República Centroafricana, el eslabón más débil de la visita del papa
- El país sufre la peor crisis de su historia con un millón de refugiados
- Las tropas francesas y africanas no han conseguido reducir la violencia
- La visita del papa es un mensaje de reconciliación para cristianos y musulmanes
Desde las ventanillas del avión, la primera imagen de la República Centroafricana que verá el papa Francisco será el desolador campo de desplazados de M’Poko. A las orillas del aeropuerto tiendas destartaladas y plásticos embarrados dan cobijo a unas 20.000 personas que han huido de la violencia de la capital. La última parada de su primera gira africana termina en el conflicto armado más olvidado de este continente.
República Centroafricana se desangra desde 2013 por los choques entre grupos armados. La violencia entre milicias, una musulmana y otra cristiana, que no combaten entre ellas sino que asesinan a civiles de la otra comunidad, ha provocado casi un millón de refugiados. Ambas comunidades viven segregadas. El 20% de la población se encuentra desplazada en el interior del país o en países vecinos como Chad y Camerún.
El papa quiere llevar un mensaje paz y reconciliación a un país que ni las tropas de la misión internacional de Naciones Unidas (MINUSCA) ni de la Operación francesa Sangaris han conseguido pacificar.
“La población no se siente protegida por las tropas internacionales. No hna cumplido el mandato de desarmar los grupos rebeldes y no intervienen en los casos de violencia más brutal", afirma Faouzi Kilembe, un centroafricano experto en desarrollo local y sociedad civil. “La MINUSCA llega siempre tarde cuando los cadáveres ya están en las calles y la población ha tenido que huir”, agrega.
A la incapacidad de la misión internacional para garantizar la seguridad de la población, se suma la desconfianza: varios soldados franceses han sido acusados de abusos sexuales a menores.
Elecciones en medio de las balas
En este contexto Kilembe se pregunta cómo se puedan organizar unas elecciones libres, previstas para el 27 de diciembre. “Las personas no pueden circular libremente por el país por la falta de seguridad y la falta de infraestructuras. No se puede llegar a votar”, asegura.
“Sólo hace falta un pretexto para reavivar la violencia“
La otra pregunta es quiénes podrán votar. La elaboración del censo es una cuestión muy delicada, más aún en medio de un conflicto armado. El criterio que define la nacionalidad centroafricana no está claro y se teme que la comunidad musulmana tenga obstáculos para votar.
“Sólo hace falta un pretexto reavivar la violencia”, advierte Enrica Picco, la asesora de Asuntos Humanitarios de Médicos Sin Fronteras en la RCA. El precedente es cercano. Hace 15 días en el enclave de Batangafo se recrudecieron los choques entre milicias y 10.000 personas huyeron a los bosques en busca de refugio. En octubre el asesinato de un taxista musulmán en la capital provocó otra nueva oleada de desplazados.
Desde que en 2013 los musulmanes de Seleka tomaran el poder por la fuerza, las represiones violentas de las milicias cristianas conocidas como anti-balaka han sido constantes.
Una emergencia humanitaria constante
El Gobierno francés ha desaconsejado al papa la visita por motivos de seguridad. Pero Francisco no ha suspendido su gira y ya ha visitado Kenia y Uganda con un mensaje de justicia social y desarrollo para acabar con la desesperación, la pobreza y la frustración que alimentan la violencia.
“Su visita es una muestra de apoyo para los cristianos y es una señal muy fuerte para los musulmanes de que este conflicto no tiene nada que ver con la religión. Las dos comunidades están trabajando para que la visita se celebre de la mejor manera posible”, señala Kilembe, que no es muy optimista sobre el futuro. “Después de la visita todo es posible. La situación podría volver a lo de antes o peor".
"La visita del papa es muy importante porque dará visibilidad al conflicto", señala la politóloga Tatiana Carayannis, coautora del libro Making Sense of the Central African Republic. Al conflicto y a la emergencia humanitaria de un estado fallido con una crisis médica crónica, unas tasas de analfabetismo récord, violaciones masivas de mujeres, y niños soldados. Que el foco, aunque pasajero, los ilumine.