Toshiba planea 7.000 despidos y la venta de activos para subsanar el agujero oculto al manipular sus cuentas

• Suprimirá gran parte de esos empleos en su rama de aparatos domésticos
• Pretende vender sus filiales de soluciones para minoristas y equipos médicos

Varios televisores Toshiba Ultra HD 4K en la feria de electrónica de consumo en Las Vegas.

El gigante japonés Toshiba -afectado por el escándalo de la manipulación de sus cuentas- quiere eliminar hasta 7.000 empleos, la mayoría de ellos en su división de electrónica de consumo, y deshacerse de sus participaciones en dos subsidiarias, según ha informado este martes el diario económico Nikkei.

La rama de electrónica más afectada por este recorte sería la que se denomina "estilo de vida", la división que genera más pérdidas en la actualidad a Toshiba y que emplea ahora a más de 24.000 personas en Japón y otros países. De momento, se desconoce cómo se distribuirían exactamente los recortes, aunque se sabe que parte de los despidos se producirían en una planta que fabrica televisores y ordenadores en Tokio, cuya actividad la empresa quiere reducir desde hace tiempo.

Las ventas de esa rama del negocio cayeron un 10% el pasado ejercicio y además su pérdida operativa fue 109.700 millones de yenes (823 millones de euros).

Venta de la rama para minoristas y los equipos de diagnóstico médico

Según Nikkei, la empresa también está pensando en deshacerse de su cartera en Toshiba Tec, dedicada a soluciones para negocios minoristas, y también de parte de su unidad de equipamiento de diagnóstico por imagen para hospitales, Toshiba Medical Systems.

Con esas ventas de activos pretende obtener una liquidez que le permita llevar a cabo el plan de reestructuración en sus deficitarias ramas de televisores o dispositivos electrónicos.

Tras conocerse los planes de la empresa, los títulos de Toshiba y de Toshiba Tec se revalorizaron en la Bolsa de Tokio un 0,92% y un 8,59%, respectivamente, en el primer tramo de la sesión.

Tras destaparse este año el fraude de Toshiba, la empresa ha reconocido que entre 2007 y 2014 sobrestimó sus ingresos por ventas en 224.800 millones de yenes (1.680 millones de euros). También ha admitido que infló su resultado operativo en 155.200 millones de yenes (1.160 millones de euros), en lo que es uno de los mayores escándalos financieros en Japón de los últimos años.