Pistoletazo a la campaña electoral del 20D, la más abierta y dinámica de los últimos años
- Hasta el 18 de diciembre, la última “batalla” por un voto más reñido que nunca
- PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos prolongarán una precampaña ya muy intensa
- La televisión, el infoentretenimiento y las redes, escenarios clave de la contienda
Lemas de campaña:
PP: “España en serio”
PSOE: “Un futuro para la mayoría”
Ciudadanos: “Con ilusión”
Podemos: “Un país contigo”
IU: “Por un nuevo país”
UPyD: “Más España”
Democràcia y Llibertat: “(Im)Posible”
ERC: “Defensa el teu voto”
Unió: “Solucións”
PNV: “Lehenik Euskadi. Euskadi es lo que importa”
Nós-Candidatura Galega: “A forza do noso pobo”
Coalición Canaria: “Luchar por Canarias”
EH Bildu: “Súmate a decidir”
Esta medianoche comienza la campaña de las elecciones generales de 2015, las duodécimas de la democracia española, en unas circunstancias inéditas. Por primera vez, la competencia electoral se amplía más allá del histórico bipartidismo entre PP y PSOE y se aprieta, porque los partidos que emergieron en la escena nacional en 2014, Podemos y Ciudadanos, compiten por el voto moderado y cuentan con opciones reales de conquistar una parte importante.
La incertidumbre ante el resultado de las urnas del próximo 20 de diciembre es muy elevada. Así lo reflejan las encuestas que, aunque sitúan al PP como primera fuerza, le atribuyen menos del 30% de los votos y el CIS le otorga un abanico entre 120 y 128 escaños. Para el PSOE, se le atribuyen unos 77-89 escaños (tienen ahora 110), mientras que para Ciudadanos, tras su resultado en las catalanas, el CIS pronostica 63-66 escaños. Podemos, sumándole los escaños de las coaliciones territoriales en las que se integra, podría contar con entre 45 y 49 escaños.
Empieza oficialmente la campaña, los últimos 15 días para pedir el voto, pero la sensación es que las elecciones comenzaron ya hace tiempo y que la precampaña ya ha agotado muchos de los temas y eslóganes posibles. No en vano, estas serán las cuartas elecciones que se celebran en España en 2015, tras las andaluzas en marzo, autonómicas y municipales en mayo y catalanas en septiembre.
Sin embargo, no se puede descartar la capacidad de sorpresa en el esprín final que se abre este viernes y que atravesará por primera vez una campaña invernal, con la celebración en medio del Día de la Constitución en un momento en que casi todos los partidos prometen reformarla en profundidad, en ambiente prenavideño y con varios frentes abiertos en la política interna (Cataluña) y externa (la lucha contra el terrorismo yihadista).
La campaña, por lo tanto, se adivina "dura", táctica y al ataque, y se antoja decisiva, tal y como anticipan los datos del CIS, para terminar decantando el voto del 40% de los ciudadanos que no tiene decidido aún a quién votar y que podrían decidir no solo quién gana, sino si obtiene una mayoría suficiente.
La precampaña, un ‘show’ televisivo
Antes de que se peguen los primeros carteles esta noche ya se habrá celebrado un buen número de debates electorales entre los principales candidatos (un doble cara a cara Ciudadanos-Podemos en un bar y en una universidad, un debate entre los tres principales opositores al Gobierno y un puñado de debates sectoriales), sometidos no solo a entrevistas sino al escrutinio directo de los ciudadanos.
Pero lo más singular es que los políticos llevan protagonizando una inmersión sin precedentes, por extendida y prolífica, en programas televisivos de entretenimiento para tratar de captar la atención de millones de votantes propios a los que movilizar, indecisos con los que empatizar y alejados a los que tratar de captar.
Por eso, se ha visto a candidatos en globo, escalando, en un rally, cantando y tocando la guitarra, jugando al tenis de mesa o al jugando al tenis de mesafutbolín... La precampaña ha sido extraordinariamente competida y cargada de información y entretenimiento.
En este juego, la televisión sigue siendo el medio estrella, pero los partidos no descuidan el acercamiento a los votantes a través de internet y las redes sociales, con la proliferación de vídeos, campañas y contenidos virales de todo tipo que tanto partidos como usuarios amplifican.
En especial, a costa de las anécdotas o errores que se vayan produciendo, como se ha visto hace pocos días con la bibliografía de Kant o la colleja de Rajoy a su hijo. Se espera mucha publicidad, de la negativa, mensajes que critiquen al otro y además sorprendan y logren notoriedad, porque la competencia es altísima y las distancias, pequeñas.
Los debates, a debate
Ello no impedirá que los cauces de información electoral tradicional sigan siendo importantes. Y el mayor evento mediático de una campaña electoral siguen siendo los debates televisados.
A los ya vividos en precampaña, se añadirán un debate en TVE entre ocho formaciones políticas, un debate a cuatro entre PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos al que Mariano Rajoy no acudirá, porque ha optado por estar presente solo en un debate, el “tradicional” cara a cara con el líder de la oposición -que será el día 14-. Una decisión que, valga la redundancia, ha generado también su propio debate político y mediático.
La campaña del 20D será novedosa por varios motivos que vienen a revelar que la política española vive un momento histórico.
