'Vuelos', la danza inspirada en Leonardo que da alas a la fantasía de los más pequeños
- Aracaladanza sube al escenario el universo de Leonardo da Vinci
- Un trabajo original y metafórico destinado a un público infantil
Leonardo da Vinci corrió tras la utopía a través de múltiples saberes, dio alas a su imaginación sin freno e ideó ingeniosos artefactos para surcar el cielo en su obsesión por desentrañar los mecanismos del vuelo, y de esta forma emular a los pájaros.
Esta última faceta del siempre fascinante genio renacentista, es la inspiración que ha guiado Vuelos, la última obra de la compañía Aracaladanza, destinada a un público infantil y familiar, que se representa en el Teatro La Abadía de Madrid hasta el 3 de enero.
El universo de Leonardo se sube al escenario en una nueva vuelta de tuerca en un trabajo conceptual y de síntesis aplicado a la danza contemporánea.
La propuesta ha sido creada por el mismo equipo artístico de la exitosa trilogía de artistas plásticos basada en El Bosco, Magritte y Miró, que ha cautivado a los espectadores por su belleza y calidad en multitud de festivales.
“Nosotros no mostramos obras con personajes. Es una sucesión de imágenes que pretenden sugerir, y obligan al espectador a identificarse con lo que más le guste y disfrutar de forma diferente”, señala en conversación con RTVE.es Enrique Cabrera, director y coreógrafo de Aracaladanza e “ideólogo” de Vuelos.
Autómatas y espejos que bailan
En la representación cinco bailarines interaccionan con objetos, una de las señas de identidad del grupo artístico, en una suerte de simbiosis en la que espejos, en clara alusión a los inventos “leonardescos”, autómatas y juguetes alados se transforman en danzantes.
El conjunto ofrece una visión hipnótica y delicadamente hermosa que invita a dejar volar la fantasía, apuntalada con música y proyecciones de video perfectamente integradas.
Sobresale la escenografía y el vestuario, del que hay varios cambios sobre la marcha que ofrecen diferentes escenas, a cargo de la multigalardonada figurinista Elisa Sanz.
El espacio escénico evoca una estética del Renacimiento en la que predomina el color amarillento de los pergaminos desgastados y la opulencia del rojo de la nobleza italiana, en una selección en la que las tonalidades mantienen un significado preciso a los ojos infantiles.
“No metemos color por meter aunque sea para niños. Todo está muy pensado y cada tonalidad tiene su sentido en el conjunto”, puntualiza Enrique Cabrera.
Vuelos mantiene pegados en el asiento durante 50 minutos y –milagrosamente absortos- a chavales de todas las edades en una propuesta original y detallista que acerca la danza de otra forma a los más pequeños.
“En general estamos comprobando que se quedan muy atentos y eso que es muy difícil dejarles perplejos. El niño como espectador está libre de prejuicios, se sienta a disfrutar y no intelectualiza todo. Esa es una capacidad que hemos perdido los adultos”, señala el director de la compañía que tiene su sede en Madrid y que en 2010 se alzó con el premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud por sus innovadores proyectos que desarrollan desde hace dos décadas sobre las tablas.