'Steve Jobs', Aaron Sorkin cuestiona el culto al creador de Apple
- Se estrena la película dirigida por Danny Boyle y protagonizada por Michael Fassbender
Cuando Steve Jobs asumió que su enfermedad no tenía salida, contactó con el escritor Walter Isaacson para que escribiese su biografía. La elección da la medida de su ego: Isaacson era el biógrafo de Albert Einstein. Como gran seductor que era, logró convencerle. Y de ese libro parte Steve Jobs, la película con vocación de ser 'la definitiva' sobre el creador de Apple. El 1 de enero se estrena en España.
Dirigida por Danny Boyle (Trainspotting, Slumdog millionaire) y con el infalible Michael Fassbender como Jobs, el espectáculo de la película pertenece a su guionista a Aaron Sorkin. Hábilmente construye una trama teatral en tres actos: los minutos previos a tres presentaciones de productos en las que los fantasmas y cadáveres de Jobs aparecer para confrontarse con él. Con esa estructura, Sorkin se asegura no fallar, pero tampoco puede destacar.
Steve Jobs no es, por tanto, una biografía. Los personajes hablan en dialecto sorkiano, es decir, un relampagueo de réplicas y contrarreplicas.Como personaje narrativo, Jobs encaja en el arquetipo de cualquier protagonista de la 'edad de oro' de las series de televisión: no importan los comportamientos mezquinos, si tiene talento profesional, el espectador empatiza.
La película muestra lo que se sabía o intuía: que Jobs fue un emprendedor, un gran vendedor, negociador y descubridor de talentos, y, por otro lado, un hombre poco empático y tiránico. Esto último no invalida la admiración que reciben muchos genios de la historia, así que la verdadera pregunta es: ¿merece realmente Steve Jobs ese calificativo?
El talento informático de Apple Steve Wozniak, por boca de un rotundo Seth Rogen, lo expresa directamente: “No eres un programador, no eres un ingeniero, no eres un diseñador. ¿Por qué tengo que escuchar 10 veces al día que Steve Jobs es un genio?”.
Primera idea: Jobs no era solo un mago del márketing de sus productos, también era un maestro de vender el producto Jobs. Se comparaba con Julio César, por su poder y por su desconfianza en su entorno, pero vestía la visión de Apple, es decir de él mismo, de figuras positivas de la creatividad como Bob Dylan, Pablo Picasso o Alan Touring.
Jobs fue un hijo adoptado y la película apunta a un vacío afectivo responsable de que no acepte a su propia hija. Kate Winslet es Joanna Hoffman, el brazo derecho de Jobs, y Jeff Daniels es John Sculley, expresidente ejecutivo de Apple, el hombre que expulsó a Jobs de su propia empresa.
Si la Steve Jobs funciona es porque Sorkin también cree en Jobs, lo que conduce a veces a momentos cuasicómicos como señalar las presentaciones de productos de Apple como eventos cruciales de la humanidad, o la creación del ipod como actor de amor de un padre a una hija.
¿Por qué pues deberíamos rendirnos ante Jobs? Si su talento residía en la concepción del diseño, Sorkin reserva a Lisa, la hija de Jobs, la puya definitiva cuando califica el imac de cacharro. Basta repasar 30 años de productos para darse cuenta de lo efímero de la gloria del diseño de los productos Apple. En retrospectiva tienen que ver más con la moda que con la atemporalidad de la Bauhaus tan adorada por el líder de Apple. Respecto a Jobs, el tiempo dirá.