Entre las novedades, llama la atención que solo repita el candidato del partido en el Gobierno, Mariano Rajoy, un veterano que supera los 60 años frente a unos contrincantes que no llegan a los 40 (Rivera e Iglesias), que los superan por poco (Sánchez, Herzog) o que apenas tienen la treintena (Garzón).
Es la campaña de los emergentes, de Ciudadanos y Podemos, nuevos actores políticos que han sacudido el sistema y miden ahora su propia madurez. Otros partidos asentados en el ecosistema político, sin embargo, se juegan la supervivencia: es el caso de IU, UPyD y la escindida Unió, que llegan a la campaña con la pervivencia de sus proyectos como principal objetivo.
La crisis, lo nuevo-viejo y la regeneración
Los mensajes no jugarán únicamente con la clásica pregunta que se hace a los electores para decidir el signo de su voto: “¿Está usted mejor que hace cuatro años?”. Lo que podía valer para 2011 ya no vale para 2015.
La agenda de los temas que se tocarán ya no trata solo del balance de la gestión de la crisis. Ahora se hablará de la recuperación y de cómo encauzarla para convertirla en empleo y en bienestar. Se hablará de competitividad y de derechos sociales y se prometerá mucho dinero -ya se han prometido cientos de miles de millones antes de empezar la campaña-.
En los discursos, las tradicionales distinciones ideológicas entre izquierda y derecha no definirán en exclusiva el voto. Aunque siguen presentes, compartirán protagonismo y mensajes con la idea de lo “nuevo” y lo “viejo”. Continuidad o cambio, renovación o alternativa, son desde hace tiempo las ideas sobre las que pivotan los partidos.
Y ahí entra la regeneración política. Más que nunca en estas elecciones los partidos hablan de cambiar las reglas fundamentales: la ley electoral, la Constitución, reformar el sistema político, abrir los partidos a la participación, la lucha contra la corrupción y las llamadas puertas giratorias, etc.
Y, capítulo aparte, el modelo territorial, empezando por la gran crisis política abierta en Cataluña con el desafío independentista catalán. Sin embargo, el tema más candente de la política actual llega en cierto modo “congelado” a estas elecciones invernales, toda vez que el Tribunal Constitucional ha anulado la resolución del Parlament catalán impulsada por Junts pel Sí y la CUP para abrir una hoja de ruta hacia la independencia de Cataluña en 18 meses y que la solución al dilema de la investidura de Artur Mas ha quedado aplazada al menos hasta que el partido antisistema reúna a su Asamblea el 27 de diciembre, una semana después de las elecciones.
Duelos en las grandes ciudades y brega en las pequeñas
Comienza la campaña, y los partidos no van a dejar de moverse, centrando su presencia, eso sí, en los territorios clave para la organización donde tienen posibilidad de sumar más escaños.
Así, el PP tiene previsto concentrar sus actos en Andalucía, Madrid y Valencia, en una campaña en la que también recorrerá muchos pueblos y provincias pequeñas, donde trata de asegurar votos que le son tradicionalmente propicios para frenar el ascenso de Ciudadanos en provincias en las que están en juego tres, cuatro o cinco escaños. En la estrategia del PP habrá más actos en las plazas y paseos por las calles que grandes mítines en polideportivos y plazas de toros.
Por su parte, el PSOE centra más su campaña en grandes ciudades, sobre todo en Madrid (será la comunidad que más visite Pedro Sánchez, hasta cuatro veces) y viajará mucho; estará al menos en 13 comunidades autónomas (salvo Canarias, Cantabria y Navarra), y se dejará ver más de una vez en Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana.
Ciudadanos se centrará en las comunidades más pobladas: Madrid, Andalucía, Cataluña y las del Mediterráneo, pero también tratará de llegar a provincias del interior donde su ascenso en los últimos meses le ha llevado a poder competir por escaños, por ejemplo en Castilla y León.
Podemos, que tiene sus puntos fuertes en las capitales donde gobierna, como Madrid, Barcelona, Zaragoza, La Coruña o Cádiz, también competirá por los votos en las circunscripciones más grandes y donde se ha aliado con otras formaciones, como en Galicia o la Comunidad Valenciana.
IU volcará sus fuerzas en provincias como Madrid, Sevilla, Málaga, Valencia, Asturias o Zaragoza y evitará Cataluña y Galicia, los dos territorios en los que se presenta junto a Podemos. UPyD centrará en Madrid la campaña electoral con la que concurrirá a las generales, por ser la 'plaza' donde tienen más opciones para su cabeza de lista, Andrés Herzog.
Los líderes, al escenario
Los líderes más totémicos de los partidos también serán movilizados. No será el caso del PP, que ha preferido prescindir del concurso en los mítines de un José María Aznar que hasta ahora no se había perdido unas elecciones generales.
Pero sí el de Pedro Sánchez se hará acompañar de todos los exlíderes de su partido, Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, desplegados con o sin él en diferentes escenarios.
También Artur Mas, aún presidente de la Generalitat en funciones, tendrá un papel destacado en la campaña de CDC (que lidera la coalición Democràcia y Llibertat) para reivindicar el proceso abierto en Cataluña.