Jesús del Pozo, el equilibrio perfecto
- María Eugenia Alberti dibuja el retrato del genio de la moda
- Incluye textos de amigos como Juan Gatti, Ana Belén y Manuel Pertegaz
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“Si pudieras hojear este libro, estoy segura de que estarías orgulloso de tu gente y de tu marca. Siguen aquí, sanos y fuertes”, dice Isabel Yanguas en el prólogo del libro.
Su marca atraviesa un momento dulce, con una valiente batalla para conquistar mercados en el exterior. Su gente se acuerda de él, y mucho, y siempre está dispuesta a colaborar para engrandecer aun más la obra de Jesús y mantener, deslumbrante, el brillo de su nombre.
Maria Eugenia Alberti ha recogido sus palabras, auténticas declaraciones de amor y admiración, para lograr hacer una fotografía veraz y real del genio y al hombre.
“Quiero precisar que, desde el inicio, mi exigencia fue que todos los colaboradores de este libro hubiesen trabajado, colaborado, conocido o frecuentado a Jesús a lo largo de toda su trayectoria. Sin olvidar, por supuesto, a sus clientes, esas personas que nunca fueron entrevistadas”.
Todos aportan sus vivencias, anécdotas, recuerdos que bailan en su cabeza y en su corazón. “Unos lo hacen como amigos, otros como colaboradores y especialistas en moda, y otros como Manuel Pertegaz demuestran su admiración por la obra de Jesús”.
El libro es un empeño de Pedro Trólez, CEO de Perfumes y Diseño, la empresa propietaria de la marca, que quería dejar constancia de su gran admiración hacia el modisto. Alberti está satisfecha con el resultado pero tiene una espinita clavada.
“Una sola. Que Jesús no haya podido disfrutarlo, tenerlo, verlo...aunque su mejor amiga y alter-ego Isabel Yanguas me dijo después de leerlo: ‘Jesús no se lo hubiese creído’. Con ese comentario tengo suficiente”, dice.
Juan Gatti, Javier Vallhonrat, Antonio Miró, Enrique Loewe, la modelo Violeta Sánchez y Cristina Marsans son solo algunos de los cercanos a Jesús del Pozo que han dado forma, y color, al libro. Y muchos de ellos han emocionado a la periodista.
“Aquellos que con mucha sinceridad transmiten rasgos del carácter de Jesús y anécdotas de su vida en común, mencionarlos uno por uno sería muy largo... podría señalar por ejemplo lo que Toni Miró comentó, que me pareció muy emocionante”.
Miró recuerda de su “amigo y colega” que “embellecía a la mujer, la envolvía en una nube de gasas, la hacía soñar…”. Pero hay más. Ana Belén, una de las mujeres que vistió la moda de Jesús del Pozo tanto en su vida personal como en los escenarios, destaca que “impuso su personalidad por encima de modas coyunturales”.
Alberti puntualiza. Ana Belén era su amiga pero no su musa. “El término musa no corresponde en absoluto a la filosofía y a la forma de entender la moda de Jesús del Pozo. Su inspiración era previa al encuentro con una u otra mujer”.
Alberti no duda en calificar al modisto como “el eslabón entre los grandes de la moda en España, Balenciaga y Pertegaz, y una alta costura post-moderna" y señala que al maestro no le gustaría el panorama actual de la moda, en unos años tan convulsos, tan baratos, tan mediáticos, tan marcados por las redes sociales…
“Nada de todo esto que mencionas tenía nada que ver con él, con su rigor, con su independencia de criterio, con su búsqueda de la excelencia, Jesús era un perfeccionista y un rebelde, pero también estaba acostumbrado, desde el principio, a trabajar sin red, haciendo como un funambulista siempre en equilibrio”.
Un equilibrio perfecto, el que existía entre su talento excepcional y su carácter único.
"Jesús del Pozo fue un hombre de convicciones y de combate, un explorador de territorios ignotos, un luchador, siempre al servicio de una estética, la suya, porque detrás de cada uno de sus retos estaba la excelencia, la belleza, un ideal plenamente asumido que comprometió toda su vida".
El libro se centra en la vida y la obra de Jesús del Pozo, desde su nacimiento en 1946 hasta su muerte en 2011. Después su casa, tal y como él deseaba, ha seguido adelante, con otros habitantes, con otras energías, otras formas de entender la moda.
“Él quería, y así lo declaró antes de morir, que deseaba por encima de todo que su marca le sobreviviese y continuase, y que se cumpliese su sueño, que las generaciones futuras siguiesen escribiendo la historia de su marca, entiendo que eso es lo que Josep Font hace”.