'El puente de los espías', la guerra fría según Steven Spielberg
- La película cuenta el primer intercabio de espías entre EE.UU. y la URSS
- Tom Hanks interpreta al protagonista, el abogado que lo hizo posible
- El puente de los espías se estrena el 4 de diciembre
- Os ofrecemos una secuencia de la película en primicia
SEIS NOMINACIONES AL OSCAR
-Mejor película
-Mejor actor de reparto (Mark Rylance)
-Mejor guion original (Matt Charman, Ethan Coen, Joel Coen)
-Mejor banda sonora (Thomas Newman)
-Mejor diseño de producción (Adam Stockhausen, Rena DeAngelo, Bernhard Henrich)
-Mejor sonido (Andy Nelson, Gary Rydstrom, Drew Kunin)
El puente de los espías es el regreso de Steven Spielberg a la dirección después de tres años (Lincoln, 2012) y cuenta una de esas historias que tanto le fascinan y que tan bien le quedan. La epopeya de un personaje quijotesco enfrentado a una situación que claramente le supera y a la que consigue enfrentarse e incluso resolver. Una historia, a ser posible, basada en hechos reales. Como, por ejemplo, Lincoln, La Terminal, Salvar al soldado Ryan o La lista de Schindler (de hecho casi podríamos decir que el protagonista de esta historia, es el Schindler de los espías).
Si a eso le añadimos una dirección prodigiosa (sobre todo en la alucinante primera media hora), un reparto estupendo (en el que brilla con luz propia Tom Hanks), un guion redondo (de los hermanos Coen y Matt Charman), una banda sonora estupenda (Thomas Newman), un montaje estupendo, la fotografía de Janusz Kamiski (Salvar al soldado Ryan) y una reconstrucción de época espectacular (la secuencia de la construcción del muro es fabulosa); solo podemos reconocer que estamos ante una película muy especial.
Por cierto que tenéis una secuencia de la película, en primicia, encabezando esta noticia.
Por sacarle alguna pega, podríamos decir que Spielberg se pasa de blando en algunas escenas, como el desenlace de la historia, en el que la nieve toma el protagonismo y en el que sólo falta James Stewart deseando feliz navidad a todo el mundo, como en ¡Qué bello es vivir! (Frank Capra, 1946). Pero aparte de esos cinco minutos (demasiado convencionales pero en ningún caso desdeñables), es una emocionante y modélica película de espías, muy al estilo de las que se hacían en los años 70 y que han quedado como los grandes clásicos del género.
El puente de los espías es una muestra más de por qué Steven Spielberg sigue siendo considerado el director más influyente de la actualidad, haciendo cine con sabor a los grandes clásicos, porque Spielberg siempre tiene puesta al mirada en ese pasado glorioso, y no olvida a sus maestros.
La película se basa en la historia real de James Donovan (Hanks), un abogado experto en seguros al que le encargan defender a un espía ruso capturado en EE.UU., Rudolf Able (Mark Rylance), para demostrar que la justicia americana es igual para todos, incluso para los malos. La cosa se complica cuando, meses después, los rusos capturan a dos jóvenes americanos, un soldado y un estudiante, a los que también acusan de espionaje. En esa época, en plena Guerra Fría, la relación oficial entre ambos países era nula, por lo que ambos bandos (temerosos de lo que pudieran revelar sus espías al enemigo) designan a Donovan para intentar un intercambio de prisioneros en 1962, con el muro recién construído.
En el reparto, además de los mencionados Tom Hanks y Mark Rylance, destacan Scott Shepard, Amy Ryan, Sebastian Koch, Austin Stowell y el veterano Alan Alda (Mash).
Spielberg: "Soy un director de personajes"
En declaraciones a Informe Semanal (tenéis el reportaje sobre esta línea) Spielberg asegura que: "Es una historia sobre llegar a descubrir la verdadera cara de la gente. Un espía sólo tiene éxito si te hace ver el reflejo de su trabajo, pero no su verdadera cara. Por eso la película empieza con el reflejo del espía en el espejo, porque me parecía un leiv motiv interesante para toda la película".
Sobre el protagonista, enfrentado a una situación insólita, el director añade: "El tema recurrente de mis películas, aparte de la relación padre-hijo, es sobre gente que se mueve en ambientes diferentes al suyo e incluso hostiles, que debe aprender a respirar fuera del agua y lo consiguen, cada uno de una forma distinta. Tengo un montón de películas así, por ejemplo, el policia de Tiburón (1976), que tiene miedo al agua; ¿qué mejor protagonista para esa película que alguién que tenga miedo al agua?".
"La época que refleja la pelícual era la época del silencio en la radio, de la incertidumbre, de la falta de comunicación, de la falta de información entre los dos bloques. Y un sólo hombre luchó contra eso defendiendo sus principios y sus valores" -añade Spielberg-.
"Siempre he intentado que todas mis películas y mis protagonistas sean muy diferentes -asegura Spielberg-. No me resulta difícil porque tengo siete hijos y tres nietos y cada uno es diferente. No me veo imponiendo un estilo a mis películas como Kurosawa o Hitchcock, a los que considero mis maestros. Admiro sus carreras pero reconozco que siempre usaban el mismo esquema narrativo. Mis películas, sin embargo, son todas distintas, como las de William Wyler (Ben-Hur, Los mejores años de nuestra vida). Si tuviera que definirme a mí mismo diría que soy un director de personajes".
Mi amigo el espía
Una de las cosas más brillantes de la película es la relación tan especial que surge entre el abogado y el espía. Con apenas cuatro pinceladas vemos una amistad sincera, nacida del respeto a un enemigo en el que hay más cosas nuestras de las que queremos reconocer y que en el fondo podría ser nuestro reflejo.
Spielberg reconoce que su fascinación por la guerra fría se remonta a su infancia, al recordar las historias que su padre y su abuelo le contaban sobre la rivalidad entre la URSS y EE.UU. Además, la película transcurre apenas ocho años después del célebre caso de los Rosenberg, un matrimonio que fue ejecutado en la silla eléctrica en 1953 acusados de espionaje (los primeros civiles en ser ejecutados en EE.UU. por espionaje), por lo que comprendemos lo complicado que era ese momento para plantearse siquiera un intercambio de espías.
Hay algunas escenas más espectaculares como el accidente de un avión espía o la mencionada de la construcción del muro de Berlín, en las que quedan patentes la maestría de Spielberg y su equipo, que han rodado en las localizaciones reales, como el famoso puente de Glienicke, que uniá los dos Berlines y donde tuvo lugar la historia real. Pero toda la película es puro cine, que podéis disfrutar a partir del 4 de diciembre.