodríguez) en 2011. También consiguió el British Fantasy Award en las ediciones de 2009 y 2012 en la categoría de Mejor Cómic.
Incluso se llegó a preparar una serie de televisión basada en el cómic, de la que se rodó un capítulo piloto dirigido por Mark Romanek (Retratos de una obsesión), pero como tantos y tantos proyectos, al final no salió adelante por problemas de financiación.
Ahora Panini publica dos fabulosos integrales que recogen al completo una de las mejores series de los últimos años. Un cómic que nos demuestra que el talento también se hereda y que Joe Hill algún día será tan famosos como su progenitor.
Familia, fantasmas, llaves y una casa encantada
Locke & Key nos cuenta la historia de una familia (la madre y tres hijos) marcada por la trágica muerte de su progenitor y la violación de la madre a manos de unos psicópatas. Para intentar recuperar la normalidad se refugian en La Casa de las Llaves, la residencia vacacional de la familia y donde se crió el fallecido. Una misteriosa mansión en la que se encuentran ocultas una serie de llaves que tienen propiedades asombrosas y que son codiciadas por seres fantasmales. Por cierto que la casita está en la localidad de Lovecraft (Massachusetts), un claro homenaje al autor de los Mitos de Cthulhu, que también situó en Massachusetts la ciudad de Arkham.
Una historia que, como muchas de las de su padre, en realidad trata sobre la familia y la difícil relación entre padres e hijos. También sobre las amistades de la adolescencia que marcarán nuestra personalidad y el paso de esa adolescencia a la madurez. Una historia, en definitiva, sobre el crecimiento personal y en dónde los elementos fantasmales sirven para retratar los miedos y debilidades de sus protagonistas. Y es que esta es, ante todo, una historia de personajes.
A partir de esos elementos Hill construye un auténtico puzzle de misterios y juegos de intriga que dejan volar la imaginación de los tres chavales, sobre todo del pequeño, enfrentados a peligros tanto sobrenaturales como cotidianos. Miesterios que Hill va resolviendo con un gran sentido del suspense y un ritmo pausado pero que se va acelerando a media que llega el desenlace final. Una lección de suspense de la que su padre seguro que se siente orgulloso.
La clave de todo serán esas misteriosas llaves que está ocultas por toda la casa pero que quieren ser encontradas, y que tienen poderes realmente imaginativos. Por ejemplo, una de ellas permite (literalmente) abrir la cabeza de alguien para poder manipular directamente sus recuerdos (algo que suena totalmente descabellado pero que en manos de un escritor tan hábil como Hill es un planteamiento fascinante).
Y otra de las puertas que abren esas llaves te permite convertirte en fantasma durante un breve epriodo de tiempo.
Un dibujante excepcional
Hill no podía contar con mejor cómplice para desarrollar este juego de misterio e intriga que el dibujante Gabriel Rodríguez (también nominado al Eisner por su excelente trabajo en este cómic).
El dibujo de Rodríguez, que podríamos calificar de amerimanga (simplificando demasiado), es claro, limpio y lleno de detalles, lo que contrasta con la sordidez de la historia. Pero a la vez crea un ambiente de normalidad que hace que las cosas sobrenaturales destaquen enseguida. Y consigue que los personajes sean realmente expresivos.
Además, el dibujante tiene una narrativa excepcional que nos lleva con una naturalidad asombrosa de viñeta a viñeta, aunque no pierda la oportunidad de jugar con las composiciones de página y los ángulos de cámara, con picados y contrapicados que, como en el mejor cine de terror, consiguen inquietarnos.
Sin duda uno de los mejores cómics de terror de los últimos años y que, como las obras maestras del género, consigue superar sus limitaciones para hablarnos de las cosas realmente importantes de la vida como la familia o el paso a la madurez.