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Andrzej Wróblewski, el pintor de las dos caras

  • El Reina Sofía trae por primera vez a España la obra del artista polaco
  • Está considerado como un mito en Polonia y denunció el horror de la guerra
  • En sus cuadros combina en los dos lienzos arte abstracto y realista

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'Chófer azul' (1948), Cortesía de la Fundación Andrzej Wróblewski
'Chófer azul' (1948), Cortesía de la Fundación Andrzej Wróblewski

El artista Andrzej Wróblewski (Vilnus,1927, Tatry,1957) es una figura legendaria en Polonia por su compromiso político, y un autor valorado como clave en el relato de los traumas de la posguerra europea, aunque en nuestro país su nombre es prácticamente desconocido.

Los expertos achacan este anonimato al haber sido considerado Wróblewski como “incómodo” por la temática de su obra, y difícil de clasificar por la forma de expresarla.

El pintor pergeñó parte de sus creaciones por los dos lienzos de cada cuadro, es decir, anverso y reverso; en una cara, la representación es abstracta y evoca a menudo un mundo ideal, en la otra, expresa con arte figurativo o realista, a su particular modo, el horror de la ocupación nazi en Polonia.

El Museo Reina Sofía de Madrid nos acerca en primicia al lenguaje único de este artista cuya breve carrera (falleció a los 29 años en un accidente de montaña) es patente en numerosos autores del presente.

La pinacoteca madrileña presenta la muestra “Andrzej Wróblewski. Verso Reverso”, en colaboración con el Museo de Arte Moderno de Varsovia, la Fundación Andrzej Wróblewski y el Instituto Adam Mickiewicz, en la primera gran retrospectiva del autor fuera de Polonia (Palacio de Velázquez, Parque del Retiro, Madrid, hasta el 28 de febrero de 2016).

Andrzej Wróblewski. Verso / reverso

Andrzej Wróblewski. Verso / reverso

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  • 'Sol y estrellas' (1948), Cortesía de la Fundación Andrzej Wróblewski.

    La exposición Andrzej Wróblewski, Verso / reverso, permite conocer el recorrido artístico de su autor, centrado en la obra gráfica y la pintura.
  • 'La liquidación del gueto', en el reverso 'Chófer azul' (1948-1949)

    Autor de una obra singular, su pintura se ha convertido en un punto de referencia cuya influencia llega hasta algunos artistas del presente

El uso de las dos caras en las pinturas no es casual y forma parte de una experimentación creativa que mantuvo a lo largo de su corta vida, en la que bebió de las fuentes del surrealismo y se desveló como un maestro en el uso simbólico del color. En apenas una década concentró un legado de 200 pinturas y 800 trabajos sobre papel.

Su método anverso versus reverso encarna una especie de sistema en el que ambas representaciones se contradicen y a la vez se complementan, como si de alguna manera ofrecieran dos soluciones a dos problemas. Esta opción recoge el eco de una época violenta que Wróblewski quiso desgranar fruto de su compromiso humano y contrario a la política dictatorial.

En este sentido, la exposición, que en su montaje permite por primera vez al visitante observar los lienzos por ambas caras en un itinerario no lineal, recibe al público con algunos ejemplos de la serie "Ejecuciones", sobre escenas brutales de la II Guerra Mundial, como los fusilamientos de civiles polacos por los nazis que el pintor copió de fotografías.

Estas aterradoras estampas de su faceta realista entroncan con temáticas similares de ejecuciones mostradas por Picasso o Goya, y diseccionan con detalle el sufrimiento provocado por la guerra; por oposición, su reverso ofrece luminosas abstracciones geométricas de un sesgo positivo.

Dos caras que se contraponen y se complementan

Aunque los lienzos se contraponen también se hacen eco uno del otro, en un juego en el que participa la visión del espectador. Es el caso de la desgarradora Hombre ejecutado por miembro de la Gestapo / Abstracción biológica, en el que el cromatismo de ambas caras está dominado por tonos azules, un color que simboliza la muerte en las obras de Wróblewski.

Al mismo tiempo, el autor polaco asocia la muerte a la abstracción, de la misma forma que el nazismo había deshumanizado a los judíos a través de los campos de exterminio en el que los nombres de las víctimas se sustituían por números abstractos.

'Hombre ejecutado por la Gestapo', en el reverso 'Abstracción biológica'

“En épocas de conflicto es muy difícil tomar decisiones y él lo que hace es mostrar estas dos facetas de su arte y estas dos maneras de representar: una, la abstracción, en la que muestra una sociedad positiva y la otra es la cruda realidad de la guerra y su reflejo en el Holocausto. Él nunca se inclina por ninguna de las dos y deja este trabajo al espectador”, explica en una entrevista con RTVE.es, Marta Dziewanska, una de las comisarias de la exposición que señala que el arte del polaco está más presente que nunca recordando la violencia de los recientes atentados de París.

El pintor también logró transmitir la intensidad del sufrimiento mostrando figuras humanas brutalmente deformadas y desgarradas en pedazos bajo una paleta de azules que se van oscureciendo, en imágenes desasosegantes.

El artista tuvo la habilidad de situar su obra a caballo entre la abstracción y el arte figurativo, un delicado equilibrio que combina la invención de las formas con escenas de la vida cotidiana en las que exploró los límites de la degradación humana.

Paulativamente, Wróblewski, que en ciertos momentos comulga con el realismo impuesto por el régimen socialista con obras en las que muestra a conductores de tranvía que guían a la humanidad hacia un futuro mejor (1949-1955) , retornará hacia la abstracción total al percibir que el arte figurativo no es suficiente.

No obstante, sus cuadros de aquel periodo tampoco contaron con la plena bendición de las autoridades comunistas debido a que su estilo no era “suficientemente optimista”.

La muestra del Palacio de Velázquez-donde todos los domingos hay visitas guiadas gratuitas en la exposición- nos acerca en 150 obras al particular universo de un pintor inclasificable y ambiguo que supo moldear su propio idioma, y estaba firmemente convencido de que un artista debe implicarse en la creación de un mundo nuevo.

Tal y como ha señalado en la presentación de este martes en Madrid el director del Instituto Wróblewski de Polonia: "El arte cambia a las personas, y éstas cambian el mundo. Así, el arte cambia también el mundo".